La quietud y serenidad del toledano, honraban la bravura y franqueza del gran utrero. La corrida hubiese podido acabar allí. Pero el fielato supremo es la espada. Dos pinchazos arriba, un metisaca y una buena estocada evitaron triunfo total. Pero ahí quedó eso.
En banderillas mereció los muy buenos pares de los ovacionados Blasco y Sánchez y después galopó de largo a los tres estatuarios, el cambio por la espalda, el cambio de mano, el de pecho, los tres naturales y los otros tres de pecho. No solo ligados, sino clavados en todos los medios del enorme ruedo. Con el intervalo justo para reponer, dos tandas derechas de a cuatro y al ritmo del pasodoble doce naturales ¡doce! rimados, bajos, redondos, exigentes. Y tras un corto intervalo por la derecha, ocho más por el izquierdo, y tirando la espada seis luquesinas y un forzado. La quietud y serenidad del toledano, honraban la bravura y franqueza del gran utrero. La corrida hubiese podido acabar allí. Pero el fielato supremo es la espada. Dos pinchazos arriba, un metisaca y una buena estocada evitaron triunfo total. Pero ahí quedó eso.
Con el quinto que no remató, ni se prodigó, anduvo menos fino y por supuesto menos generoso en las series. Al final una eficaz estocada le dio la oreja quizá porque nadie quería olvidar lo perdido. “Otro tipo de toreo” comentó.
Manuel Perera, con el valor como emblema y la ambición como norte, se hizo dueño de la tarde. Apostando todo, arrimado y atacando a sus novillos cuando estos tardaban en hacerlo. Abundando en el toreo de rodillas, el ofrecerse, la enjundia, pero sin aspaviento. Pegó además dos letales estocadas que sacaron la gente del cemento. La primera en el rincón de Ordóñez, (quizá por eso) premiada con una oreja y la otra, total, echándose sobre el toro que lo esperó peligrosamente, desatando la petición complacida de las dos.
Juan de María, novillero añoso. Brindó el séptimo al empresario Carlos Zuñiga, diciéndole: “Sé que era muy difícil apostar por mí, gracias”. Había cortado una oreja ya del de su debut con picadores y estaba ilusionado. Bregó a su modo, sin exquisiteces, pero con honradas ganas. Le tocaron la música, y como estaba las cosas, hubiese podido completar el triunfo biauricular. Es que se daba por seguro cuando puso la espada en la cruz hasta los gavilanes. Pero lo que son las cosas, el del Freixo se la tragó y los nueve crucetazos desatinados y los tres avisos, entristecieron el epílogo de la maratónica corrida, tres horas y media, más o menos. !Qué horror!
El joven jinete Sebastián Fernández, presentó bella y bien domada cuadra en una faena impecable. Más como el rejón de muerte, colocado en buen sitió, se quebró por la hoja, debió intentar el descabello tres veces. La ovación en el tercio fue merecida.
Buenos utreros. El de Fermín Bohórquez para rejones y los seis de El Breixo, moderados de volumen y romana, tampoco se sobraron de armamento. Capacho, el segundo, abrochados el tercero, sexto y séptimo. Pero con mucho que torear.
FICHA DEL FESTEJO
Puerto de Santamaría. Jueves 5 de agosto 2021. 1ª de feria. Llleno en lo permitido. Siete utreros, el primero de Fermín Bohórquez para rejones con celo y fondo, y seis de El Breixo, dispares de presencia y de variado y alegre juego.
Sebastián Fernández, saludo.
Tomás Rufo, saludo y oreja.
Manuel Perera, oreja y dos orejas.
Juan de María, oreja y silencio tras tres avisos.
Incidencias: Saludaron; Sergio Blasco y Fernando Sánchez tras parear al 2º. Manuel Rodríguez “Mambrú tras parear al 6º y ovacionado Juan Contreras al parear al 7º.
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