La mejor mano del toreo contemporáneo:
la mano izquierda de El Cid
la mano izquierda de El Cid
José Ramón Márquez
Nosotros aquí, echando el rato con la ilusión que nos haría el cartel moruno –Mora, Morante y De Mora-, y ahora viene la naturaleza a superar al arte, que por suerte de birlibirloque se cayó del cartel de Vista Alegre Sebastián Castella y lo han sustituido por El Cid, con lo que ya tenemos liada la España cainita que tanto nos reconforta: los moros y los cristianos se medirán taurómacamente en la antigua Chata frente a las alimañas del Cuvillo, los cuvillejos de El Grullo, para que sea una vez más el toro quien ponga a cada cual en su sitio. ¿El toro? ¿Qué toro? Pues el toro del Cuvillo, que es a los toros lo que la música militar es a la música; vamos, que de igual forma que aquéllas comparten el pentagrama y las corcheas, pues estos comparten el tener cuatro patas, dos orejas -¡salve, July!- y un rabo.
Bueno, pues para que además se vea que las cosas que se dicen solemnemente la mayoría de las veces nunca se cumplen, declararemos aquí que habíamos jurado sobre el Cossío no ir a la pantomima de Vista Alegre, salvo en el harto improbable caso de que alguien nos invitase, dado que para este año nos habíamos juramentado a no ver más corridas de toros que las de Madrid y las de las ganaderías ‘rabiosas’ que encontrásemos por esas plazas de Dios, pero como es pública la debilidad que sentimos por Manuel Cid –torero sobrevalorado para unos y en un perenne bache para otros-, pues hemos decidido ir a verle y olvidarnos de nuestros juramentos de chicha y nabo, que el hombre vendrá bien entrenado de América de matar ovejitas luceras, cabritas de Hilario y toda suerte de torezñines, por lo que el choque de verse frente a los imponentes Cuvis será digno de ser contemplado.
¿Quién triunfará? ¿El nuevo maestro del Shao-lin de Las Ventas? ¿El seudo Curro? ¿El del bache? ¿Los cuvis? La tarde promete ser de las de relatar a los nietos. Lo de Mora con el estoque de verdad, lo de las dos verónicas de Morantico, lo del bache del Manuel y lo del toro bravo, fuerte y pujante de Cuvillo; y todo eso, además, en un ambiente limpio de humos, como corresponde a un espectáculo que es puritita cultura.
Nosotros aquí, echando el rato con la ilusión que nos haría el cartel moruno –Mora, Morante y De Mora-, y ahora viene la naturaleza a superar al arte, que por suerte de birlibirloque se cayó del cartel de Vista Alegre Sebastián Castella y lo han sustituido por El Cid, con lo que ya tenemos liada la España cainita que tanto nos reconforta: los moros y los cristianos se medirán taurómacamente en la antigua Chata frente a las alimañas del Cuvillo, los cuvillejos de El Grullo, para que sea una vez más el toro quien ponga a cada cual en su sitio. ¿El toro? ¿Qué toro? Pues el toro del Cuvillo, que es a los toros lo que la música militar es a la música; vamos, que de igual forma que aquéllas comparten el pentagrama y las corcheas, pues estos comparten el tener cuatro patas, dos orejas -¡salve, July!- y un rabo.
Bueno, pues para que además se vea que las cosas que se dicen solemnemente la mayoría de las veces nunca se cumplen, declararemos aquí que habíamos jurado sobre el Cossío no ir a la pantomima de Vista Alegre, salvo en el harto improbable caso de que alguien nos invitase, dado que para este año nos habíamos juramentado a no ver más corridas de toros que las de Madrid y las de las ganaderías ‘rabiosas’ que encontrásemos por esas plazas de Dios, pero como es pública la debilidad que sentimos por Manuel Cid –torero sobrevalorado para unos y en un perenne bache para otros-, pues hemos decidido ir a verle y olvidarnos de nuestros juramentos de chicha y nabo, que el hombre vendrá bien entrenado de América de matar ovejitas luceras, cabritas de Hilario y toda suerte de torezñines, por lo que el choque de verse frente a los imponentes Cuvis será digno de ser contemplado.
¿Quién triunfará? ¿El nuevo maestro del Shao-lin de Las Ventas? ¿El seudo Curro? ¿El del bache? ¿Los cuvis? La tarde promete ser de las de relatar a los nietos. Lo de Mora con el estoque de verdad, lo de las dos verónicas de Morantico, lo del bache del Manuel y lo del toro bravo, fuerte y pujante de Cuvillo; y todo eso, además, en un ambiente limpio de humos, como corresponde a un espectáculo que es puritita cultura.
Mora y su chiquillo,
"que le hace mucha ilusión pasear él las orejas"
"que le hace mucha ilusión pasear él las orejas"
"Morente", como le llama Arrabal, con Arrabal,
que no escribió Gargoris y Habidis
que no escribió Gargoris y Habidis
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