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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 9 de junio de 2025

COMO HOY ES TU SANTO... CARTA A ROCIO JURADO “MI AMIGA” / por Manuel Herrero Presa


COMO HOY ES TU SANTO...

CARTA A ROCIO JURADO
“MI AMIGA”

Querida y recordada amiga “ABC”: Aunque de vez en cuando, con el pensamiento, sigo “hablando” contigo, con Lola y con tantos grandes amigos de los que ya se fueron, te extrañará que hoy me comunique escribiéndote esta carta. Pero resulta que hace unos días he visto y sentido algo de lo que yo, debido a la época tan extraña que estamos viviendo, y como además no se dan las coordenadas para encontrar cosas que me hagan “crujir” la médula espinal, llevaba tiempo sin que algo me llegara ni que me “zamarreara” el corazón.

Tú sabes que yo, que he tenido la suerte de vivir la época del “Arte compartido”. La época del Cariño sin “búsquedas de votos”. La época del encuentro entre los Grandes. La época del intercambio de Sentires. La época del Toreo por Soleá. La época del Cante a compás de una guitarra sonando en un cuarto con Silencio Maestrante. La época del Bailar para uno mismo sin querer batir el “record de aspavientos”, sintiendo que el que canta y el que toca lo hacen con la pureza de “vivir” juntos, tres, ese momento. La época del Estar sin que se note. Del ¡Óle! seco y siempre a tiempo.

Sí, siempre gracias a Dios, en el Sitio, y a la Hora…

Desde Caracol a Camarón. Desde Lola a Juana Reina. Desde Ordoñez a mi Curro. Desde Paula a Bienvenidas. Desde Gitanillo de Triana al Imperio de Pastora. Desde Antoñete a Camino. Desde Litri a Aparicio. Desde Domecqs a Peraltas. Desde Manzanares a tu Ortega. Desde mi Picoco y mi Enrique a mi gran Diego Pantoja. Desde Campuzano a mi Beni. Desde Paquera a Remedios. Desde Cañeta a la Aurora. Desde Dolores a Revuelo… Y Chocolate y Farruco y Rafael Negro. Y Lebrijano y Panseco. Y Bambino y mi Toronjo. Y el Morao y mis Sorderas. Y mi Chati con su Paqui. Y mi gran Diego Carrasco con mi Fernando de La Morena. Y mis otros dos Enriques (el de Melchor y el Ortega). Y el Turronero, y el de la Pica, y los Zambos. Desde el De Lucía a Cepero. De los Gitanos del Rastro a Cristóbal Reyes compañero. Desde la bendita locura con mis “5 Bailaores”: (Antonio Canales, Joaquín Cortés, Enrique La Torre, Joaquin Grilo, Adrián Galia, Joaquín Ruiz, El Toleo y Antonio Reyes… a Farruquito niño de 8 años flamencos). Desde el Yeyé y Antonio Carbonell a mi Indio Gitano “el Moro”. Desde los Parrillas al Galicia. Desde Lola Beltrán a Juan Gabriel. Desde Olga Guillot a Rolando La Serie.

Desde Presidentes de Naciones al Papa. Desde Reyes a los Jokers. Desde tu Carrasco a Legrá. Desde Angel Nieto a Santana. Desde reventas, buscavidas e Intelectos, al que “tira los cohetes en Castilleja”.

Y Desde ti… a todo lo bueno que vino. Tú sabes bien lo que digo, ¿verdad Rocío?.

¡Qué época esa!. ¡Qué época la nuestra! (Esto nos decimos mirándonos a la cara todos, pocos ya, los que aún a ese recuerdo nos aferramos). ¡Qué sabe nadie!.

Aunque tú sí sabes de mi relación con todos los que nombro. Lo hago por poner en antecedentes al que pueda leer esta carta y no me conozca. O para que mi crítica opinión tenga una base sólida y creíble. No es por ronear.

