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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 14 de enero de 2013

Grandes empresas taurinas: sobrevivir a las “redes” / Por Pedro Javier Cáceres


Grandes empresas taurinas: 

sobrevivir a las “redes”

PEDRO JAVIER CÁCERES 

Crítico taurino y periodista.
Desde hace un tiempo, el empresariado taurino es visto como el diablo. El gran culpable de los males de la fiesta, sea el mal que sea. Si habla sube el pan y si calla suben la luz y teléfono.

Por supuesto nos referimos a las casas grandes, que -de una forma u otra- siempre son las que tiran del carro, esta es la realidad; incluso ante las adversidades: dan la cara, se retiran, alguno hablará de “espantá cobarde”, no enredan, y dejan a las administraciones, públicas o privadas, (como los Chopera en Córdoba y Málaga) manos libres para poder reconducir el rumbo, con el menor costo de tiempo, que en algunos casos podría ser irreversible. Empresarios de toda la vida, mamado en casa. Marcando estilo.
Comportamiento distinto, como en Zaragoza o Alicante, donde a fuer de defender legítimamente, lo que creen, son sus derechos, lo embarullan con agresivos comunicados y amenazas nada veladas: achicando espacios, ganado tiempo…que pierden las administraciones para cambiar sosegadamente rumbo de barco a la deriva.

Curioso: que gran parte de su crítica, las más de las veces rayana al insulto, a las grandes empresas tradicionales, que no por casualidad rigen las grandes plazas, se viertan en las redes: webs, blogs, twiter, facebook…se entiende que aficionados todos.
También en cierta prensa (o pseudo-prensa), no toda, marginal o que se siente “auto-marginada”…o avalan otros intereses.

Paradójico: que ante cualquier conflicto de contratación de las figuras, lo que no es más que una cuestión contractual, hacen de ello casus belli a favor de las figuras si la operación no se consuma.
Da igual que se explique la ausencia, o que incluso el ausente confesara que no ha querido ir por principios o estrategia, o que la empresa no ha llegada al precio que él cree que vale. Leña al mono hasta que hable euskera.

Chocante: que después de demonizar a la empresa, una vez la figura está de luces y en el ruedo —el que sea-, sea el objeto oscuro del deseo del insulto. Ya sea por el toro, la técnica, el temple o los andares.

Ante estas fobias no deja de ser, cuanto menos chirriante, el silencio cuando sus “filias” empresariales dan un salto lógico y ambicioso (de profesional) en su progreso a las grandes plazas y a las alianzas con grandes empresas, merced a su valía: caso Cutiño en Granada (tiene antecedentes en Valencia y en Madrid —Taurovent-) , o Simón Casas.
O apadrinar al “pobre” de discurso teórico facilón que más tarde o más temprano (estos ídolos de charletas vacuas en las redes) van cayendo, o incluso protagonizando los capítulos más sórdidos de los últimos años en la tauromaquia: Paco Romero Leal, González de Caldas, Cañas… y no llegará el 2014 sin que se destape algún boquete más, que de hecho está en boca de todo el taurinismo profesional.

Los que tenemos ya edad afirmamos que esto no es nuevo.
En los últimos 30 años, y por no hacer la lista como si fuera la pedrea de la lotería, me acuerdo del ascenso y caída de Paco Gil. Más recientemente José Félix González, mi entrañable Don Desiderio, etc. etc. Su penúltimo paradigma Tomás Entero.

El torero y el toro son imprescindibles y el público necesario. Pero…¿Quién monta el espectáculo?: el empresario ¿cual?
La prensa homologada no tiene prejuicios ni para criticarles cuando lo hacen mal, ni para regalarles el oído cuando lo hacen bien, ni para apoyarles para que sigan montando espectáculos en una tauromaquia que cada vez es más una pirámide…invertida.

Mayor virulencia en tacharles, a los “grandes”, de ser un monopolio u oligopolio, tipo Juan Palomo, porque muchas de ellos —casi todos- son también apoderados y hasta ganaderos.
Otro tópico, siempre fue así en la historia del toreo.
Tomando como referencia el curriculo de todos ellos y sus ancestros, se colige que las grandes figuras del toreo han estado en sus manos, y no creo que a esas figuras del toreo nadie les haya puesto un puñal en el pecho para elegir dicha casa grande. Incluso los hubo que tras una etapa independiente, al final, como figuras consumadas, buscaron esa “comodidad”. El Viti, Ordóñez, El Cordobés, etc.

Si toda la vida la diana apuntó a Euskadi (sin indulto posible), Balañá se lo ganó a pulso, y durante 3 lustros a “Los Lozano” en la época más fructífera del epicentro mundial taurino -siempre el mediocre tira al grande intentando estérilmente equiparase-, hay dos casos, con casuística distinta, en la actualidad, que los francotiradores tienen permanentemente en sus oraciones como negrero de toreros, vía apoderamiento masivo o “martillo de figuras” en su gestión empresarial.

1.- El joven Toño Matilla.
Ya sé que alguno me dirá de todo, pero yo me baso en datos. O mejor les pregunto ¿cuántos años estuvo Víctor Méndez en la casa? ¿Cuántos El Litri? ¿Cuántos El Tato? ¿Cuántos Finito? ¿Cuántos lleva Padilla? ¿Cuántos el Fandi?... y ¿fue el Fandi el que quiso a Matilla, o viceversa? ¿Y en el caso de Manzanares? que hubo de pedir la venia a El Fandi.

Posiblemente me rebatirán, los más piadosos, sobre su aceptable condición como apoderado, pero que ser empresario es otra historia (Y ¿reflotar Barcleona?).
¡El colmo! acumular los dos oficios más el de ganadero.
Y, repregunto ¿qué fue antes el huevo o la gallina? En la tortilla son imprescindible los huevos… y la patata.
Algunos le añaden cebolla y otros chorizo, jamón, atún, vegetales, etc.

2.- Eduardo Canorea-Ramón Valencia.
El icono a seguir de los detractores del empresariado actual sería, sin duda, el entrañable Diodoro Canorea por estar seguros que, Don Diodoro, como en su momento hizo con Curro e incluso con Morante, conseguiría que José Tomás, por supuesto El Juli, toreasen en Sevilla…y varias tardes; aunque para ello les diera “las escrituras de la plaza” y se agraviaran esfuerzos y compromiso con La Maestranza de otras figuras y toreros.
Un extraordinario taurino y hombre grande, generoso, por hipotecado, con la tauromaquia.
El empresario taurino puede ser un poeta, un bohemio, un romántico…pero ante todo, y más en estos tiempos, empresario; porque nadie, ni los aduladores, en las vacas flacas acudirán al rescate.

De aquellos polvos estos barros, y sería bueno que el personal supiera la dificultad de la generación Canorea-Pagés actual para hacer una gestión en las antípodas…sanear y emprender para que el abono sevillano sea una realidad (con el refulgir en tiempos muy difíciles -2011-2012- de un indulto histórico y la eclosión de Manzanares) y no una entelequia soñadora de difícil viabilidad de futuro.

Tal que Rajoy con la herencia recibida.
¡Ea! pues eso.
Más viajar y menos leer…en “la nube”.
***

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