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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 5 de octubre de 2024

Feria de Otoño. Cuando la murria entra por el Puerto, la tarde se va por el Ventanuco, con el huidizo Manzanares, Román y Tomás "Sermo Vulgaris" Rufo. Márquez & Moore

Román

"..Lo gracioso de estos lisarnasios del Puerto es que si te miras esos cuadros sinópticos que dan con el programa, proceden de todo lo que se les ha ido ocurriendo: Saltillo, Murube, Carriquiri, Atanasio, Machaquito, Juan Pedro, Contreras… todos tienen su cajita correspondiente y si no han puesto más ganaderías es porque la hoja es de reducido tamaño, que si llega a ser un folio ahí estaría puesto hasta el Barbero de Utrera, todo orientado a crear confusión y a tratar de vender esta alpaca como plata de ley.."


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
De la misma manera que cuando ves unos nubarrones bien negros que se acercan se barrunta la tormenta que va a caer, asimismo subíamos las escaleras de la plaza hacia la localidad con la premonición de que la que nos iba a caer iba a ser menuda, sabiendo que los toros -por llamarles algo- que estaban apuntados para hoy eran de esa inmundicia ganadera llamada Puerto de San Lorenzo. Mientras ojeábamos la ficha que va con el programa nos dimos cuenta, las desgracias nunca vienen solas, de que ni siquiera había seis toros -llamémosles así- para Madrid en toda la extensión del Puerto de la Calderilla y tuvieron que echar mano de la calderilla de La Ventana del Puerto, esa ventana ciega que no da a parte alguna, para remendar el 33,3% del encierro, y si no quieres caldo, toma dos tazas. Ya hemos dicho unas cuantas veces que la mejor decisión que podía tomar don Lorenzo Fraile Martín era la de sacrificar toda la ganadería: los toros de saca, los utreros, los erales, las vacas, los sementales, todos en fila hacia la extinción, e incluso echar a la lumbre las pajuelas para exterminar de la faz de la tierra esta charlotada de ganadería y poder dedicarse a lo que se le da bien, al charolais, a la pardo alpina, a la retinta, a la casina o ¿por qué no? a la morucha que es lo que verdaderamente bordan. 
Y lo mismo le decimos a don José Juan Fraile Maceín con su desvencijado ventanuco, que no pase más fatigas con esa irrisión que cría y se dedique a las ovejas o mejor a las cabras, que también tienen sus cuernos, aunque estén vueltos para atrás, que por cuernos no quede la cosa. Por supuesto que nadie se podía esperar que de los cuatro del Puerto de San Lorenzo uno iba a ser expulsado de la Plaza en pos de los bueyes sabios de Florito y que, cosas del destino, en vez de soltar de primer sobrero a uno que había por allí del la tal Ventana del Puerto, para que la cosa se quedase en tres y tres, prefirieron dar la sorpresa de echar uno de Juan Pedro Domecq, que lo mismo que estaba de sobrero podía haber estado tirando de un carro.

Lo gracioso de estos lisarnasios del Puerto es que si te miras esos cuadros sinópticos que dan con el programa, proceden de todo lo que se les ha ido ocurriendo: Saltillo, Murube, Carriquiri, Atanasio, Machaquito, Juan Pedro, Contreras… todos tienen su cajita correspondiente y si no han puesto más ganaderías es porque la hoja es de reducido tamaño, que si llega a ser un folio ahí estaría puesto hasta el Barbero de Utrera, todo orientado a crear confusión y a tratar de vender esta alpaca como plata de ley.

Para la cosa de la lidia de los PDSL y de la VDP más el sobrero de JP se trajeron a José María Manzanares, Román y Tomás Rufo.

A Manzanares también podríamos llamarle Manzahuye, después de la espantada que protagonizó el pasado agosto en Linares, de donde salió de naja junto con el de La Puebla, a la vista de la pavorosa encerrona que les habían preparado, o sea que había que usar algo más el serrucho o no toreaban. Pues bien, aquí tenemos en Madrid al huidizo José María cuyos hitos en Las Ventas corresponden a los años 2011, con un toro del Cuvillo, y 2016 con otro de Victoriano del Río, trayendo de nuevo la evidencia de que es carne de retirada, y en ese sentido le animamos, que estamos dispuestos a regalarle las orejas que le hagan falta si se compromete a salir por la puerta grande e irse para no volver tras sus veintiún años de alternativa y sus frecuentes problemas de salud. 

A su primero ni lo picaron y, en el trasteo, consiguió el evadido soliviantar al respetable por su descolocación, su ventaja y su indolencia. Mal a espadas. Tocó fondo en su segundo al que Paco María le picó por él y por lo que no le habían picado al primero. Con ese toro de movilidad reducida y las pocas ganas que demostraba El Fugitivo las gentes se soliviantaron de nuevo afeando al prófugo su manera de desentenderse del asunto que le había llevado a Las Ventas vestido de grana y oro con cabos blancos. A espadas también mal.

Con la alegría que le es propia se aprestó Román a dar fiesta a su primero, al que hizo galopar hasta el platillo donde le esperaba él, de azul cielo y azabache, en un inicio muy al gusto de Madrid. Lástima que el morucho manso y rajado tuviese más interés en largarse que en atender los cites del valenciano, que trabajó lo suyo para atraer la atención del morlaco. Lo mandó al mundo de irás y no volverás con media estocada y un descabello. Su segundo, con la tarde en caída libre, era de los del Ventanuco y no quiso defraudar su origen, presentando un exasperante catálogo de endeblez, falta de coordinación y sosería. Se llevó media estocada baja pero lo que merecía era un golletazo.

La primera bazofia de Tomás Rufo, berenjena y oro, fue expulsada de la plaza con el trapo verde sin que nadie derramara una lágrima por él, que se hizo pupa en la mano, y en su lugar salió el de Juan Pedro al que recibió de rodillas y al que no consiguió desentrañar el misterio de cuál era el sitio donde debía torearle. Así se produjo una sucesión de pases van, pases vienen sin que la cosa tuviera visos de que iba a llegar a ser cantada en las coplas, por lo que Rufo se aprestó a dejar un bajonazo que mandó al Juampedro junto al Creador. 
El sexto es el que, a los ojos de los ganaderos, justificará sin duda su incompetencia. Parecía que el animal tenía algo más de viveza que sus predecesores y ahí se fue Rufo a enjaretar unas verónicas que fueron saludadas por el hastiado público como el maná. El trasteo del toledano, de una supina vulgaridad y ventajismo, fue muy jaleado, que esas cosas pasan, como también fue medido por la concurrencia menos conformista. La faena y el toro, a menos. Y después la estocada medio dentro o medio fuera, elija cada cual lo que le convenga, y un descabello pusieron punto final a esta tarde aciaga protagonizada de manera estelar por la ganadería titular y la del remiendo, que el año próximo volverán a venir a Las Ventas cuantas veces quieran, sin que nadie ponga freno a ese desatino.

Román

ANDREW MOORE

Y vosotros vustedes, ¿qué decís que soy yo?


Manzanas traigo










FIN

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