

Así, sin más, está definida la corrida. Y alargar o profundizar ahora en comentarios adecuados a las situaciones de los buenos toros de Lagunajanda, nos llevará necesariamente a una crítica rigurosa y severa para los toreros de marras, los dos derrotados en la tarde; en tanto habrá un trato condescendiente, muy merecido, para el más joven de la terna, Peñaranda salvado de la quema por los atributos del valor, la buena disposición y el estilo que atesora.

El primero de la tarde se llevó un ramillete de aceptables verónicas antes de pasar por el caballo, donde solamente cumplió. Toro con buen son, temple y calidad, aunque su duración fue corta. Y obligado por este contratiempo, Peñaranda acortó distancias, y ahí se difuminó el atractivo que desde el inicio estaba teniendo el trasteo.
El sexto galopó, síntoma de una excelente bravura que encontró apropiada respuesta en el toreo de Peñaranda, entre el arrojo y el tesón, la buena colocación y mejor maña. Faena larga basada como la anterior en el toreo a derechas, con pasajes de cierta exquisitez. Lástima que la estocada final no cayera en su sitio. Porque hubo pañuelos suficientes pidiendo la oreja, sin embargo, el presidente no sacó el suyo.
Ahora toca ir a la parte agria de la crónica. El segundo toro, primero de Escribano, desmontó al picador en el primer puyazo, y empujó, aunque con un sólo pitón, en el segundo. Quite por chicuelinas de Adame en su turno, de lo poco acertado y bueno que tuvo el mexicano en la tarde. Escribano banderillearía con soltura, pero hubo voces pidiéndole menos saltos y más reuniones en la cara del astado. El tanteo inicial dio paso al grueso de una faena forzada, de figura encorvada y sin mando alguno. Algún muletazo suelto, poca cosa, tan poco reposo y tanta vulgaridad. Todo tan anodino y con un toro humillado y repetidor. Aparte la censura de unos pitos aislados, el tendido se lo tomó con indiferencia y desprecio.
En el cuarto, larga cambiada en chiqueros. Se fue suelto del caballo, doliéndose. Muy manso. Unas palmas de tango que arrancaron en banderillas, ya no cesarían en la muleta, de total desaprobación.

La faena, estandarizada para los pueblos, es decir, perfilera y picotera, pero de una absoluta falta de ingenio y creatividad, encontró respuesta pronto en una de las voces críticas de los altos del "7": "se va sin torear!". Y es que el toro, aún en manso, no había dejado de embestir lo que se dice por derecho.
El tercero, de Adame, mal picado y tanto o peor lidiado, fue bueno, muy bueno para la muleta. Y entre tanto desorden, el manito trataba de justificar con el viento -soplaba, pero no tanto- su absoluta falta de ánimo y afición. Dicen de este Adame que es primera figura en su país, cosa difícil de creer en España donde están funcionando, todavía en zona templada, pero funcionando, compatriotas jóvenes que se proyectan con un esperanzador futuro.

Lo poco o nada que plasmó en el tercero tuvo continuidad en el quinto, por la inseguridad y mala colocación. Cites de muleta retrasada. Otra faena de largo metraje, destemplada y sin fondo. En todo momento se le notaba no estar a gusto. Y si así fue, ¿para qué venir a España, a ver si los empresarios toman nota de que hay que cerrar el paso a los toreros aztecas?
Pues no. Los mexicanos, otros toreros jóvenes de esta nacionalidad, se están fraguando aquí con muchos fundamentos y esperanzas de futuro.
- FICHA DEL FESTEJO
Toros de Lagunajanda, bien presentados y de buen juego con sus matices. Una corrida pareja, muy bien hecha y muy toreable, con nobleza y movilidad
Manuel Escribano: bajonazo en el segundo sótano y estocada casi entera tendida y trasera (aviso y silencio); y estocada tendida y trasera (palmas que al saludar se hicieron pitos).
El mexicano Joselito Adame: dos pinchazos, media caída y descabello (silencio); y estocada trasera (aviso y silencio).
Alejandro Peñaranda, que confirmó alternativa: media estocada tendida y cinco descabellos (aviso y silencio); y estocada caída (petición y vuelta).
La plaza registró dos tercios de entrada en tarde de nubes altas y ligeras ráfagas de viento.

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