LAS CASTAÑAS Y LOS TOROS
Aquilino Sánchez Nodal.
Madrid, 24 de Febrero de 2011
La falta de información en el asunto del cambio taurino de Interior a Cultura nos tiene “estanislaos” a los aficionados. No comprendo el espasmo de los que soportamos el negocio con nuestro dinero porque ni nos va ni nos viene, seguiremos pasando por taquilla y recibiendo maltrato, ignominia y estafa.
Por lo leído, se han reunido al más alto nivel funcionarios del ministerio Sinde con políticos y algunas instituciones taurinas para incluir a los profesionales, no sabemos si a todos los del amplio sector o solamente a los matadores de pasarela, a los ganaderos domecqs, a asociaciones de abonados y aficionados con pedigrí jabonera.
El marco es la mar de simpático:
Instituto Nacional de las Artes Escénicas y al parecer con un sabio ingeniero, diplomado en Historia del Arte, conferenciante, escritor y varios masters científicos, don Pedro Plasencia Lozano que unos días anduvo con algo relacionado con los toros en el anterior gobierno socialista. No seré yo el que le juzgue antes de verle trabajar pero asumo que se rodeará de mil consejeros y me temo que volverán a ser los chapuceros y mangantes que han llevado a los toros a este estercolero. Por su mesa del toro los conoceremos. También pudiera ser que ante tanta dificultad nadie mueva un dedo y sigamos chapoteando en la corrupción, el fraude y la mentira como hasta ahora. Hay posibilidad de que sea una maniobra para arrinconar las corridas de toros con una norma ISO dictada por un tecnócrata y encarrilada para sepultarlas. Todo pudiera ser, a este gobierno traidor no podemos perderle la cara.
Dentro de Cultura todo resulta relativo, los negocios se asemejan y los protagonistas pierden antagonismo. Puestos a comparar lo hacemos con un puesto de castañas y una ganadería de toros de lidia. El paralelismo nos parece peregrino, que una cosa tan vulgar como las castañas tenga algo en común con una ganadería de bravo. Para no perder el hilo trazaremos capítulos numerados:
1.- Un castañar y una dehesa.
2.- La castaña y el toro: La castaña exquisita, calentita, marrón glacé y también, la agusanada, la huera y la pilonga.
El toro: Utrero y cuatreño, la depauperación artificial, el toro mechado, macerado y en confeti.
3.- El proveedor y el beneficiario: El recolector, el mayorista y el detallista.
El ganadero: de abolengo. El que adquiere 50 vacas pajunas y un sementalito de deshecho.
4.- La situación del negocio, la indumentaria y los utensilios: La castañera en una esquina céntrica, mesa de pino, el anafe y enorme olla con agujeros. La señora con mantón, toquilla, faltriquera y bufanda. La paleta y la pala de remover.
La ganadería de poco predio: En el campo andaluz, colmenareño o charro. Un caballejo, tres pesebrillos y un cubo de estaño. El raído traje corto, los zahones cuarteados y la vieja manta estribera. La torcida garrocha de pino y la manzanilla.
5.- Un Kilo de carbón, astillas, papeles de periódico viejo.
Una Hectárea de regadío, afrecho de tercera, guijas y paja de garbanzos.
6.- La publicidad: La castañera: El humo y a grito “pelao” el pregón ¡Calentitas, que queman! ¡Que se pelan solas!.
El reportaje, la información de gacetilla gráfica y las magras con tomate.
7.- Calidad, limpieza y presentación: ¡Que son de Galarrosa!
La casta, la docilidad y pelecho origen Parladé y Santa Coloma.
8.- Armas y útiles: La mezcla de chicas y gordas contadas en un mismo cacurucho, el estraperlillo de barateo y la venta en negro.
El trato breve, el contrato impreso, la falta de peso y el “apañao” de pitones.
9.- Información y lamentaciones: “Las castañas se han puesto por las nubes, como todo” ¿Qué “lantrao” una podrida? ¡Pues se aguanta, mañana serán dos!.
El precio del pienso, la falta de agua. Un toro protestado, análisis de astas y multa. ¡La temporada próxima serán dos! ¡Al toro que es una mona! ¡Miau!..
Estos nueve capítulos se concretan en dos:
El primero: Todo son castañas.
Segundo: Si quieres los compras y sino los dejas que otro se los llevará.
Existen ganaderos con fincas de mil hectáreas o más, con varios caballos de pura raza, que no usan la garrocha como si fuera un escobón y que están orgullosos de lo que crían. … Y los directores de los bancos con los que trabajan.
¿… Y el aficionado? Todavía lleno de buena fe se emboba ante un rematado cartel y le repican campanillas en el alma cuando se dirige a la plaza con su entrada en el bolsillo aunque vaya cargado de remordimientos.
En Cultura los toros llegarán a ser como aquellas pulgas bravas amaestradas en barraca de circo callejero que terminado el espectáculo, sin que nadie las haya visto, se duermen en el brazo del domador socialista enemigo de las corridas de toros y de todo lo que representa España.
Aquilino Sánchez Nodal.
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