El Arte del Toreo, es el único que tiene un componente de peligro, sin el cual desaparecería la emoción, elemento esencial de su existencia. El riesgo es inmanente a la actividad taurina, pero no podemos permitir que la comprometida coyuntura que atraviesa el país, pueda arrasar con nuestra Fiesta Brava o que unos cuantos sujetos, al aprovechar sin remilgos las circunstancias, la puedan ir desfigurando, hasta transformarla en parodia que mancilla sus auténticos valores y tradiciones.
ANIVERSAROS Y COYUNTURAS
- Ricardo de Jongh fue noble y taurino, Q.E.P.D. -
Eduardo Soto
En nuestra América Taurina, este año la ganadería colombiana de Achury Viejo, cumple (al igual que la Feria de San Isidro en Europa), su Aniversario de Titanio. Fundada por Don Benjamín Rocha Gómez, en Sesquilé, Cundinamarca, en 1933, adquirió su antigüedad en Bogotá, hace setenta años. Se inició con ejemplares de Mondoñedo y en la década siguiente, para reforzar la línea Santa Coloma, importó reses de la península ibérica, directamente del mismo Conde y algunas de la vacada portuguesa de Moura. A principios de los ochenta, el Dr. Felipe Rocha, descendiente del fundador, trae animales de Jandilla, para incorporar Parladé, no obstante, el ganadero lleva por separado los dos encastes.
También tenemos en nuestro Continente, al menos, tres ganaderías con el nombre de Santa Marta. Pero quisiera referirme, en particular, a la ecuatoriana fundada por Don Víctor García en 1952, con vacas de Pinto Barreiro; en 1964 desaparece la ganadería, pero en 1982, la retoma su hijo Patricio, quien adquiere vientres de Puchalitola, Huagrahuasi y Atocha; seis años después trae vacas y sementales de Baltasar Ibán y con esta línea se ha presentado, en casi todas las plazas ecuatorianas.
Hay que señalar, que Ecuador es el país con mayor número de ganaderías de lidia, situadas a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, como las de Atillo, Campo Bravo, Charrón, Corinto y Oro, El Arriero, El Pinar, El Rosario, La Viña, Ortuño, Palanquillo, Rumiquincha y Triana; incluso, la propia Santa Marta, se encuentra a 3.600 metros de altura.
Por cierto, más o menos a la misma cota, pero en el Páramo del Batallón, en las estribaciones andinas venezolanas, se localiza la Ganadería de Rancho Grande, que este año cumple cuarenta años de existencia. Es la de mayor altura en Venezuela, no solo desde el punto de vista geográfico, sino también por los triunfos alcanzados, a lo largo de sus cuatro décadas.
Sea este Aniversario de Rubí, ocasión propicia para felicitar a la toda la Familia Molina, pero especialmente a su patriarca, cuya perseverancia, vocación taurina y espíritu de cooperación, ha facilitado ir superando retos cada vez más complejos, como los que enfrenta actualmente la afición tachirense y, en verdad, todo el estamento taurino venezolano, pues, sin caer en chovinismo de montaña, Los Andes ha llegado a ser, por múltiples razones, el pilar fundamental de la tauromaquia en Venezuela.
El Arte del Toreo, es el único que tiene un componente de peligro, sin el cual desaparecería la emoción, elemento esencial de su existencia. El riesgo es inmanente a la actividad taurina, pero no podemos permitir que la comprometida coyuntura que atraviesa el país, pueda arrasar con nuestra Fiesta Brava o que unos cuantos sujetos, al aprovechar sin remilgos las circunstancias, la puedan ir desfigurando, hasta transformarla en parodia que mancilla sus auténticos valores y tradiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario