"...Desmarques toreros del grupo de portavoces. Premios catalanes que conllevan ingratitud nacional. Trifulcas ganaderas. La pretendida unidad taurina ser rompe en uno de los peores momentos para la Fiesta de los toros. Y para 2011... ¿más de lo mismo?..."
Unidad resquebrajada
Por Carlos Bueno
La supuesta unidad de todos los mimbres del cesto taurino parece resquebrajarse antes siquiera de que de inicio una temporada crucial para el futuro de la Fiesta. Frente a los continuos ataques antitaurinos, y la batalla perdida en Cataluña, frente al pago de un IVA superior al del resto de espectáculos culturales, frente a los desmesurados cánones de arrendamiento de muchas plazas, frente a las crisis económica imperante, era necesario actuar en conjunto.
Todos, toreros, ganaderos y empresarios, conocían la importancia de formar de inmediato un solo bloque. La unión hace la fuerza, y precisamente eso es lo que necesita en estos crispados momentos el mundo de los toros.
Los primeros en unirse para pasar a la acción fueron un grupo de toreros autoerigidos en portavoces del toreo. No preguntaron al resto de integrantes del escalafón, ni era posible ni necesario. A unos les pareció bien y a otros no tanto, pero nadie alzó la voz en contra de aquellos representantes. Sin embargo el pacto subliminal lo rompió Sebastián Castella de forma intencionada hace unos días, y poco después el empresario Manuel Martínez Erice de forma menos directa pero igualmente punzante.
También se agrieta el apoyo incondicional que estaba obteniendo de los medios periodísticos nacionales la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, un grupo que lucha denodadamente por los toros en el nordeste de España. Su pecado ha sido premiar “por la lucha en la defensa de la Barcelona taurina” al programa “Los Toros” de Radio Hospitalet, espacio que dirige y presenta el presidente de la Federación Luis María Gibert.
Un autopremio que se mira el ombligo catalán cuando ha sido el resto de España quien ha hecho el gran esfuerzo por preservar la Fiesta en tierra hostil. El suceso, por la ingratitud que conlleva, ha caído como una bomba entre la mayoría de la prensa taurina nacional, que pedía un reconocimiento conjunto que valorase la lucha solidaria.
Se rompe también la supuesta paz interior que reinaba en la Asociación de Ganaderías de Lidia. Fue destituir a Eduardo Martín-Peñato, que ha ejercido de presidente durante trece años, y comenzar la trifulca. En lo que parece una pataleta de niño enfadado, el ya ex-presidente acusó a la Asociación de presuntos fraudes en las actas y certificados de nacimiento y de herraderos. Los técnicos de la Asociación se afanaron en desmentirlo todo, mientras siguen planteándose si toman medidas legales.
Nunca las relaciones entre las diferentes agrupaciones ganaderas de de toros de lidia han sido todo lo cordiales que convendría, aunque en el funcionamiento interno de cada una de ellas han sabido guardar las apariencias, al menos hasta el momento. Pero el caso de Eduardo Martín-Peñato va más allá de su Asociación, porque además él es Director Gerente y portavoz de La Mesa del Toro, que en teoría, aglutina a todo el organigrama taurino. ¿En qué situación queda ahora? ¿A quién representa? ¿Qué imagen da?
No, la pretendida unidad del mundo taurino no ha macizado como era deseable, y las consecuencias podrían ser nefastas. No se puede avanzar si cada uno camina por su lado. La intención era buena, pero los intereses de cada cual han acabado propiciando actitudes egoístas; o sea, más de lo mismo.
Yo, personalmente he pasado del optimismo al escepticismo. Pensaba que ahora, al fin, se podía conseguir que todos remásemos en la misma dirección. Pero visto lo visto me da la impresión que, en general, se sigue mirando demasiado por el pan para hoy y descuidando el de mañana.
A falta de unidad, 2011 precisa buenos empresarios que den oportunidades a quienes en justicia se lo merezcan, y necesita que las figuras del toreo se vean las caras en el ruedo para defender su estatus. De momento, los triunfadores de 2009 y 2010, El Juli y Castella, no coinciden en ninguno de los carteles de las ferias anunciadas. Lo que les decía, lamentablemente más de lo mismo.
Todos, toreros, ganaderos y empresarios, conocían la importancia de formar de inmediato un solo bloque. La unión hace la fuerza, y precisamente eso es lo que necesita en estos crispados momentos el mundo de los toros.
Los primeros en unirse para pasar a la acción fueron un grupo de toreros autoerigidos en portavoces del toreo. No preguntaron al resto de integrantes del escalafón, ni era posible ni necesario. A unos les pareció bien y a otros no tanto, pero nadie alzó la voz en contra de aquellos representantes. Sin embargo el pacto subliminal lo rompió Sebastián Castella de forma intencionada hace unos días, y poco después el empresario Manuel Martínez Erice de forma menos directa pero igualmente punzante.
También se agrieta el apoyo incondicional que estaba obteniendo de los medios periodísticos nacionales la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, un grupo que lucha denodadamente por los toros en el nordeste de España. Su pecado ha sido premiar “por la lucha en la defensa de la Barcelona taurina” al programa “Los Toros” de Radio Hospitalet, espacio que dirige y presenta el presidente de la Federación Luis María Gibert.
Un autopremio que se mira el ombligo catalán cuando ha sido el resto de España quien ha hecho el gran esfuerzo por preservar la Fiesta en tierra hostil. El suceso, por la ingratitud que conlleva, ha caído como una bomba entre la mayoría de la prensa taurina nacional, que pedía un reconocimiento conjunto que valorase la lucha solidaria.
Se rompe también la supuesta paz interior que reinaba en la Asociación de Ganaderías de Lidia. Fue destituir a Eduardo Martín-Peñato, que ha ejercido de presidente durante trece años, y comenzar la trifulca. En lo que parece una pataleta de niño enfadado, el ya ex-presidente acusó a la Asociación de presuntos fraudes en las actas y certificados de nacimiento y de herraderos. Los técnicos de la Asociación se afanaron en desmentirlo todo, mientras siguen planteándose si toman medidas legales.
Nunca las relaciones entre las diferentes agrupaciones ganaderas de de toros de lidia han sido todo lo cordiales que convendría, aunque en el funcionamiento interno de cada una de ellas han sabido guardar las apariencias, al menos hasta el momento. Pero el caso de Eduardo Martín-Peñato va más allá de su Asociación, porque además él es Director Gerente y portavoz de La Mesa del Toro, que en teoría, aglutina a todo el organigrama taurino. ¿En qué situación queda ahora? ¿A quién representa? ¿Qué imagen da?
No, la pretendida unidad del mundo taurino no ha macizado como era deseable, y las consecuencias podrían ser nefastas. No se puede avanzar si cada uno camina por su lado. La intención era buena, pero los intereses de cada cual han acabado propiciando actitudes egoístas; o sea, más de lo mismo.
Yo, personalmente he pasado del optimismo al escepticismo. Pensaba que ahora, al fin, se podía conseguir que todos remásemos en la misma dirección. Pero visto lo visto me da la impresión que, en general, se sigue mirando demasiado por el pan para hoy y descuidando el de mañana.
A falta de unidad, 2011 precisa buenos empresarios que den oportunidades a quienes en justicia se lo merezcan, y necesita que las figuras del toreo se vean las caras en el ruedo para defender su estatus. De momento, los triunfadores de 2009 y 2010, El Juli y Castella, no coinciden en ninguno de los carteles de las ferias anunciadas. Lo que les decía, lamentablemente más de lo mismo.
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