Placido Gonzalez Hermoso
Blog Turogafo.com
Uno de los instrumentos de tortura, de que fue capaz de alumbrar las mentes macabras y protervas de la antigüedad, fue el conocido como “Toro de Phalaris”. Un instrumento de tortura cuya invención se atribuye a Phalaris, un tirano de Agrakas, (la actual Agrigento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C. Consistía en un toro de bronce hueco en el que el condenado era introducido dentro de él, por una portezuela que tenía en un costado. Debajo del toro prendían una gran hoguera que convertía el interior en un horno. A medida que el calor interior aumentaba, los gritos y alaridos de los condenados eran desgarradores, cuyo sonido salía por la boca del toro dando la sensación de que el toro de bronce mugía.
Al parecer no existen pruebas de la veracidad de la autoría, al contrario, ya que Phalaris fue considerado, por varios escritores contemporáneos, un gobernante culto y justo, aunque es cierto que el toro apareció por aquella época. Se cree que Falaris murió dentro de un toro de bronce, tras sublevarse el pueblo de sus tiranías.
La leyenda, no obstante, cuenta que fue un escultor ateniense, del s.VIII a.C., de nombre Perilo, quien construyó y regaló al gobernante de Agrigento un toro de bronce, destinado a quemar en su interior a los reos sentenciados a la pena capital. Según él, los gemidos lanzados por la víctima debían producir desde el interior del toro ardiente un sonido semejante al mugido del animal verdadero. Phalaris, dice la tradición, mandó hacer la primera prueba arrojando en el interior del toro al propio inventor, Perilo.
En algunos modelos les ponían tubos, colocados en el interior de la garganta de la figura, para lograr mejor sonido y más realismo en el mugido. También algunos disponían de salida de aire especial, para que el humo saliera mezclado con incienso o diferentes aromas y, al parecer, era costumbre coger los huesos calcinados para hacerse pulseras o adornos.
El toro de Phalaris era un "ingenio" que, entre los años 1500 a 1700, no faltaba en ninguna cámara de torturas que se preciara. Y estuvo presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición, durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
El poeta italiano Dante Alighieri (1265-1321) alude al Toro de Falaris en un pasaje de la “Divina Comedia” (Infierno, Canto XXVII, 7-15), “…el primero en ser introducido en el Toro fue su inventor, por orden del tirano, a modo de castigo, por haber destinado su talento a concebir tan terrible artilugio”.
Martirio de San Eustaquio en la Roma de Trajano (76-138)
Los romanos también usaron el "toro de Phalaris" con bastante asiduidad, especialmente con los cristianos y varios santos fueron martirizados en él, como ocurrió con San Eustaquio de Roma, mártir. Llamado Placidus antes de su bautismo, fue general de las tropas romanas a las ordenes del emperador Trajano (52-117 d.C.). Convertido al cristianismo fue martirizado en Roma durante las persecuciones de Adriano (76-138).
Según cuenta la leyenda, su conversión se produjo tras una visión que tuvo un día en que salió de caza, por el bosque de Guadagnolo (provincia de Roma), cuando una manada de ciervos venía hacia él, destacándose uno de gran talla que entre las astas llevaba un crucifijo y oyó una voz que le decía: "Plácido ¿por qué me persigues?. Tú vas a sufrir mucho por causa de Cristo". Convertido al cristianismo fue perseguido, martirizado, torturado y sacrificado en un “Toro de Phalaris", junto con su esposa Teopista y sus dos hijos Agapito y Teopisto.
Su fiesta se celebra el 20 de septiembre y es el Patrón de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y de los cazadores.
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