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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 18 de abril de 2020

ANECDOTAS PARA EL CONFINAMIENTO (3ª). HISTORIAS DE LA MILI / por José Ramón García García


 ...era un tema de conversación muy recurrente sobre todo en aquellos jóvenes que nunca habían salido del pueblo más que en la época del servicio militar y hay que ver la tabarra que nos daban a los que éramos más jóvenes cuando con una copita demás, sábados y domingos, no tenían otra cosa que contarnos más que sus batallitas de la mili. En este anecdotario iniciado en estos tiempos de confinamiento no podían faltar las mías.

José Ramón García García
(Cabo Tomatero )
Para los jóvenes de ahora esto le sonará a historias del  otro siglo, pero no hace tanto tiempo que se suprimió el servicio militar obligatorio popularmente conocido como “la mili” la cual llevaba instaurada en España 200 años hasta que se suprimió en el año 2001 y bajo un gobierno de derechas. 
En los pueblos de Castilla como pasaría en  muchos otros de otras comunidades todos los niños y jóvenes habíamos oído muchas historias de la mili, porque era un tema de conversación muy recurrente sobre todo en aquellos jóvenes que nunca habían salido del pueblo más que en la época del servicio militar y hay que ver la tabarra que nos daban a los que éramos más jóvenes cuando con una copita demás, sábados y domingos, no tenían otra cosa que contarnos más que sus batallitas de la mili. En este anecdotario iniciado en estos tiempos de confinamiento no podían faltar las mías


1º.- CIR de Colmenar Viejo  1983
Aunque la mayoría de los Compañeros de carrera optaron por hacer la mili l a través de las milicias universitarias que permitían a los licenciados o con tres o cuatro cursos de facultad incorporarse como suboficiales yo preferí hacerlo como soldado de a pie aunque llegue a ascender a Cabo Tomatero.

El primer destino fue el Centro de Instrucción de Reclutas de San Pedro en Colmenar Viejo Lo primero que me llamó la atención cuando nos bajamos del autobús los reclutas fue que había un cabo primero ,bajito reclamando la atención , a voces,  a todos los que vinieran de Salamanca para que se pusieron a su lado. Ninguno de los demás cabos primeros  que nos estaban esperando a la llegada al CIR reclamaban a los de su provincia pero el paisano  sí lo hizo y la verdad es que nos enchufo bastante bien liberándonos del trabajo de Cocina que era lo más duro que había  y nos colocó a todos juntos en la misma compañía la 32 y siempre estaba velando por nosotros, es lo que se llama sentimiento Charro, los de Salamanca siempre hemos  tenido a gala presumir de lo nuestro y cuidar de nuestra gente.

Lo siguiente que me llamó la atención en EL CIR es la cantidad de personas que hay en España con nula capacidad intelectual. Lo voy a explicar, como yo me incorporé en un mes atípico, el mes de abril, pues bien en ese mes el porcentaje de universitarios era más bajo que en otros meses  por cuyo motivo a los que teníamos estudios superiores que no éramos muchos, nuestro primer destino fue el departamento de corrección de test. Era protocolo obligatorio hacer test de inteligencia a todos los reclutas con el objeto de saber su cociente intelectual para que cuando fueran destinados a los respectivos cuarteles,  supieran sus habilidades mentales y no pusieran a los más torpes en puestos de responsabilidad donde podían ocasionar algún desastre, Pues bien   al corregir los test teníamos instrucciones que aquellos que no superaran una determinada puntuación, teníamos que poner en la portada de su carpeta con letras mayúsculas INDIFERENCIADO, y esto es lo que me sorprendió, más del 20 % de los reclutas  eran indiferenciados y un porcentaje bastante alto no pasaba de un cociente del  80%  por eso no es de extrañar muchas de las cosas que ocurren en este país cuando a puestos de responsabilidad  por circunstancias de la vida llega alguno de estos indiferenciados.


2º.- Cuartel de Artilleria RACA 11, Vicalvaro.  1983-1984
Actualmente este cuartel se ha reconvertido y ha pasado a formar parte de la  Universidad Rey Juan Carlos. Como anécdotas más destacables dentro del cuartel destaco las siguientes:

En diciembre o noviembre del año 83 me llamó el Coronel a capítulo a última hora de la  tarde y me hizo pasar a su despacho preguntándome  que si sabía yo algo de tres compañeras de facultad que se habían presentado en el cuartel pidiendo un permiso extraordinario para que dejara salir a José Ramón García  esa noche de fiesta por Madrid. Yo me quedé sorprendido porque la verdad no sabía de qué iba la película, en aquella época no teníamos móviles. Me enteré con las explicaciones que me dio el coronel que las  tres compañeras se encontraban a la entrada del cuartel, en el cuerpo de guardia   y allí me llevo y ya vi quienes eran, Susana De Benito, de Talavera de la Reina, Aurora Hernando de Santo Tomé de Zabárcos( Avila), y Marisol Martín Lumbreras de Adanero, desgraciadamente fallecida hace unos años  en Vigo donde era Directora Provincial de la Seguridad Social. Allí se habían presentado con unas minifaldas  que tenían revolucionado a todo el cuartel, y el coronel tuvo a bien darme el permiso, la verdad es que era un buen tipo..  Estuvimos de juerga toda la noche y pernoctamos en casa de una prima de Marisol, Teresa , cuyo novio de entonces  Joaquín Sánchez Fernández, es ahora también letrado que se dedica a cuestiones laborales, y forma parte de mi peña actual de los Viernes con sede en el Restaurante el Balandro en la Plaza de Cuzco..

Pregón del Codex

La segunda llamada del Coronel se produjo en el mes de enero de 1984 esta vez antes de mediodía. Requirió mi presencia en su despacho y en esta ocasión me interrogó sobre el puesto o cargo tenía yo en la Universidad de Salamanca. Al igual que en la otra ocasión no estaba advertido por nadie y no supe qué contestar y fue cuando  me dijo que acababa de recibir una carta del Decano de la Facultad de Derecho de Salamanca en la que solicitaba  que me concediera un permiso de tres días con objeto de que pudiera ir a dar el pregón del Códex puesto que era pregonero vitalicio y era necesaria mi presencia el día de San Raimundo de Peñafort. Tal carta supe después que había sido falsificada y enviada por la comisión de festejos del Codex con el fin de conseguir mi permiso y el coronel que por cierto se apellidaba como yo García García me lo concedió pero condicionado a que trajera pruebas testimoniales de dicho pregón. Como quiera que salió publicada  en el periódico el Adelanto una foto mía dando el pregón en la plaza mayor ese fue el testimonio que le entregue a mi regreso al cuartel, un ejemplar del Adelanto..

La tercera vez que fui requerido por el Coronel fue por  temas más serios. En esta ocasión vino un sargento , acompañado de dos soldados armados con el cetme, yo estaba todavía con la  bandeja de la comida a medias  pues estábamos de maniobras en Sacedón (Guadalajara), y me arrestaron y me llevaron a la enorme tienda de campaña de los oficiales. Ya habían acabado de comer y allí muy serio me advirtió  el coronel que se constituía un consejo de guerra contra mí por los incidentes acaecidos la noche antes estando yo de Cabo de Imaginaria con dos soldados  de 4:00 a 6:00 de la mañana.

Os cuento lo sucedido. El Furrier de la tercera batería que era la mía  estaba descargado de servicios en el cuartel por su cargo que consistía en asignar los trabajos de limpieza a los demás,  pero cuando íbamos de maniobras era uno más y se le podían asignar guardias y trabajos. Se me ocurrió gastarle una broma, y  a las 4:00 de la mañana me presenté en su tienda con una linterna enorme, le desperté y le dije  que me había dicho el sargento que había que montar un servicio especial y era  necesaria su presencia,  le mandé subir un cerro que había a 3 kilómetros del campamento, donde habíamos estado por la mañana de maniobras en el que había un descampado que no tenía árboles, diciéndole que tenía que subir al cerro y cuando oyera que  venían  los helicópteros que aparecerían  antes de que amaneciera  tenía que correr en círculos con la linterna grande que le entregué encendida  marcándole  la zona central en la que no había árboles,  porque tenían que tirarnos la comida para el día siguiente con pequeños paracaídas, pues era una maniobra más de las que había que hacer  y hasta que no llegaran los helicópteros no podía regresar a la tienda de campaña a dormir. 
Se  subió al cerro y mientras tanto los dos soldados y yo que estábamos de guardia  nos aplicamos al vinito medio dulce de Navalcarnero  que comprábamos entre unos cuantos para las maniobras  y nos cogíamos una taja  de escándalo. Ese día al  acabar la guardia a las 6:00 de la mañana de lo que menos nos  acordamos  fue de que teníamos al Furrier en lo alto del cerro.

