Ojalá, en el piso plano, Morante alimente de nuevo el alma de los aficionados, que vaya lío llevamos con la cuesta.
Morante, ¡vaya lío con la cuesta!
Allanan el ruedo de Las Ventas. Sin pendiente, la arena se tornará más cómoda, dicen. O Morante dixit. Tanta cuesta no era buena. Y el genio sevillano ya tiene vía libre para poner la plaza de Madrid boca abajo. Ya no hay excusas.
Tras la batalla por alisar el piso, sin cuesta, el de La Puebla tendrá que dar el do de pecho. Pues de qué sirve si no tanto ir y venir, tanto contemplar la arena, tanta subida y tanta bajada.
Ahora no hay marcha atrás, el ruedo de Las Ventas ha quedado como la palma de la mano, y a torear. Y fíjense que Morante ha toreao bien en Madrid, eh! Pues mejor a partir de ahora, es de suponer.
Personalmente, me conformaría con que repitiera, si puede, aquella lección antológica del toreo de capa que dictó una bochornosa tarde de mayo de 2009, cuando, precisamente, la cuesta estaba con su máxima inclinación.
Con aquel juampedro nadie reparó en un desnivel que ya es historia. Ni las veinticuatro mil gargantas que rugían a cada verónica, ni el propio Morante que pisaba la arena como quien levita y dejó sobre aquel montículo maldito lo mejor de sus sentimientos.
Ojalá, en el piso plano, Morante alimente de nuevo el alma de los aficionados, que vaya lío llevamos con la cuesta.
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