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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 21 de agosto de 2021

MÁLAGA. Picasso en una obra artista... y delirio Morantista


Morante de la Puebla creó una escena única ante un cuarto con cierta chispa al que le paseó una oreja y Juan Ortega sentenció su toreo más clásico con el segundo, al que cuajó de capa; una vuelta tras petición dio en el sexto Pablo Aguado.


 Picasso en una obra artista

Y Picasso bajó a la picassiana. Por el ambiente orquestal, por la ambientación del ruedo y por una obra artista realizada al cuarto por el cigarrero. Creó una escena única José Antonio al cuarto, un toro con guasa y chispa al que le paseó una oreja. Ortega sentenció su toreo más clásico ante el segundo, al que cuajó de capa de forma sublime. Ambos honraron la eternidad del concepto surrealista de Pablo Ruiz. Y Aguado, que estuvo muy firme en sus dos toros, combatió con su naturalismo el surrealismo de Picasso.


Ovacionado resultó Morante tras pechar con el abreplaza, un animal silenciado en el arrastre y que tuvo mejor inicios que finales. Lució a la verónica el diestro cigarrero, acompasando el tranco del de Juan Pedro y luciéndose de forma templada por ese palo. Incluso galleó por chicuelinas para acercar el toro al caballo. Se desmonteraron Lili y Trujillo en el tercio de banderillas y, tras ello, Morante ejecutó una faena en la que intentó sonsacar muletazos limpios ante un toro a menos. No pudo más que justificarse y matarlo de una buena estocada. Fue ovacionado al esfuerzo.

Y el delirio morantista llegó en el cuarto, un animal al que José Antonio le paseó una oreja. Fue un animal con cierta chispa. El torero paró la petición de devolución al ver virtudes en el animal. A base de inteligencia, de parsimonia, de estructurar y saber bien qué debía hacerse en cada momento al animal, Morante sonsacó derechazos limpios y de bello trazo y naturales de uno en uno que llegaron arriba. El epílogo muleteril, con muletazos por abajo llenos de magia, llegó con fuerza arriba. Un pinchazo y una estocada un punto baja pusieron fin a la obra, que valió un apéndice.

Juan Ortega, sublime a la verónica en el segundo

Juan Ortega fue ovacionado en el segundo, con el que estuvo soberbio con el capote: meció la capa de forma sublime, hundiendo el mentón en el pecho y toreando para él. Un espectáculo que puso en pie a La Malagueta. Luego tuvo que sujetar la condición de un animal al que tocó teclas e hizo el toreo puro, sobre todo con la mano derecha. Mató de una estocada tras dos pinchazos, y eso evitó el premio. Ovación. También tuvo que desmonterarse el subalterno Jorge Fuentes.

El quinto era un toro con el hierro de Parladé de muy seria estampa: hondo, largo y cuajado al que Juan Ortega poco pudo hacerle porque nada llevaba dentro. Un animal sin transmisión, al que no había que perderle la cara porque podía sorprender y que nada tuvo dentro. Escuchó palmas al esfuerzo, sin llegar a saludar la ovación.
 

Silenciado tras aviso resultó Pablo Aguado en el tercero, un animal soso, que no permitió lucir el toreo del sevillano. Fue pitado en el arrastre. Tras cebarse contra las tablas de inicio, Aguado le sonsacó momentos de mucho mimo a la verónica, y eso fue casi lo único lucido con un prólogo reservón en la condición del de Juan Pedro. Tuvo que dejar una faena de uno en uno Aguado ante la falta de raza y de acometividad de un oponente que no valió ni transmitió. Detalles toreros sin más del hispalense.

Una vuelta al ruedo dio tras petición no mayoritaria Pablo Aguado en el cierraplaza, un animal que no fue fácil, que punteaba, pegaba un tornillazo al final del viaje y al que había que sobreponerse. Le supo sacar varias series limpias el torero, que mató de una estocada al astado y vio cómo se pedía un premio no concedido por la presidencia.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Malagueta. Primera de abono. Corrida de toros picassiana. Lleno en el aforo permitido.

Toros de Juan Pedro Domecq y Parladé -el quinto-.

Morante de la Puebla, ovación y oreja.
Juan Ortega, ovación tras aviso y palmas.
Pablo Aguado, silencio tras aviso y vuelta al ruedo.

INCIDENCIAS: Tras el paseíllo se ha entregado el trofeo al Toro Más Bravo de la Feria de 2017, recuperándose este año el premio. Ha recaído en el astado Jaraiz de Juan Pedro Domecq indultado por Ponce en aquella Feria.





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