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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 29 de junio de 2011

De cómo Colombo resolvió el caso de los toros / Por José Ramón Márquez

 Ricardo Montalbán

De cómo Colombo resolvió el caso de los toros

José Ramón Márquez


Con la muerte de Peter Falk, de la que el otro día dábamos cuenta en los Salmonetes..., se cierra definitivamente la peripecia vital del teniente Columbo –Colombo, que dijimos siempre en España-, esa especie de Luis Candelas policial que siempre estaba a la caza de ricachones con mansiones despampanantes, coches caros y gustos refinados, y resolvía los más intrincados casos a base de observación y de insistencia.

El teniente Colombo tuvo también su relación con los toros. En el episodio ‘A matter of honor’, de 1976, se ve involucrado en la investigación de un crimen cometido por el matador retirado Luis Montoya (Ricardo Montalbán) en la persona de su peón de confianza, Héctor Rangel (Robert Carricant), utilizando como arma homicida un toro bravo. Colombo está de vacaciones en México y una serie de circunstancias le ponen en contacto con el detective Sánchez (Pedro Armendáriz, jr.) a quien ayuda a desentrañar la manera en que Montoya, que piensa que ha sido traicionado por Rangel, droga a su víctima para dejarle, en la plaza de tientas de su finca, a merced de las astas de un toro.

Lt. Columbo: May I ask you a personal question, sir?
Luis Montoya: Oh, by all means.
Lt. Columbo: Did you injure your leg in the bull ring?
Luis Montoya: [nodding] On the Plaza Del Toros, Mexico. It was the wound that ended my career. And, ironically, it wasn't even the bull I was supposed to fight. You see, I was appearing mano a mano with a young matador who froze, and the bull gored him. I jumped to his rescue, and I too, was gored. Badly. Here. They tried to take me to the infirmary along with the young matador , but I refused to go. Despite the blood flowing from my wound, I stayed in the ring and I did one of the best fights of my career. I killed the bull with one thrust. The people loved it! They stood up and gave me an electrifying ovation. Two ears and a tail! That was my last fight.
Lt. Columbo: Well, that must have taken a lot of courage, sir.
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