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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 29 de abril de 2020

Entre el coronavi y el coronatoro / por Ricardo Díaz-Manresa


¿Qué es el coronatoro? Pues la evidencia una vez más de que el mundo de los toros no existe. Y los medios informativos de espaldas, como siempre, a la tauromaquia. Y toreros, ganaderos y empresarios de espaldas también a los desinformativos, empezando por los alucinantes jefes de prensa que tienen muchas personas del toro.

Entre el coronavi y el coronatoro

Ricardo Díaz-Manresa
Madrid, 28-abril-2020
Coronatoro. Más que el coronavirus (pongamos coronavi para hacerlo más corto y más fácil de pronunciar), el covid 19, la pandemia y la enorme tragedia de tantos muertos, parece que el pueblo español, el Gobierno no digamos, permanece impasible, pero lo que va a hacer gravísimo daño al mundo de los toros va a ser el coronatoro.
¿Qué es el coronatoro? Pues la evidencia una vez más de que el mundo de los toros no existe. Y los medios informativos de espaldas, como siempre, a la tauromaquia. Y toreros, ganaderos y empresarios de espaldas también a los desinformativos, empezando por los alucinantes jefes de prensa que tienen muchas personas del toro.

¿Han tenido alguna noticia, alguna manifestación en serio del grupo de los llamados “los taurinos”? ¿Han hablado de las ferias sólo para decir que están suspendidas, algo que sabíamos todos por el estado repetido de alerta? ¿Han puesto sobre la mesa los problemas que van a venir y que pueden ser la puntilla? ¿Le han dicho a la masa televisiva cómo afecta a las ciudades y pueblos la supresión de los ciclos taurinos? ¿Han recordado y lamentado la riqueza que se pierde y la supresión de tantos puestos de trabajo? ¿Han hablado en grupo los toreros, o los ganaderos, o los empresarios o los apoderados o todos juntos? ¡Quiá! ¿Han demostrado que están vivos como sociedad, como defensores de sus intereses, pensando en los millones de personas interesadas en su actividad en las plazas y que pagan por verlos?. La respuesta es una carcajada amarga.
Alguna cosita suelta, alguna palabrita, alguna pequeña iniciativa, alguna individualidad…pero en general poquísimo, apenas nada. ¡Si hasta El Juli se tuvo que sumar a la campaña de Rafa Nadal y Pau Gasol, seguramente porque sus compañeros estaban en el silencio de los corderos, con sus cataplines muy descansados, aislados del todo, callados como muertos, en la comodidad nihilista! Como cuando prohibieron los toros en Cataluña. Como siempre.

Y, mientras tanto, el mundo del deporte arrasando informativamente aún a costa de ser pesadísimos. ¿Han oído o visto  a todos, todos los días, todos los minutos tocando el tema insistentemente? Hasta el hartazgo repitiendo y repitiendo si se iba a suspender o no tal evento deportivo. Que si la Liga se jugaba o no. Y cómo. Y por qué. Y eso sin saber absolutamente nada porque nada se sabe al día de hoy de lo que va a pasar, pero hablaron, hablan y hablarán continuamente.
No se si  habrán contado el número de veces de tantas “noticias” aparecidas en todos los telediarios y emisoras de radio y periódicos impresos y digitales, pero no menos de 1.897.322 veces. El  mundo del deporte y, sobre todo el del fútbol, repitiendo lo mismo para ser más pesados que una vaca en brazos.

Otra vez. El mundo de los toros, muerto. El del deporte, vivísimo. Porque además tienen claro el negocio. Tienen que defender la pela. ¡Si hasta quieren que se juegue a puerta cerrada hasta final de año!
Y los de los toros mirando y muriéndose, víctimas como siempre del coronatoro. Y supongo que encerrados pensando en el coronavi. Pasando del coronavi al coronatoro. Qué pena y cuánta tristeza.
Los antitaurinos (hooligan y normales) callados. Y los animalistas mirando para otro lado porque la masacre actual de toros en el campo no es su guerra. Eso sí, que los cazadores que no maten ni toquen a un animal vivo, pese a que la superpoblación de ciertas especies destruya los campos y sus cosechas e incluso estos animalitos se paseen por las ciudades pudiendo contagiar además alguna enfermedad.  De algunos seres humanos que hacían barbaridades y dañaban a la sociedad se ha dicho siempre entre irritados y sorprendidos : ¡qué animal!. Pues eso : ¡qué animales! Pero no me parece oportuno y, estoy en contra, de que los llamen gilipollas-jalapollas.

Y, mientras tanto, “los taurinos” que sigan siendo felices y no se cansen tanto por algo- que parece les importa un pito. En su nirvana torero, entre el coronavi y el coronatoro.
No hay peor ciego que el que no quiere ver o no se atreve o es torpe y cobarde.

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