A propósito de Padilla, siempre hay clases
Bocanegra
Madrid, 9 de Octubre de 2011
Sí, en todo y en el toreo también, así es la vida donde las clases se imponen. Las categorías es cosa distinta como así se refleja en el escalafón acorde al número de actuaciones de cada matador en su temporada anterior, mera cuestión numérica que obedece al interés o expectación que despierte su contratación. Más o menos el número de toros estoqueados por año sumaran el doble de actuaciones, y el total de cuernos que se pasen por la barriga será el resultado de multiplicar estas por cuatro -todavía el bovino puede presumir de llevar solo dos por cabeza- pero...¡ahí está el detalle! que diría el taurinísimo Mario Moreno Cantinflas; ahí emerge la clase VIP de la torería andante contra los desclasados.
¿Son los toros que lidian unos y otros de semejantes encastes? ¿Y los cuernos son del mismo tamaño? ¿Y las puntas......?
Pues alguna diferencia tiene que haber porque parece que a los de clase VIP -hay quien los identifica con el G-10- tienen más suerte y cuando les derriba el toro les da tiempo a escapar de él y a que lleguen a tiempo, A.D.G., los peones. O que en lugar de traje de seda llevaran uno antibala contra el que rebota el término del pitón cuando son alcanzados.
Sin embargo en lo que va de año, prácticamente ninguno de los heridos por asta de toro pertenece a la Grand Class, y además lo han sido por reses de ganaderías de muy mala fama, conocidas despectivamente como duras y rabiosas, horrorosas, con cuernos y encastadas, de las que hacen pasar miedo a los VIP Algunos no lo saben porque no se han puesto nunca delante de ellas ni se pondrán.
Todo esto es muy raro porque ¿donde queda el cáculo de probabilidades? dicen que los que más torean como las figuras, mayor riesgo tienen de sufrir cogidas, pues tampoco ¡leñe!, estos acaban hasta con las matemáticas. A lo mejor es que son tan buenos que.....o lo peor es que son tan listos que.....
El MATADOR DE TOROS Juan José Padilla tampoco tuvo opción en Zaragoza de elegir hierro para lidiar. Ni encaste cuyos toros dominados ya de salida le permitieran humillarlos en plan abusón. Ni reses aborregadas que no le acometieran con saña cuando cayera ante sus pezuñas.
El torero de Jerez hizo lo que viene haciendo desde hace diecisiete años que tomara la alternativa, encerrarse con un hierro rabioso -santacolomeño esta vez- y dar todo al público con entrega y pundonor en su concepto sincero del toreo, con oficio, espectacularidad y valor que ha punto ha estado de costarle la vidad, y que ya veremos las secuelas de la tremenda cornada en la cara por el toro de Ana Romero.
Es ahora cuando algunas plañideras pluma en ristre lo están glorificando cuando antes lo han calificado de histriónico torero o excéntrico actor, es ahora que se ha debatido entre la vida y la muerte cuando vienen los falsos elogios de cantores de deidades pétreas depredadoras de chochillos, banquillos y otros productos de la cabaña lanar con disfraz de toro.
Sobre gustos no hay nada escrito pero no se puede someter a mofa y escarnio lo que se hace con verdad delante del toro auténtico durante tantos años.
Ante ello, lo primero es desear la mejoría de Juan José Padilla y su total recuperación para sí y su querida familia, pero la ocasión que brinda este desgraciado percance es la de reivindicar el TORO y desenmascarar a aquellos que están llevando a la Fiesta Brava a su propia desnaturalización. Tenemos TOROS Y TOREROS, defendámolos, y que cada uno se gane su categoría prefesional según sus méritos. Ya veríamos como serían las clases de toreros con el toro delante.
Juli el poderoso, Manzanares el Mediterráneo, Cayetano el topmodel, Talavante el domamansos, Morante el del puro, José Tomás la deidad pétrea, jamás van a verse enfrente de los galafates que ha matado Padilla. Ellos prefieren mostrar sus grandes dotes frente a los amansados Cuvillos y brillar en todo su esplendor ante los tremendos juampedros. Eso parece algo normal en estos tiempos, cuando los propios toreros son quienes deberían demandar las ganaderías de raza en vez de huir de ellas como damiselas afrentadas.
ResponderEliminarSólo hay que fijarse en el rabo "cola de escorpión" del toro en el momento de coger, indicativo de fiereza y acometividad. Vamos, de toro que "pide la documentación" de quien se pone delante...
ResponderEliminarLe deseo lo mejor al tan infortunado como valiente Padilla.
Estoy de acuerdo con todo lo que se ha dicho. Pero para mí la tauromaquia tampoco es la manera de lidiar de Padilla el día 4 de Octubre en Úbeda.
ResponderEliminarMis mejores deseos para la pronta recuperación de Padilla. Honor a su entrega y a su verdad.
ResponderEliminarQue los aficionados sigamos exigiendo el toro íntegro en todos los ruedos. Despreciemos a los que sólo se enfrentan a chotas desmochadas; silenciemos sus actuaciones; obviémoslas cuanto podamos.
Honra para los toreros aguerridos. Denuncia para los cómodos y mentirosos.
¿Saben que hay un torero, malagueño y supuestamente artista, para más señas, que no ha sido herido por pitón desde su alternativa hace 17 temporadas? ¿Ve pitones cerca alguna vez? Más aún, ¿ve algún pitón? No es suerte, no; es una huida de su deber ante el público y el rito ancestral: Mentira, nula entrega... Y, por desgracia, hay muchos de esos en lo alto del escalafón; esos que cobran cantidades elevadas por torear cómodamente, a costa de los emolumentos de los modestos que, además, han de lidiar los toros que ellos repudian. ¡Vergonzoso!
José Mª Moreno