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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 7 de junio de 2014

VICTORINO Y LOS TOROS / Por José María Moreno Bermejo



"...Cossío, Pérez de Ayala, Ortega y Gasset, y muchos otros advirtieron de la decadencia de la Fiesta si a ésta se la priva de su principal significado: la emoción; la que sólo puede ofrecer la lid entre un hombre, inteligencia, y un bravo, fiereza..."

VICTORINO Y LOS TOROS
  • La corrida de Victorino ha sido una gran corrida de toros; mostró el riesgo que es imprescindible en los cosos; ofreció embestidas humilladas que no fueron aprovechadas; su presencia armónica y de gran trapío, causó admiración en los tendidos; la emoción del toro encastado, manso o bravo, se disfrutó ayer por la afición.
  • Es curiosa la coincidencia de las críticas periodísticas sobre la corrida de Victorino en las postrimerías de la Feria de San Isidro 2014. Es curiosa y preocupante. Curiosa por la distancia que las separan de las opiniones de los aficionados instruidos
José María Moreno Bermejo
Presidente Tertulia Amigos del Conde de Colombí
Madrid, 07 de Junio de 2014
“Es peligroso para la fiesta quitarle peligrosidad y riesgo, porque la corrida, aparte de el arte, supone el dominio del toro. Si no hay nada que dominar, no hay tampoco, por lo tanto, corrida de toros”; dice José María de Cossío a Norberto Carrasco en la entrevista que publicó El Ruedo, nº 1390, en la sección: “La Academia va a los toros”.

Es curiosa la coincidencia de las críticas periodísticas sobre la corrida de Victorino en las postrimerías de la Feria de San Isidro 2014. Es curiosa y preocupante. Curiosa por la distancia que las separan de las opiniones de los aficionados instruidos; preocupantes por el pábulo que ofrece a los defensores del arte sin riesgos. Deberían pensar esos periodistas en las esencias que legitiman este rito ancestral; cómo justificar el dar muerte a un animal casi domesticado que “se deja” torear sin pedir nada a cambio. Cossío, Pérez de Ayala, Ortega y Gasset, y muchos otros advirtieron de la decadencia de la Fiesta si a ésta se la priva de su principal significado: la emoción; la que sólo puede ofrecer la lid entre un hombre, inteligencia, y un bravo, fiereza.

Ayer salieron al ruedo de “Las Ventas” 6 ejemplares de toros encastados, 3 bravos y 3 con complicaciones matizables, que debieron ser dominados. El 1º, bravo en el caballo, fue dulce por el pitón derecho y algo “listo” por el izquierdo, aunque podría haber ofrecido mejores embestidas si se hubiera lidiado con destreza. El 4º, bravo, fue machacado en varas; por donde quiera que fue, dejó su sangre en la arena; no fue aprovechado debidamente; bien lidiado habría dado buen juego.

El 2º debió ser puesto en varas en terrenos apropiados; Grilo le propinó un sopapo en el primer encuentro que condicionó al burel; la 2ª vara fue más ligera, aunque trasera; el toro quedó apto para ser lidiado con poder, dominarlo por abajo alargando sus embestidas; a medias lo consiguió Ferrera con su entrega y conocimientos, aunque debió estar más diestro y menos dubitativo. El 5º cabeceó en el caballo, quedó muy listo y precisaba lidia eficaz e inteligente; de dominio; Ferrera macheteó indebidamente a un toro que pedía templanza y seguridad; todo por abajo, sí, pero con suavidad; no ofreció el toro lo bueno que guardaba; sólo dio lo malo; además se lo llevó a toriles, posiblemente el peor terreno para su dominio.

El 3º fue un gran toro, el mejor de la Feria hasta hoy, a mi forma de ver; los lesivos e ineficaces puyazos que recibió “Vengativo", muy trasero y trasero, impidieron el ahormar la embestida, en templarla debidamente; los dos topetazos con el peto le hicieron más fiero; necesitaba este “victorino” del valor y destreza del torero habituado a la lidia de toros bravos. Aguilar estuvo digno, valiente, pero el toro necesitaba del carné que presentan esos toreros lidiadores expertos: Andrés Vázquez, Ruiz Miguel, Perera, Dámaso González; incluso El Juli, si quisiera reivindicarse como torero capaz, que lo es, con toros de esta casta. Nos quedamos los aficionados con las ganas de ver embestir con poder y nobleza a un gran toro bravo: “Vengativo". El 6º no quiso varas; el torero y su cuadrilla hicieron todo mal y con prisas, doble maldad; el toro se defendía tras el trato recibido y no regalaba nada; el torero tampoco se esforzó; los fallos en la ejecución de la suerte suprema los posibilitó el miedo.

La corrida de Victorino ha sido una gran corrida de toros; mostró el riesgo que es imprescindible en los cosos; ofreció embestidas humilladas que no fueron aprovechadas; su presencia armónica y de gran trapío, causó admiración en los tendidos; la emoción del toro encastado, manso o bravo, se disfrutó ayer por la afición. Lástimaque los toreros se afligiesen demasiado, y que ellos y los críticos dulzones justifiquen su actuación por exceso de peligro. Pregunto: ¿Hubo ayer algún toro ilidiable? No para mí. Acaso, ¿salió ayer algún toro que no ofreciera embestidas, más o menos suaves, cuando se les dejó la muleta por abajo, se tiró de ella y se le dejó puesta? No. Admito la psicosis del miedo, pero la corrida de ayer, en manos y corazones capaces y dispuestos, habría sido un corridón de toros.

“Toda evolución humana muere en el estilismo… El arte taurino, irremisiblemente, está en la agonía porque desde hace un cuarto de siglo entró en la zona etérea, remilgada y aniquiladora del estilismo”; Dice Ortega y Gasset en su obra: “Velázquez”, págs. 155/156. Luchemos por revertir esa agonía de nuestra Corrida actual, chochona e indefendible.

Alberto Aguilar con “Vengativo" /Foto: Andrew Moore/

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