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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 14 de mayo de 2023

Madrid. Un entierro de tercera / por Pla Ventura

"...Toros anodinos, sin fuerzas, sin casta, sin el menor atisbo de bravura que, una vez más la afición de Madrid ha tenido que soportar..."

Un entierro de tercera
Pla Ventura
Toros de Lidia/14 mayo, 2023
Pocos recuerdos quedarán de la corrida mixta en Madrid en que, Diego Ventura, Paco Ureña y Ginés Marín, por mucho que algunos se esfuercen apenas nadie recordará pasaje alguno. Dos toros de Moura para Ventura y cuatro de Montalvo para los actuantes de luces. Toros anodinos, sin fuerzas, sin casta, sin el menor atisbo de bravura que, una vez más la afición de Madrid ha tenido que soportar. Más que una corrida toros era un funeral de tercera. Eso sí, la gente tenía ganas de toros y Ventura, al parecer, dados sus grandes éxitos en esta plaza la gente quería verle. Casi lleno absoluto que dice mucho de la afición de Madrid que, tras el festejo todos han salido enojados porque se esperaba mucho y no ha habido casi de nada.

Ventura es un rejoneador constatado, el que más veces ha salido por la puerta grande de Madrid, un rey en su menester pero que en esta ocasión se ha quedado a las puertas de todo. A su primero lo ha lidiado como si estuviera en su casa porque el animal no trasmitía nada y, en su segundo, con más brío en sus acometidas ha estado fantástico el rejoneador que ha cortado una oreja.

Paco Ureña venía a Madrid ilusionado tras todas las putadas que tuvo que soportar el pasado año, tanto de la empresa de Madrid como de otros muchos empresarios. No ha podido ser porque Ureña para que su toreo conecte con los graderíos, algo que demostró muchas veces en Madrid, necesita del toro encastado y en esta ocasión ha tenido que enfrentarse a dos animales moribundos que no le aportarán gloria alguna. Da pena ver a este hombre con esos toros, como si ejerciera de enfermero como lo hacía el rey de la camilla, es decir, Enrique Ponce. Actuación para olvidar y a rezar para que los Victorinos le embistan puesto que, de lo contrario, se quedará en el banquillo una vez más.

Ginés Marín ha cortado una oreja en el último por una faena pulcra sin el menor atisbo de emoción pero, como con la espada anda sensacional, unos cuantos han pedido el trofeo y el presidente no lo ha dudado. Faena correcta de Marín que, como decían los comentaristas, sin toro, ha toreado y eso tiene mucha gracia. Ha aprovechado la inercia del animal que era muy noble para recetarle pases de gran suavidad por ambas manos pero, ¿qué hacemos con la emoción, por dónde andaba? No existía porque el animal era la antítesis de lo que debe ser un toro bravo, otra cosa es que sea noble y pase y vuelva. Oreja pueblerina que no sabe a nada y, Ginés Marín lo sabe pero como toda piedra hace pared, un trofeo más para el torero más triste de la historia. De su primero mejor no hablemos. Otro burro con cuernos. Siempre hemos creído que este tipo de toros se los llevaban las figuras pero, que caigan en las manos de los segundones, eso ya tiene su mérito.

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