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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 29 de mayo de 2023

San Isidro/23: ¿Hace falta cortar orejas? / por Antolín Castro

"...Tres series monumentales al natural al toro Aviador, único al que se puede decir que embistió con codicia, emocionaron y pusieron la plaza en pie -algunos naturales para enmarcar por la forma de embarcar y pasarse al toro por la faja-, y entre ellos los considerados aficionados más exigentes, y parecía que hoy iba a ser el día, cuando menos lo merecía, en el que la espada no le jugara una mala pasada..."

San Isidro/23: ¿Hace falta cortar orejas?
Antolín Castro
Opinión y Toros/28 Mayo 2023
Si alguien esperaba la presencia de Pablo Iglesias en la plaza tras la invitación que le hiciera Román días atrás, no llegó. Quien sí llegó, y cómo, fue Robleño.

Normal que no asistiera Iglesias, no le gustan los toros, le gusta más verlos… prohibidos, y mucho menos le gustan en Madrid, desde donde ya le echaron de la política las urnas hace dos años y parece que a su partido Podemos les pueden echar hoy mismo. O sea, que ir pa na es tontería. Él se lo ha perdido.

Román se presentó, como también lo hizo Robleño y Garrido y para cada uno de ellos había reservado un resultado diferente.

El político se perdió a Fernando Robleño quien, una vez más, cuajó un toro con la mano izquierda y una vez más lo pinchó. En las anteriores ocasiones, sobre todo en el septiembre pasado, con el mismo vestido que hoy, no se pudo estar mejor, más entregado con aquel toro de Escolar, hoy con el de Adolfo ha rayado a gran altura en cuanto le cogió la distancia y la velocidad con la mano izquierda.

Tres series monumentales al natural al toro Aviador, único al que se puede decir que embistió con codicia, emocionaron y pusieron la plaza en pie -algunos naturales para enmarcar por la forma de embarcar y pasarse al toro por la faja-, y entre ellos los considerados aficionados más exigentes, y parecía que hoy iba a ser el día, cuando menos lo merecía, en el que la espada no le jugara una mala pasada. No fue así, pinchó a la primera y agarró una entera al segundo envite. La gente puesta en pie exigía la oreja y ese presidente censurado por regalador se puso estrecho hoy con los mejores naturales de la feria. No hubo oreja.

Ni falta que hace cuando se trata de degustar el buen toreo, la entrega y la verdad. ¿Hacen falta las orejas? Eso nos preguntábamos cuando le han aclamado en la vuelta al ruedo y, finalmente, le han obligado a dar otra vuelta más. De seguro se puede afirmar que la vuelta de Robleño ha sido la más aclamada de la feria, todo ello sin despojos en la mano. El torero madrileño ya es un triunfador del ciclo, allá penas si no ha cortado oreja alguna, esas vueltas al ruedo suman mucho más que esas orejas regaladas que incluso han sacado a algún diestro en hombros.

Su compañero José Garrido terminó en la enfermería en los primeros compases de su primer toro, quien le administró una fea voltereta y en el suelo hizo presa en él. Maltrecho y desmadejado se levantó del suelo y hubieron de llevarle a la enfermería las asistencias. Después supimos que herido gravemente.

Román, como decíamos en el preámbulo, si se presentó a la hora del paseíllo y venía con las mismas ganas que el pasado miércoles. Pero hoy todo fue distinto, los toros de Adolfo, mató tres por el percance del extremeño, no le dieron oportunidad alguna ni siquiera para arriesgar.

Los toros de Adolfo Martín, más o menos cárdenos como siempre, bien presentados como casi siempre y de mal juego en general. Mansos, parados, blandos y hasta saltó al callejón violentamente el último, saliendo cojitranco del golpazo. Se devolvió y el sobrero de Pallarés desentonó del trapío, presentándose escurrido y altón. Tampoco dio juego alguno.

Hoy vibramos con los naturales y las vueltas al ruedo de un torero que no necesita orejas para estar en la mente de todos los aficionados. Más a más, ha de estarlo también en la agenda de todas las empresas.

En cuanto a las buenas actuaciones en la feria por parte de las cuadrillas, hoy fue el turno de José Chacón y Fernando Sánchez, ovacionados tras enormes pares de banderillas.

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