Juan Mora en Las Ventas / Foto , Muriel Feiner
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Informaciones de garrafón
Por Pedro Javier Cáceres.-
Madrid, 28 de febrero de 2011.- Juan Mora, por fin anunciado en Sevilla. La “cacareada” guerra de la Empresa Pagés que algunos, quizá por rellenar espacio en tiempo de carestías informativas, han especulado respecto de la no contratación de Juan Mora ( y este dejándose querer por los provocadores) ha terminado por desenmascarar “la garrafa” etílico-informativa que querían vender como “marca”.
Principalmente medios sevillanos que entre un espeso bosque ( no confundir con frondoso), como es el tira y afloja para la contratación de un torero —más si este es complicado en la defensa de lo que él entiende sus legítimos intereses- han creído ver otra herida donde hurgarles a “los cuñaos” con el propósito deliberado, desde hace tiempo, de ulcerar la capacidad de Canorea-Valencia para gestionar La Maestranza.
Un obscuro objeto de deseo que les lleva impenitentes a entablar esta cruzada que quizá tenga orígenes espurios.
Supongo que desde siempre el malo de la película es el empresario y el bueno el torero. Nada nuevo bajo el sol. Si acaso un matiz : se entendía que fuera así en el “antiguo régimen” donde la prensa taurina se financiaba en base a acuerdos con los apoderados. Hoy en día, en teoría, no habría caso.
Si acaso que jugarse la vida tenga mayor legitimidad que jugarse el dinero. Cosa que unos y otros, hacen voluntariamente. Y yo con este ¿axioma? puedo estar de acuerdo.
La guerra que no empezó, por no haber nunca una declaración preceptiva de tal por parte del ejército dominante —a pesar de las provocaciones-, ha concluido. Por mí feliz. Mi deseo era ese.
Pero aquellos que la alimentaron no la han cerrado con el candado habitual del parte de una reyerta de papel, de voz en off o puntocom. No hay vencedores ni vencidos, ni siquiera un tratado de paz. No hubo guerra, ni malo, malísimo, de la película.
Ha habido una negociación con voluntad de contratar por parte de la empresa ofreciendo un cartel con Morante y El Cid matando una de las corridas cotizadas por las figuras : El Pilar. En una feria soportada por un abono el licito “caché” del torero descompensaba el presupuesto, no menos respetable de los gesteros para dicho evento. Punto. Y pudo ser punto y final. Canorea y Valencia, “diablos con tridente y rabo”, propiciaron que el punto fuera seguido. Los “jurdós” del torero si encajaban el sábado de farolillos con Rivera y Fandi, con astados de Manolo González, y se lo ofrecieron. Con todas las figuras acopladas tuvieron la feria parada unas horas para permitir la reflexión del torero que nunca llegó en positivo.
La empresa, nadie se ha parado a pensarlo — el torero tampoco-, trocaba el tratamiento de “uno por delante” de Morante que embelleciera el cartel ( la prueba es que se violenta la alternativa de Esaú Fernández) por darle a Juan Mora estatus de “Maestro” (en mayúscula) en cabecera.
No había problema con “la leña”, sí donde justificar empresarialmente la inversión.
La feria se cerró con Curro Díaz en dicho espectáculo. El ventilador de heces contra la Empresa ya estaba calentando cuando Rivera decide “estar mayor” para compromisos como el de la Feria de Abril.
Y “los cuñaos” que querían contratar a Juan Mora desde el principio, con la erosión de su capacidad amortizada yel gasto hecho de críticas y censuras —pudiendo mirar para otro lado- lo contratan. Y Mora que quería estar en Sevilla, dice sí.
¿Alguien va a osar retractarse, o ,simplemente, contarlo? No. Lo mismo, argumento de la reflexión del pasado domingo, que está ocurriendo con el contencioso Juli-Castella, para lo cual se prefiere ignorar.
Me ratifico, una semana después: “No me gusta mi profesión….hoy”.
Cosas veredes, Nicomedes.
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