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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 1 de junio de 2024

Madrid. La explosión de Borja Jiménez, todo un acontecimiento / por Pla Ventura


"..Bravísimo el toro y más bravo el torero. Vaya manera de jugarse la vida y, lo que es mejor, toda su faena ha sido jaleada con vítores por las gentes que, desde el primer momento se ha producido una conexión, como si de repente hubiesen conectado con corriente eléctrica los tendidos de Madrid.."

 La explosión de Borja Jiménez, todo un acontecimiento

 Pla Ventura 
Toros de Lidia/31 mayo, 2024
Dos toros le han bastado y sobrado a Santiago Domecq para salvar lo que era la hecatombe de la feria hasta el momento y, lo que es mejor, para reivindicarse ante su propia ganadería. El primer gran ejemplar le ha caído en suerte –pudo haber sido en desgracia- a Borja Jiménez y, el otro a Talavante.

El remiendo de Luis Algarra no ha sido tampoco para echar cohetes, al tiempo que, los dos primeros bicornes del hierro titular no andaban sobrados de fuerzas mientras que, el último, un auténtico barrabas ha puesto a prueba a Borjita que ha salido de Madrid totalmente triunfador. Pese a todo, como la corrida de hoy las firmábamos todas.


Abría plaza Uceda Leal que, como es sabido, se trata de un artista de una pieza que, en su primero, apenas ha tenido opciones porque el animal soltaba la cara en cada muletazo, lo que deslucía las buenas intenciones del madrileño. Como fuere, ahí han quedado algunos muletazos son ese sabor inigualable del diestro de Usera. En su segundo, el de Algarra, tenía mucha nobleza pero poco codicia. Como fuere, el inicio de faena de Uceda ha sido de auténtico primor; más belleza, imposible y, sin duda, los muletazos más bellos de la tarde han brotado de sus manos. Sus antagonistas no eran de triunfo grande, pero sí, como Uceda ha hecho, de lidiarlos con esa parsimonia artística que el diestro atesora. A su primero lo ha matado de un estoconazo mientras que ha marrado en su segundo. Actuación muy digna la suya, haciendo honor a lo que es un auténtico maestro.


Talavante ha tenido un toro, su primero, de nula trasmisión en una faena anodina que el extremeño ha cortado por lo sano cuando ha comprobado que el pozo estaba seco. En sus manos, su segundo enemigo ha sido un amigo de ley; toro muy bravo, con una nobleza fuera de lo común en el que, Talavante ha disfrutado lo que ha querido y mucho más, tanto por un pitón como por el otro. Faena de mucho mérito pero, de poco calado, la prueba es que tras una gran estocada y dos descabellos, apenas ha recibido una ovación cuando, ignorante de mí, pensaba que le pedirían la vuelta al ruedo. Sobran las palabras. ¿Y cuál ha sido el misterio para que aquello no cuajara en un gran triunfo? Está clarísimo, la faena, en su conjunto, vitoreada por unos pocos, no llegó hasta el corazón de las gentes como el diestro hubiera querido. De todos modos, si hubiera caído el toro con la estocada que llevaba en todo lo alto se le hubiera premiado con una oreja, al menos, así lo he sentido yo. Me quedo con la percepción de que, el público de Madrid, que ha sabido ver al toro, la labor de Talavante les ha dejado con ganas de ver cómo culminaba aquello de otra manera.

La explosión total ha llegado en el tercero de las manos y sentidos de Borja Jiménez que ha estado hecho un tío con toda la barba. Sin lugar a dudas, le ha caído en suerte el toro más encastado de la feria que, para su suerte, tenía bravura y nobleza pero, cuidado, no nos engañemos, ese toro había estropeado el pasodoble al noventa por ciento de los toreros. Por el contrario, Borja ha estado con una firmeza inenarrable, tanto en su inicio de labor rodilla en tierra como, ya de frente y por derecho, atemperar aquellas embestidas que eran escalofriantes por la casta del toro que tenía enfrente. Bravísimo el toro y más bravo el torero. Vaya manera de jugarse la vida y, lo que es mejor, toda su faena ha sido jaleada con vítores por las gentes que, desde el primer momento se ha producido una conexión, como si de repente hubiesen conectado con corriente eléctrica los tendidos de Madrid que, como digo, ha bramado con la labor de este torero que, en la pasada feria otoñal de la capital de España ya apuntó altísimo con aquellas tres orejas a los toros de Victorino Martin.

Cuidado que no entro  en valoraciones estéticas ni puñetera falta que hace cuando, hasta el más ignorante del lugar, comprueba y aprueba que, un hombre se está jugando la vida. Borja Jiménez se la ha jugado de verdad y, lo que es mejor, logrando una faena interesantísima con pasajes de mucho coraje y llenos de la más pura verdad. Tanto por un pitón como por el contrario, la labor de espartinero ha tenido un calado memorable. Un pinchazo previo a la estocada y el desarme que sufrió en plenitud de la faena, han dejado como premio una oreja de mucha ley que, salvo las circunstancias que he nombrado, pudo haber sido de puerta grande.

El último del festejo era un auténtico barrabás, un toro que quería matar a Borja con sus embestidas criminales a las que Jiménez no ha hecho ascos en ningún momento. 

El diestro sabía lo que se jugaba y, a cambio, él ha querido jugarse la vida de verdad, cosa que nadie lo dudará. Puede que Borjita no sea un purista, pero si le ha dado una gran lección a muchos de sus compañeros puesto que, su primer enemigo, bravo como pocos, de no haber tragado lo que el chaval ha tragado, se le pudo haber ido un toro de escándalo, con los matices que ello tiene. El sevillano ha estado a la altura de un bravísimo toro. Y se quejaba Morante de la maldad de los de Juan Pedro. Eso sí es un chiste ¿verdad? Lo digo porque si el primero de Borjita, pese a su fiereza encastada era toro de triunfo, su segundo era un contrincante para quitarle las moscas y matarlo pero, en un arranque de pundonor, como explico, el torero se ha jugado lo más sagrado de su ser, su propia vida, lo ha matado de una gran estocada y le han ovacionado con justicia.


Fotos del maestro Andrew Moore

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