
'..Viene esto a cuento por la demostración de arte vivida en Las Ventas de Madrid, a cargo de Borja Jiménez, a quien hasta ahora le adornaban las capacidades del arrojo y el valor, de la soltura y facilidad para pensar y resolver en la cara del toro. Lo del arte sería otra cosa. Y por donde, esta vez le llegaron las musas. Inspiración y creatividad en su primera faena, al tercero..'

SAN ISIDRO - 24° de FERIA
OTRA GRAN FACETA DE BORJA JIMÉNEZ ES EL ARTE
Por Juan Miguel Núñez Batlles
A Borja Jiménez se le reconoce sobre todo por su estoicismo, una fuerza que combina valor y dominio para superar todas las posibles contrariedades en la lidia de un toro, cualquiera sea su condición.
Torero combativo este Jiménez, dispuesto siempre a darlo todo. Pero en esa totalidad no cabía hasta ahora, en su mejor y mayor dimensión, el don más preciado del toreo, que es ni más ni menos que el arte.
Para ser y estar considerado torero por los cuatro costados se ha de tener arte, fundamental. Observación que no ha de tomarse como enmienda o intento de corrección a otras gracias y habilidades que dan carácter al estilo y la personalidad de éste y de todos los toreros. Sin embargo, ser artista en el ruedo y frente al toro es una concesión al alcance de muy pocos. Como un talento, aptitud y capacidad derivados de la divinidad.
Viene esto a cuento por la demostración de arte vivida en Las Ventas de Madrid, a cargo de Borja Jiménez, a quien hasta ahora le adornaban las capacidades del arrojo y el valor, de la soltura y facilidad para pensar y resolver en la cara del toro. Lo del arte sería otra cosa. Y por donde, esta vez le llegaron las musas. Inspiración y creatividad en su primera faena, al tercero. Antes en el toro segundo, en su turno, un quite por chicuelinas y la media en el cierre de mucho, pero que mucho fuste, por la suavidad y ajuste en cada lance. Sonaron ahí los primeros olés rotundos de la tarde. Ya en su toro primero, que hacía tercero, otro bello saludo capotero. Empujó el toro en el caballo, que ésta fue asimismo una notable aportación a la obra que iba a seguir. Gran toro, por fijeza y fiereza, humillación y movilidad, acudiendo con prontitud y largura a todos los cites

Y qué bonita apertura de faena con muletazos genuflexos, recuperando la vertical para abrochar con una trinchera de mírame y no te menees. A partir de ahí se desarrolló el toreo fundamental alternando las dos manos en una faena de reconocida y refinada clase, de mucha firmeza y llamativo sello personal. Borja toreó erguido, muy vertical, lo que en la jerga profesional se dice "sin enseñar los tirantes". Mucho garbo y prestancia. Una seguridad y dominio absolutos. Y por encima de tantos y excelsos atributos, el arte. Exquisito y a raudales, ese arte de no-se-pué-aguantá que dicen en su tierra sevillana de donde seguramente le vienen estas jacarandosas influencias.
Fueron series de mucho peso por la calidad y largas por la cantidad de muletazos perfectamente hilvanados, presidido todo por el temple y la despaciosidad. Crujía de contento la plaza en cada inicio de serie, con un cambio de mano por delante, o por detrás, para buscar el otro pitón; y no se diga en la forma final de abrochar con los de la firma, trincherillas y del desdén, amén de los oportunos de pecho, en estos echándose todo el toro por delante. Bueno, bueno..., qué locura, mientras el torero buscaba la igualada para entrarle a matar. Qué bonitos esos últimos muletazos. Pero la espada estuvo a punto de tirar todo por la borda. Estocada caída, más que desprendida. Y aunque fue de efecto fulminante, el usía debió sopesarlo para conceder sólo una oreja. La vuelta al ruedo de Borja Jiménez exhibiendo el trofeo, ovacionada y aclamada por tirios y troyanos. De las pocas veces que las dos aficiones de Madrid están de acuerdo.
Empero ese prodigio y maravilla ya no pudo darse en el sexto. Toro que tenía difíciles teclas, como la del puñetazo que tiraba a la muleta al final de cada pase. Borja, que había lanceado con arrebato a este último, y en la muleta sometió por abajo en la apertura de faena con unos circulares de rodillas también en la línea del poderío y el buen gusto, ya no pudo si no hacer otra demostración de entrega sin reserva. Y es que el toro, aparte otras contrariedades, se vino pronto y del todo abajo.

La tarde tuvo también protagonista destacado en la figura del francés Sebastián Castella, que dio una de cal y otra de arena. La de arena, por delante, su primera faena, tan larga como anodina. Pero en el cuarto, qué delicia de toreo en el cuarto, toreó el galo como los mismos ángeles. Un toreo vertical y pausado, de mucha limpieza y solemne ligazón, además todo en un palmo de terreno. Un Castella también desconocido dado el sorprendente planteamiento de faena. El toro bueno, y el torero a su altura. Toreó en corto, muy ligado, en un verdadero clima de acontecimiento. Pero no fue capaz de matar como Dios manda, y el premio se redujo a una solitaria vuelta al ruedo. A propósito ya es hora de recuperar en Madrid las vueltas al ruedo como reconocimiento a grandes faenas estropeadas en la suerte suprema. Hizo muy bien Castella con darse el paseo.

De Manzanares, qué tristeza, fue una sombra de lo que se viene esperando de él desde hace mucho tiempo. No quiso o no pudo, y ese es un estado grave para estar toreando. Debe pensárselo y tomar un camino que no sea torear las cuarenta corridas que seguramente le tendrán preparadas este año sus apoderados, los Matilla.
- FICHA DE LA CORRIDA
Toros de Jandilla, el quinto como sobrero, muy bien presentados y de buen juego en líneas generales. Tercero y cuarto, dos grandes toros.
Sebastián Castella: estocada rinconera y trasera, y descabello (aviso y silencio); y media estocada tendida y contraria, y dos descabellos (vuelta).
José María Manzanares: pinchazo y estocada ligeramente atravesada (silencio); y estocada tendida y desprendida, y larga agonía del toro sin llegar a intervenir con el descabello (silencio).
Borja Jiménez: estocada caída de efecto fulminante (oreja con fuerte petición de la segunda); y bajonazo (gran ovación en la despedida).
La plaza registró lleno de "no hay billetes" en tarde agradable.
Excelente documento Juan Miguel. Como si hubiera estado en las Ventas tras leer tu crónica.
ResponderEliminar"Eres el mejor".
Un fuerte abrazo.