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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 15 de mayo de 2024

Cuarta de San Isidro (Novillada).- LA EMOCIÓN AUSENTE / por Juan Miguel Núñez Batlles


Cuarta de San Isidro. Casi tres cuartos en tarde desapacible, de viento y frío, con sirimiri final. Novillos de Montealto. Correctos de presentación
Diego Bastos: estocada delantera y atravesada, y estocada (silencio); y estocada (silencio).
Nek Romero: pinchazo, otro hondo y dos descabellos (silencio tras aviso); y estocada (ovación).
Samuel Navalón: estocada muy trasera (vuelta tras petición); y dos pinchazos, estocada y descabello (silencio tras dos avisos).

LA EMOCIÓN AUSENTE

Juan Miguel Núñez Batlles
"Estudia, hijo, estudia", es el soniquete de muchos padres estos días de exámenes en fin de curso en colegios, institutos y universidades. Es también la cantinela de siempre en muchas novilladas, más en la Feria de San Isidro, y todavía más cuando el actuante hace su primer paseíllo en Las Ventas.

El examen ante "la cátedra" es en muchos casos, por no decir siempre, transcendental. Ahí se espera todo del debutante, que podrá tener una carrera más o menos fácil a partir de esta comparecencia según la actitud y aptitud mostradas.

El simil empleado para entender la situación de estos y otros muchos novilleros, viene a propósito de uno de esos gritos que a veces son sentencias, que, aprovechando algún silencio en la tarde cuando ya el joven espada ha dicho lo que tenía que decir, fulmina sus ilusiones y esperanzas con la despiadada recomendación de "no dejes de estudiar, chico, no dejes de estudiar".

Pues algo parecido, sin pretender hacer sangre, sintetiza la tarde de los tres comparecientes, a los que también habría que juzgar con las indulgencias de haber tenido en contra, por un lado, el viento, que molestó mucho, a veces haciendo imposible el toreo, y por otro, y más transcendente, que los novillos de Montealto, en conjunto, aunque caben muchas matizaciones, tampoco dieron tantas facilidades para llegar al triunfo.

Novillos sin emoción y novilleros sin emoción, resume el título de esta crónica.

Se podía esperar más de los astados de Montealto. Y desde luego más de la terna.

Noblón y sin chispa el primero, que acabó poniéndose en contra cuando Bastos, más pendiente de lucir figura que de imponer mando, dejó que le tropezara mucho el engaño. El rebrincado cuarto, casi siempre con la cara alta, le quitó pronto los ánimos.

Nek (vaya nombrecito para anunciarse como torero) se impuso por momentos al manso y protestón segundo, lo mejor en dos tandas a derechas al comienzo, sin embargo, terminó perdiéndose entre desarmes. Y fue imperdonable que no se entendiera con el buen quinto, el mejor del envío. Nex esta vez inició faena airosa con pases cambiados que hicieron presumir algo muy bueno. El novillo, con chispa, daba importancia al trasteo, que, sin embargo, fue poco eficaz, también porque el viento impedía sacarlo de las rayas para fuera, haciéndose cada vez más fuerte. No obstante, también le bajó la mano allí. Y por momentos se pensó que cortaría la oreja, empero, que la lluvia se llevó tras la estocada.

Navalón, con el lote más facil, no hizo si no mostrar notables carencias. Novillo de triunfo grande el tercero, de embestida muy clara, desplazándose con nobleza aún sin terminar de humillar lo suficiente. Por momentos parecía que sí por parte del novillero, que se desenvolvía fácil, sin embargo, ay, tan fácil que le faltó mayor compromiso, más ajuste en la interpretación. Y los atropellos finales y la muy deficiente colocación de la espada se encargaron de dejar todo en una vuelta al ruedo, y eso que hubo muchos pañuelos en la petición de trofeo.

El sexto, otro "montealto" que desarrolló nobleza pero ninguna emoción, ya no le permitió ir más allá de los buenos y fracasados deseos.

FICHA DEL FESTEJO
Cuarta de San Isidro. Casi tres cuartos en tarde desapacible, de viento y frío, con sirimiri final. Novillos de Montealto. Correctos de presentación

Diego Bastos: estocada delantera y atravesada, y estocada (silencio); y estocada (silencio).

Nek Romero: pinchazo, otro hondo y dos descabellos (silencio tras aviso); y estocada (ovación).

Samuel Navalón: estocada muy trasera (vuelta tras petición); y dos pinchazos, estocada y descabello (silencio tras dos avisos).

En cuadrillas, José Manuel Más bregó con eficacia y lucimiento en el quinto, en el que Víctor del Pozo se desmonteró tras banderillearlo también con guapeza y arrojo.

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