"..El mundo del toro vive metido plenamente en ese juego con la suerte, tanto que el devenir de una corrida de toros se divide en tiempos llamados suertes: la suerte de varas, la suerte de quites, suerte de banderillas, suerte de muleta y la suerte fundamental llamada la suerte suprema, el momento de matar al toro.."
¡¡Suerte!!
Antolín Castro
Opinión y Toros/18 Noviembre 2024
En la vida, en general, hay que tener suerte, en el toreo no solo hay que tenerla, es que es imprescindible, es fundamental.
Sin suerte el caminar se hace más complicado, mucho más difícil. De ella depende casi todo, desde la cuna a la muerte hay quienes se alían con ella, mientras otros viven, por méritos propios o no, de espaldas a ella.
El mundo del toro vive metido plenamente en ese juego con la suerte, tanto que el devenir de una corrida de toros se divide en tiempos llamados suertes: la suerte de varas, la suerte de quites, suerte de banderillas, suerte de muleta y la suerte fundamental llamada la suerte suprema, el momento de matar al toro.
Todo ello no es que dependa de la subjetiva suerte, pero al final son suertes que acumulan los puntos necesarios para obtener los triunfos. Pero antes, horas antes de hacer el paseíllo, la suerte dictará su primera sentencia en el llamado sorteo de los toros. De ese sorteo dependerá, muy mucho, lo afortunado o no que se encontrará el torero con su lote.
Los lotes se hacen normalmente de forma objetiva, el más descarado de pitones con el de menos, el de más trapío con el más terciado, los de mejor nota del ganadero se repartirán de igual manera, etc., de tal modo que esa objetividad, automáticamente, se convierte en un factor de suerte que tendrá consecuencias en el desarrollo del festejo. Todo esto dicho, además de con las ganaderías que te anuncien.
Como vemos, sin suerte no se puede llegar muy lejos, todo queda afectado por ella. Pero hay más. Los diestros, por sus condiciones toreras en algunos casos y en otros por su corte populista se convierten en favoritos de las empresas, quienes valoran dichas cualidades en base al comportamiento no delante del toro, sino frente a las taquillas.
Ahí, con la ayuda de la popularidad ante los públicos, que es directamente proporcional a ese favoritismo de las empresas que lo va condicionando todo, se convierte en otra suerte, como si les tocara la lotería, por ser más guapos, tener más tirón o, lo que deja de ser subjetivo, por conseguir más trofeos con su buen uso de la espada, su carrera se verá más favorecida que la que de otros compañeros.
La historia está llena de toreros abandonados con cualidades excepcionales, en muchos casos sin una explicación coherente o, para mejor decir, sin explicación alguna. Basta con que los que mandan digan que ‘el toro pone a cada uno en su sitio’.
Eso siendo fake o un ‘bulo’ como se dice ahora, hace pasar de puntillas por el motivo real que afecta a cada uno de los toreros marginados. Hay quien nace con estrella y quien nace estrellado, eso si que es una realidad que aplasta… y duele. El no tener las mismas oportunidades unos y otros determina a quien se apoya y a quien no.
Suerte que tengas que el saber nada te vale. No siempre es así, pero son demasiadas las veces que han hecho, y hacen, mella en el recorrido de los toreros. Los aficionados, de esa manera, se ven también metidos en esa lotería establecida donde su suerte queda condicionada por la que administran quienes pueden incidir en ella.
La suerte se puso una vez en práctica en Las Ventas de Madrid, haciendo un sorteo de toreros y ganaderías, feria de Otoño de 2018, y nos tocó el gordo con Diego Urdiales y Fuente Ymbro. Fue tanto y tan bueno que no lo han vuelto a repetir. Siguen a lo suyo, a su bola.
Metidos ya en los días en los que todos sueñan, soñamos, con la lotería de Navidad, debemos proclamar que necesitamos más suerte que la que tenemos. Que Dios reparta suerte, porque del reparto que suelen hacer los empresarios no nos fiamos.
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