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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 6 de enero de 2011

`BALAÑÁ DICEN QUE DICE´ / Por Paco March


`BALAÑÁ DICEN QUE DICE´

Por Paco March
Este portal taurino se hace eco de lo que se escribe en la edición cibernética de El Economista que, a su vez, menciona lo publicado por El Confidencial Digital, en torno a lo que explica un portavoz de la casa Balañá de lo que dicen los amos  sobre la indemnización a cobrar por cese en el negocio, taurino por supuesto. Perdonen el mareante juego de palabras, que remite a la jocosa  escena de los Hermanos Marx y aquello de la parte contratante , pero es que tratándose de Balañá y la “pela”  mejor tomárselo a broma, siendo, como es, para llorar.

A poco que se haga memoria, desde el inicio del proceso de la ILP que culminó con la prohibición del toreo en Cataluña (verbigracia Barcelona) de aquí a un añito menos algún día, el tema económico parece pesar más, tanto en la argumentación anti como pro, que el  histórico, cultural, artístico o, simplemente, de libertad conculcada. A partir de lo que marca la Ley, la Administración catalana se vería obligada a indemnizar a todas y cada una de las partes directamente perjudicadas por el cierre de la Monumental (única plaza en uso) lo que incluye desde sus propietarios -Balañá, que se lleva la parte del león- a quienes trabajan en ella -porteros, taquilleros, los de las almohadillas, los de las bebidas, la señora de la tienda de souvenirs, areneros…- a matadores, novilleros, ganaderos, críticos y, como daño colateral, restauradores y demás, sobre un baremo de prospección de las próximas diez temporadas y en la figura jurídica de lucro cesante. El cuento de la lechera, para entendernos.

Cuando allá por el mes de marzo del año recién finalizado se sucedieron las comparecencias en sede parlamentaria, la de Pedro Balañá Mombrú, el nieto de D. Pedro e hijo de Pedro Balañá Forts, fue la más breve de todas y se centró, cómo no, en lo económico, utilizando casi las mismas palabras que ahora, salvo el montante a percibir, que no se cuantificó. A partir de ahí, mutis por el foro. Un mutismo- hay quien le llama discreción- que da pie a conjeturas varias, que ese "dice que dicen que ha dicho" no ayuda a desbrozar. Es más, alimenta sospechas, la primera de ellas que Balañá, como la Banca, siempre gana.

Y es que no deja de sorprender que mientras el recurso ante el Constitucional ahí está, y la Federación taurina catalana promueve la inmediata recogida de medio millón de firmas para conseguir eso de la Fiesta como BIC –no confundir con el bolígrafo-  el  vocero de Balaña dé como hecho “que la Monumental quedará inservible el año que viene”.  Inservible ¿para qué? Ah!, claro, para dar corridas de toros, pues al parecer de poco van a servir las iniciativas antes mencionadas.

No me negarán que, visto lo visto y oído lo que dice que dicen que dijo, es como para echarse a temblar con la temporada ¿última? de la Monumental a cuatro meses vista. Una temporada que Matilla, que es quien desde hace unos años se ocupa de hacerla, ya se ha apresurado a anunciar que seguirá las mismas pautas. Es decir, que aquí no pasa nada.

Bueno, pasar sí que pasa. Pasa que algunos, los que más deberían luchar, ya dan la batalla por perdida mientras miran de reojo sus bolsillos, con una vela a dios y otra al diablo y a los aficionados, cautivos y desarmados, se les queda cara de Buster Keaton. Claro que las arcas que hereda el nuevo conseller de Economía no están para echar cohetes (cuando escribo estas líneas se ha anunciado que el agujero en el ámbito de la Sanidad es de "dimensiones desconocidas") y todo pinta a que los taurinos -Balañá, quiero decir- serían los últimos en la fila del cobro, si es que quedasen migajas. Tal vez por ahí podría llegar una solución intermedia, una prolongación de la moratoria y la posibilidad de continuar dando toros “en el corredor de la muerte” alguna temporada más.

Mientras, sea cual sea el desenlace, el hostigamiento continúa: de las farolas de Barcelona cuelgan banderolas anunciando una exposición titulada “Los símbolos de Franco” que se publicita con la imagen de un paseíllo en la postguerra con los toreros saludando brazo en alto. Pero esa, es otra Historia...   
           

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