¿Verdad amiga mía? A estas alturas…

Pues resulta que hace unos días tu hija Rocío, a la que adoro, nos invitó al Teatro a Amelita y a mí para que viésemos el espectáculo que presentaba, junto a su marido Fidel, sobre parte de tu vida artística, titulado: ¡”ROCÍO JURADO, EL MUSICAL”!. Sabía que tu niña había puesto el alma para que se llevara a cabo el proyecto. Máxime siendo tú, su madre, la base de todo este entramado (¡casi na!). La base de toda esa historia.

Sé que luchó, que se dejó la piel, su sentir, su fe y su sabiduría en esto junto a Fidel.

Y ella creía… ¡Vaya si creía en ello. ¡Vaya si le han echao c… asta!.

Bueno, pues sigo; Nos fuimos al teatro Amelita y yo para asistir a la representación.

Como a ti no te puedo mentir, y menos en el “sitio” en que te encuentras, (tú sabes que nunca lo hice cada vez que me pedias la opinión sobre algunos de tus trabajos, o el de compañeros tuyos que llegaban de sus países a debutar en Madrid. Esos que al terminar su actuación, ya en sus camerinos, te pedían tu parecer sobre sus actuaciones, te preguntaban: “¿Qué tal me has visto?”. Y tú, con ese desparpajo imprevisto que siempre tenías, les contestabas: “A mí no me lo preguntes”. Y señalándome con ese dedo tuyo les decías: “Pregúntaselo a este”. O, “pregúntaselo a Manolo”. No es que yo fuera el sabiondo de la “película”, si no que tú me conocías y sabías mi forma de sentir como “público” que siempre decía la verdad, mi verdad, sobre la forma de captar y de ver las cosas), pues, iba con cierta duda sobre lo que me podría encontrar encima del escenario. Si iba a ver una simple narración sobre tu vida, o a una joven señorita imitando tu forma de cantar, o una especulación sobre algo grande que ya fue.

Sí, di muchas vueltas a la cabeza antes de que se levantara el telón. Rezando porque todo saliera decentemente bien. Yo nunca había visto ni oído ninguna crónica sobre este espectáculo, ni tan siquiera sabía el nombre de la cantante, ni tampoco sabía que esta señorita había intervenido en un programa televisivo de nuevos valores, ni nada de nada. No había leído ni el programa. De ahí mi inquietud y mi duda (Sabes que fue así como te digo).

Pues bien, suenan los avisos para el comienzo. Se apagan las luces. Se levanta el telón… y, empieza a sonar una canción de tu repertorio. Oigo una voz de mujer que sale del pasillo del patio de butacas entonando esa canción tuya y me digo a mí mismo… : “Lo que yo pensaba”. “Es una chica que cantará por Rocío, que seguirá cantando medio repertorio de Ella, y que a través de canciones contará la vida de Rocío de una manera agradable, y…”. “Bueno, vamos a ver”, pensé.

Ella continúa cantando, y poco a poco me voy metiendo dentro de su voz, notando que no me disgusta, que su eco y su forma de cantar me gustan. La oigo narrar una historia, su historia, y entonces me doy cuenta de que lo que ella interpreta en esa noche es su vida, su anhelo, su sueño. Me he metido dentro de su voz al mismo tiempo que ella me mete poco a poco dentro del guion de la obra. Veo que no te imita. Te interpreta. Te “utiliza” para ser. Te tiene como imagen, como ejemplo, como meta para desarrollar su sueño. Pero es ella, hablando y cantando en ella… y me encanta. Tienen tanta calidad la chica y el argumento, que mentalmente me doy “dos guantás de las tuyas” por haber tenido esas dudas iniciales.

¡Qué forma de cantar más verdad!. ¡Qué forma llevar el monólogo casi a “palo seco”!. ¡Qué buena actriz!. Mejor dicho, ¡Qué buena es ella siendo ella!. ¡Qué fuerza y seguridad hay que tener para estar, poco a poco increscendo, más de dos horas y cuarto sin parar mezclando palabra y canción!.

