La triste historia del memo de "Pompito"
José Ramón Márquez
Lo de hoy está chupado. Aquél que venga diciendo que qué buen toro tuvo El Cid, ése ya sabemos que no tiene ni repajolera idea de toros. Así de fácil. Quien no se haya dado cuenta de cómo la mezcla de una extraordinaria cuadrilla, unos eficientes picadores y un torero generoso producen los mejores toros de la tarde es, a fe cierta, persona simple que cree en los gnomos y en las hadas y que de toros no chana ni media. Pero vayamos por partes.Yo, particularmente, estoy hasta los nísperos de esta calderilla ganadera del Puerto de San Lorenzo, del puerto de San Váyase a Paseo y no vuelva más a Madrid, ni usted ni sus franquicias con ventanas o sin ellas. En la puerta de los corrales de Las Ventas habría que poner un letrero bien grande de prohibido el paso al Puerto de San Lorenzo, a San Tocomocho del Lisarnasio, que vaya tostón de corrida que han echado los Frailes de Tamames; una más y las que te esperan, moreno.
Los odiosos bicharracos desfondados y semimuertos de salida que el tal Fraile ha tenido la desfachatez de echar hoy en Las Ventas son como para llevar al Tribunal Constitucional a la ganadería y que los jueces le arrebaten al ganaduros Fraile los derechos de hierro, divisa y antigüedad, a ver si así se larga de una vez con viento fresco, elimina lo anterior y deja de una maldita vez de traer sus bazofias a Madrid. Ahí quiero yo ver ahora al tal Moncholi, que pedía la eliminación de Miura, a ver qué paridas se le ocurren para indultar a la Basura de San Lorenzo, que esto no son ni las cenizas de la hoguera donde asaron al pobre santo.Salieron cinco por chiqueros que lo mismo que los dejaron los podían haber echado y luego otro al que echaron lo mismo que lo podían haber dejado, al igual que dejaron a sus hermanicos. Y después, en sustitución del que se fue vino uno de Los Bayones que era lo mismo de Lisarnasio o de Atasardo que los demás, o sea que para lo único que valía era para ir de cabeza al contenedor de color naranja donde se echan los residuos biológicos.
La corrida fue tan atasarda como lisarnasia y sólo El Cid, a base de contemporizar, consiguió que el tonto del bolo de Pompito, número 62, diese el pego y engañase a los incautos. El tal Pompito de inexistente trapío, se echo él solito al caballo y ahí apretó lo que pudo con sus febles fuerzas. Es en lo único que se diferenció de sus otros hermanitos. En la segunda entrada al caballo, El Cid ya le había avisado a Juan Bernal de que no le diese leña a la cucaracha y el obediente piquero así lo hizo. Al toro lo bregó con solvencia de gran peón Pepe Alcalareño y fue banderilleado con eficiencia y rapidez por Boni y Pablo Delgado. Mimo en el caballo, brevedad de capote, eficacia de banderillas y luego, el torero que cuida al toro, que le deja galopar sin romperle, que le da aire, que le lleva a la media altura para que no se note que a la primera de cambio el bicho se puede ir al suelo, que le luce haciendo ver las bondades de un pobre infeliz y vendiendo, a quien la quiera comprar, la hojalata como oro molido. A cambio,Pompito se confía y regala sus embestidas babosas y faltas de casta para que le encumbren como ‘toro de la feria’ o ‘tonto de la feria’, mejor aún. Ahí está en cuatro letras la triste historia del memo de Pompito, que en Gloria esté.
Justamente lo contrario de lo de El Cid es lo de Castella con el quinto, Langosto, número 90, donde se ofreció por el precio de la entrada la explicación práctica de lo que una deplorable cuadrilla y un matador sin mando pueden hacer para estropear un toro mucho más allá de lo que ellos mismos podían pensar. Descacharraron al toro entre todos a base de capotazos, lanzazos a lomo abierto, gente moviéndose, pasadas en falso o amagos, y se quedaron tan tranquilos. Castella dice que se va a Ecuador a participar en esa burla que es ese simulacro de corrida sin muerte que se han inventado allá, pero por lo visto esta tarde en Madrid creo que debería empezar a pedir también que quiten de las corridas de Quito los capotes, los picadores, las banderillas y la muleta.
Diremos, por cumplir, que Perera también hizo el paseíllo para demostrar su impericia en el tercer toro de la tarde, Playero, número 120. Si todo lo que hizo mal lo hubiese hecho bien, ahí tendríamos otro mejor toro de la tarde.
En realidad yo lo que quería era llegar a El Cid, que de los tres es el único que me interesa, porque hoy en Madrid nos ha dado la talla de lo que está siendo su temporada, en la que claramente se ha tirado por el mismo camino de los reyes del escalafón. Ahora Manuel Jesús Cid torea por afuera, no avanza la pierna, busca el viaje rectilíneo del toro y saca el culillo hacia afuera en los pases por alto, que no de pecho. Hace lo que todos, lo que Julián, lo que Manzanares o lo que Talavante, y eso, lo haga quien lo haga, no es el toreo. De acuerdo que hoy dio un espeluznante natural en el inicio de la faena al cuarto, dejando llegar muchísimo al toro, rompiéndole el viaje con una gran suavidad y con un mando extraordinario, de acuerdo con éste o aquel detalle, una trinchera, dos naturales, pero este Cid está totalmente desdibujado, como si fatalmente hubiese sido abducido por el lado oscuro. A lo mejor su cambio se debe a arrejuntarse con los cansinos del trust, pero al menos de El Cid nos queda el recuerdo de sus grandes faenas y la permanente esperanza en las tardes que quizás aún nos puede dar, pues sólo cambia la moneda aquél que la tiene.
Sigamos a la espera.
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Blog Salmonetes ya no ......
lO DEL CID HA SIDO VERDADERAMENTE LAMENTABLE,ESE TORO HACE CUATRO AÑOS LE HUBIERA ARMADO UN LIO GORDO, EL CID NI ESTA NI SE LE ESPERA POR MUCHO EMPEÑO QUE PONGA EL AFICIONADO COMENTARISTA
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