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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 5 de octubre de 2024

LAS VENTAS. FERIA DE OTOÑO. RUFO, GRAN EXCEPCIÓN DE UNA DECEPCIONANTE CORRIDA / por Juan Miguel Núñez Batlles

Tomás Rufo: petición insuficiente y vuelta al ruedo

Una corrida que enfadó a todos desde
 que se hizo público el cartel.

Las Ventas.- Cuarto Festejo de la Feria de Otoño (2ª Corrida) y número 56 de la Temporada.
RUFO, GRAN EXCEPCIÓN DE UNA DECEPCIONANTE
CORRIDA

Juan Miguel Núñez Batlles
Madrid, 5 Octubre 2024
No hubo más en la tarde que una torerísima actuación de Tomás Rufo en el toro que cerró el festejo, sin embargo, con la negación en contra de los eternos protestones de Las Ventas. De alguna manera Rufo pagó el cabreo colectivo por circunstancias ajenas a la buena actuación que cumplió. Incomprensible, e injusto.

Una corrida que enfadó a todos desde que se hizo público el cartel.

Pues hay veces que no se entiende lo de los premios y castigos en el toreo en base a triunfos y fracasos. Y no había ninguna razón para que hoy se volviese a lidiar en Madrid una corrida de El Puerto de San Lorenzo, ganadería que va de petardo en petardo en esta plaza. Este mismo año, dos grandes fiascos en el pasado San Isidro; otra desastrosa comparecencia el año anterior... y no es cosa de castigar la memoria para referirse a más descalabros de los dos hierros y divisas de esta casa ganadera.

Mil veces se viene censurando su contratación para Madrid. Pero la empresa, erre que erre hasta hoy que casi se sale con la suya. Pues al final, y cuando menos se esperaba, se ha lidiado una corrida del Puerto que no ha propiciado el sonoro escandalo de otras veces. Pero toros al fín y al cabo sin más posibilidades que las que surgieron del esfuerzo y el talento un poco de Román y sobre todo de Rufo.

Porque, con más o menos suficiencia, han sido los toreros quienes han sabido aportar las deficiencias del ganado para evitar nuevos berrinches. Un ganado mansito, o mansurrón, término éste utilizado en la jerga para evitar mayores descalificaciones cuando la mansedumbre lo inunda todo.

El primero de la tarde estuvo tres veces en el caballo, yéndose suelto las tres. Y ahí empezaron las sospechas; aunque no tanto de Manzanares, que todavía creyó en las posibilidades del animalito, que no le molestaría lo más mínimo, como del público, esa sabia afición madrileña, que no tardó en censurar la mortecina embestida, y sobre todo la ventajista colocación del torero en los cites, lo que se dice fuera de cacho. En el cuarto, con otro toro que se apagó a las primeras de cambio, simulacro de faena.

El segundo, primero de Román, aguantó algo más en el peto, sin embargo, fueron sólo las apariencias puesto que apenas le apretó el piquero. Román quiso darle distancia citándole desde las tablas a la boca de riego, para lucir una supuesta bravura; craso error que hubo de rectificar enseguida para acabar también cambiándole terrenos y poder aprovechar querencias. Eso sí, fue prometedor el inicio del trasteo, dos tandas cortas a derechas con cierto temple y dominio, con evidente gusto. Pero hasta ahí. No funcionó más el toro, y tampoco fue efectiva la espada.

El quinto, otra birria de toro (después de tanta decepción ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre), fue imposible para hacer el toreo, sin pasar de las medias y tardas arrancadas, y saliendo de los pocos muletazos que se llevó siempre con la cara arriba.

Rufo ya traía la lección aprendida cuando saltó a la arena el tercero, primero de los suyos, que a postre sería un sobrero de Juan Pedro Domecq, con tan escasas posibilidades que los demás. Así que le dió todos los desahogos posibles, sin obligarle lo más mínimo. Tras la apertura del trasteo, con las dos rodillas en tierra, y ya en la vertical, el toro fue parándose, sin terminar de pasar. Gritos en el tendido de "¡toros, toros!" acompañados de palmas de tango. La escena en el ruedo es imaginable.

Cambió el panorama, no obstante, en el sexto, gracias sin duda a la buena técnica y exquisita torería de Rufo. Velocidad, distancia y altura para afianzar al toro, que no tuvo más opción que echarse para adelante. Las formas de Rufo encantaron a la mayoría, provocando los únicos olés rotundos en la tarde. Claro que el discordante y vociferante tendido "siete" esta vez no quiso estar de acuerdo, protestando siempre al final de las largas ovaciones que refrendaban los finales de serie. Sin duda ese tratamiento a Rufo lleva implícito el reconocimiento de figura.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuarta función de la Feria de Otoño. Corrida. Lleno sin apreturas en tarde deliciosamente otoñal.

Toros de El Puerto de San Lorenzo -cuarto y quinto con el hierro de La Ventana del Puerto, del mismo hierro y casa ganadera-, aceptablemente presentados, mansos y deslucidos. Corrida mortecina. El tercero fue un sobrero de Juan Pedro Domecq, en la línea de los titulares.

José María Manzanares: tres pinchazos y entera (silencio); y pinchazo y estocada corta, caída y contraria (silencio).

Román: media perpendicular y dos descabellos (gran ovación tras aviso); y estocada corta y un descabello.

Tomás Rufo: bajonazo (silencio); y media y descabello (petición insuficiente y vuelta al ruedo).

En cuadrillas, "el tercero" Fernando Sánchez fue largamente ovacionado por un guapo y arriesgado par al sexto.

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