A las 8:00 de la mañana tocaron  diana, nos levantamos y formamos  para pasar revista. El sargento ve que falta uno y cuando vislumbra a un soldado  en el cerro, pregunta si sabía alguien quien es el que estaba allí arriba, y que es lo que estaba haciendo. Tome la palabra y le dije:

Sí, mi sargento, es el Furrier que lo mandé anoche a una misión especial para gastarle una broma y se me olvidó avisarle para que bajara..

Cuando rompimos la formación me preguntó el sargento que le detallara lo sucedido y le conté con todo lujo de detalles en que consistió la broma. Total, que después de comer se presentó el sargento con dos soldados y me llevaron a la enorme tienda de los oficiales donde se constituyó el Consejo de Guerra. Me nombraron un sargento como defensor y un capitán como acusador, sería por acojonar más la diferencia de graduación. Empezó el coronel el exordio preguntándome si era consciente de las penas que me podían caer por lo que había hecho puesto que yo era licenciado en derecho y debería saberlas. La verdad es que el Código de Justicia Militar no lo habíamos estudiado en la carrera y no tenía ni idea de la pena que podía caerme, pero con toda la parafernalia que estaban montando me temía lo peor.  Después  tomo la palabra al Capitan y me dijo que contara pormenorizadamente todo lo que había ocurrido advirtiéndome que luego declararía el Furrier y sabrían la verdad, asique me abstuviera de mentir al Tribunal. Conté como sucedió todo y al acabar se hizo un silencio sepulcral, tomo de nuevo la palabra el coronel y me preguntó ¿cuál es su bebida preferida después de comer? Me quedé un poco desconcertado con la pregunta pero  dije lo que solía tomar en aquella época,  Ron Negrita  con Coca-Cola. Llamó a  un camarero el  Coronel y dijo  ¡tráigale un ron con Coca-Cola! y empezaron  a reírse todos los oficiales y ya vi que era una broma,  pero el mal rato que pase no se me ha olvidado todavía.

A partir de entonces cada vez que salían de noche a darse un garbeo los oficiales, cuando estábamos de maniobras  siempre me llevaban a mí de escolta, pues de Conductor no me podía llevar porque no tenía carnet entonces y sigo sin tenerlo ahora y por cierto me dejaban pasar con ellos a donde fueran a tomar las copas. Algunos de los oficiales  eran más jóvenes que yo y allí me trataban como uno más aunque yo siempre los llamaba de usted. El conductor lo dejaban fuera porque no podía beber..

Previamente a este último incidente se me olvidaba contar que hubo un concurso literario entre los cuarteles de artillería de España con motivo de las fiestas de la patrona Santa Bárbara, donde el tema debería versar sobre LA BANDERA, con un premio de 20 días de permiso. Como se me daba bien escribir me puse manos a la obra y gané el concurso. Siempre se me ha dado bien escribir cuando estuve en el seminario le dictaba las cartas que le escribían a sus novias los amigos. 

El artículo lo tenía guardado en la casa del pueblo de mis padres en Bañobárez , porque se publicó en la revista Empuje  que era una revista militar de los tres ejércitos , la policía y la Guardia civil que ha dejado de existir y  por circunstancias de la vida pues ha desaparecido dicha revista en alguna limpia que hiciera la familia en casa  después de fallecer mis padres y aunque he intentado indagar a través de internet para conseguir un ejemplar, y  la verdad es que algunos ejemplares si he logrado encontrar incluso de años anteriores  pero no del año que me hacía falta. Motivo por el cual no os lo puedo adjuntar como era mi intención. 

El  artículo estaba narrado en segunda  persona como si yo hablara con  la bandera de un ayuntamiento del país vasco,  narrando  como en una manifestación abertzale que llegaba a la plaza, alguno de los manifestantes se acercaron a ella  intentando arriarla no consiguiéndolo por la intervención de las fuerzas del orden. 

Pantano de Aldeadavila

Se ve que  di con la tecla adecuada y me dieron el premio y tuve 20 días de permiso a los que añadí 10 días más  ilícitamente, en este caso, porque también había  un concurso de fotografía y le pedí prestadas unas fotos que había hecho mi  cuñado Paco, el de Ahigal de los Aceiteros, el pueblo de verdad de Julio Robles que accidentalmente  nació en Fontiveros y le pedí dos fotos que tenía de los saltos de Aldeadavila muy bonitas y conseguí  el  segundo premio y me dieron 10 días más de permiso con lo cual me junte con un mes completo. Esto último  probablemente puede haber sido un delito puesto que las fotos no eran mías  pero en cualquier caso estaría ya prescrito. Os copio una de ellas están un poco descoloridas , se las he pedido a mi cuñado, tienen 37 años , eran en blanco y negro.


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