El zamarreón definitivo lo sentí, lo sentimos Amelita y yo, cuando cantasteis a dúo “Qué no daría yo”. Ahí fue cuando pude comprobar que había dos voces en una misma canción que sin el más mínimo atisbo de competencia ni de imitación, transmitíais, tú, desde el Cielo virtual, y ella, que desde la admiración y el respeto hacia tu persona rezumaba por sus poros la alegría y el orgullo de cantar junto a ti, repito, siendo ella.

Lo hizo “mirándote a los ojos” llena de felicidad y sintiendo algo parecido a lo que sentiría un corredor de obstáculos al llegar a su meta en el Estadio Olímpico. Y tú, Olimpia, colgándole al cuello el oro del bien hacer.

¡Qué bonito espectáculo!. ¡Qué montaje con más arte y con más vida!. Entonces fue cuando cogí el programa y leí el nombre de la “chica”: Su nombre era, es, ANABEL DUEÑAS (Lo pongo con mayúsculas porque se lo merece). ¡Qué pedazo de artista!. ¿Verdad Rocío?. Si la vida es justa con ella, le auguro un gran éxito en su carrera porque reúne todo lo bueno que una persona encima de un escenario debe de tener: Voz, arte, naturalidad, luz y vida.

Al terminar la función fuimos a ver a tu hija al camerino. Ella estaba rodeada de amigos y de espectadores que fueron a saludarla (Todos, por supuesto, dándole la enhorabuena) y claro, tu hija nada más que nos vio se “tiró” a mi cuello (¿a quién saldrá), y abrazándome, lo primero que me dijo fue : ¿Os ha gustado?, ¿Cómo lo ves tú?, ¿Y tú, Amelita?. Prácticamente no tuvimos mucho que decir porque en la cara se nos notaba la satisfacción y el gozo de lo que habíamos visto. Yo le “tiré” dos o tres flores de cariño y le dije que me había encantado, pero que mejor se lo iba a decir por escrito. Ella me contestó : Sí, sí, hazlo Manolo y me lo envías. Y así quedamos.

Cuando llegamos a casa Amelita y yo, me puse a escribir en el móvil la “crónica” en “caliente” de lo que a mi me había parecido el espectáculo, porque fue un gran espectáculo lo que vi en el teatro (siempre escribo sobre la marcha desde mi móvil. Y mira tú por donde, después que llevaba casi toda la crónica escrita, no sé donde co… le toqué con el dedo al móvil, que se me borró todo. Te puedes imaginar lo que me entró. Me “entró veneno” del disgusto.

Al día siguiente le conté por teléfono a tu hija lo del móvil, añadiéndole que no escribiría de nuevo hasta que yo no me sintiera como me sentí la noche que empecé a escribir y que se me borró lo escrito.

Hoy, después de un tiempo, lo he hecho. Con el recuerdo en mi memoria, no desde el móvil, si no desde el ordenador, pero lo he hecho.

En fin, Rocío, qué quieres que te diga que tú no sepas. Fui feliz viendo la idea de lo que había escrito y presentado tu hija, porque me gustó “tela”. Nos gustó mucho.

Nos encantó Anabel Dueñas. Fue una gran y agradable sorpresa “descubrir” a una cantante que me llegó y que me llega de verdad, así como paladear la narrativa del guion y del montaje que tu hija junto a Fidel han llevado a cabo. Lo recomiendo con toda mi alma al que no lo haya visto todavía. Sé que les gustará. Saldrán felices como salimos todos los que vivimos esa noche.

Bueno amiga mía, ya sabes, sigo siendo tu amigo en el tiempo. Como diría el gran Alejandro Vega: “In saecula saeculorum”.

Como es ley de vida, llegará el día que yo “aterrice” por “allí” donde te encuentras. Pienso que “allí” no habrá ni móviles, ni ordenadores, pero trataré de seguir escribiendo “sobre la marcha” con las plumas que suelten tus Paloma Brava y Querida, de las que estoy seguro, encontraré revoloteando alegremente por esas Marismas Azules.

P.D. Dile a Lola que no la olvido, aunque ella, sé que lo sabe.

Besos

Te quiero. Te queremos.

Os queremos

Amelita y Manolo Herrero

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