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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 10 de junio de 2011

JOSÉ FLORES, “CAMARÁ” / Por Aquilino Sánchez Nodal

 JOSÉ FLORES, “CAMARÁ”

Por Aquilino Sánchez Nodal

Madrid 1o, de Junio de 2011
Los apoderados taurinos siempre se han calificado a sí mismos por su forma de compenetrarse con el matador. Solo los elegidos han cruzado la frontera de la estupidez de la gente que los considera sabandijas de toreros. Los aficionados debemos ser conscientes de la importancia que tienen estas personas en la carrera de un matador. Naturalmente como en todos los espectáculos artísticos la aptitud, la inteligencia y la honradez es moralmente loable aunque en algunos casos no ha sido la adecuada.

En los cursos sobre técnica de ventas se determina la estrategia para crear la necesidad de compra. En los estudios de mercado más avanzados se recomienda indagar en la vida personal del futuro comprador, sus vicios, sus aficiones, sus gustos gastronómicos, su aniversario y hasta las fobias ocultas. En fin … todas las armas que ayudan a lograr el pedido, superar las dudas y conseguir la confianza de nuestro interlocutor. Por mi profesión he impartido conferencias para formación de equipos comerciales en diferentes sectores, especialmente Arte. Aquí comienza y termina la lección. Todo se resume en esta máxima: - < Todo el mundo tiene algo que vender.> –Ya sean ideas, opiniones, crítica taurina, actuaciones en el ruedo, posiciones políticas o culturales, automóviles o pelucas, contactos o patatas … Toda oferta tiene un comprador solo, tenemos que encontrarlo.

La víspera de la corrida de la Prensa, sentado en la terraza de una famosa cervecería de la calle de Alcalá. Observé que varias personas, tipos sueltos, se dirigían hacia una mesa alejada, ocupada por un individuo solitario. Poco a poco se arremolina alrededor, una muchedumbre abigarrada. La teoría de la venta surgió de espontáneo. Lo mismo sucedía con los charlatanes callejeros. Entorno a un vociferante charlatán en la Plaza de Cascorro se dan cita en un círculo expectante, jóvenes, jubilados, mozalbetes, “chachas”, aficionados taurinos, obreros ociosos, “panas” y señoritos, letrados perezosos, doctores en tránsito hacia su consulta privada, bastantes carteristas conocidos, el estraperlista parado, el policía curioso, en definitiva, de cualquier condición social. Todos se afanaban en escuchar al personaje de voz fuerte y dicción timbrada no exento de tracción fatal. Ese es el resorte que hay que encontrar para triunfar en la venta. El nudo común en la táctica atrae la atención de cualquier oyente. La extrañeza me obliga a preguntar al camarero que atiende las mesas en la terraza.- Oiga, ¿quién es el orador al que desborda la atención de transeuntes?, - Con sorpresa me responde el dependiente: -“¿No le conoce?. No es otro que el señor “Camará”, el apoderado de “Manolete” que buscan entradas para la corrida de mañana”.

¡Perfecto!. Pensé. Tenía un especial interés en charlar con él para que me respondiera a preguntas relativas a su anterior profesión, fue matador de toros. Me acercaba a José Flores abriéndome paso, con los brazos apartaba gente. Estaba a punto de desistir por la aglomeración. Cuando me situé en línea con su vista le hice una señal para que me siguiera y huir de aquel “pandenomium”. Por una puerta lateral salimos a la calle de Goya. Entramos en un café y desaparecimos en la penumbra y pudimos respirar a salvo. Al reconocerme se tranquilizó, sabía que no iba en busca de un billete.

José Flores González, “Camará”, se dispuso a contestarme a cualquier pregunta relativa a su profesión anterior. – “Para general conocimiento cuéntenos su llegada al mundo de los toros y la actividad que desarrolló”.

“Amigo, escriba. Estoy inmerso en cuerpo y alma en el toro por las dos ramas familiares de mis padres. Tíos carnales míos son, Rafael González, “Machaco”, “Los Conejos”, “Patatero” y de uno u otro modo, estoy emparentado con todos los toreros cordebeses. Mis primeros pasos en el toro fueron en una placita de Córdoba en la que José Rodríguez “Bebé Chico”, enseñaba a la chiquillería del barrio a torear. Era el año 1.911. Tres más tarde debuté en Andújar. Estuve tan bien que me anunciaron al domingo siguiente para actuar junto a “Toreri” y Vicente Aguilar. Los novillos fueron de la Marquesa de Cuba. Un extraordinario triunfo en la Plaza de los Califas de Córdoba el 4 de Abril de 1.915 me ayudó a actuar en todas las plazas de España. Me presenté en Madrid el 2 de Septiembre de 1.917. Novillos de Contreras, con “Parrao” y Emilio Méndez de compañeros. La alternativa en La Plaza de la Carretera de Aragón. José Gómez, “Joselito” me cedió al toro “Amargoso”, de Benjumea para el doctorado, testigo Julián Sáiz “Saleri II”. Durante muchas temporadas no bajé de torear 50 corridas de toros. Los tres años del servicio militar se llevaron mi carrera y mi sitio en el toro. La última la toree en Córdoba en 1.926, Manuel Jiménez, “Chicuelo II”, “Niño de la Palma”, “Zurito” y yo fue la terna. Los ocho toros, de Nátera. … Te voy a contar una anécdota que me ha pasado en este viaje a Madrid cuando veníamos en el tren. He salido del departamento para estirar un poco las piernas. En el pasillo unos viajeros hacían comentarios acerca de la figura de Manuel, (“Manolete). En su conversación salió a relucir los miles de duros que el torero llevaba ganados, les parecía una cantidad desmesurada. – “Perdonen ustedes, pero me parece un tanto exagerado los millones de pesetas que dicen ha ganado “Manolete”. Entonces, uno de ellos, con cara de “enterao”, me replica: - “¿Me lo va usted a decir a mi que soy el hombre de confianza de Camará?”. Me dejó perplejo aquella afirmación hecha por un señor al que veía por primera vez en toda mi vida. Sin decir palabra me retiré a mi departamento a la espera de que en alguna ocasión me fuera presentado el hipotético acaparador de mi máxima confianza”.

Terminadas las consumiciones don José Flores, “Camará”, me regaló un billete de barrera para la Corrida de la Prensa del día siguiente. Por cierto, el cartel era de lo más atractivo: José Gómez “El Estudiante”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Juanito Belmonte con toros de don Antonio Pérez Tabernero.

El relato es para información que don José Flores “Camará”, no fue apoderado de Manuel Rodríguez, “Manolete” por casualidad de excelente vendedor sino porque siempre había sido “Hombre Sabio” del toro y el complemento necesario para la leyenda de un gran torero. 

 El apoderado José Flores Camará ata los machos de su torero Manolete

1 comentario:

  1. precisamente el problema actual q tiene la fiesta es q no hay personajes como camará...el interes taurino y las rivalidades, o el marketing taurino por decirlo de alguna manera ha desaparecido de la fiesta, y ya la gente va a los toros solamente pq son las fiestas de su pueblo o su ciudad y hay q verse en la plaza!

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