la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 1 de febrero de 2011

¡Pobre toro de España! / Por Aquilino Sánchez Nodal


UNA MELODÍA TRISTE

-Si, como Lucas...,
yo pudiera cumplir mi deseo
-mi deseo..., ¡ay, ser un toro!
símbolo del poder de Dios,
de nobleza y admiración
entonces explicaría lo divino
de mi muerte en la plaza,
con el tiempo detendi del ruedo
y no ser muerto en la noche,
en indigno matadero,
sin la gloria de la Fiesta,
que es garantía de perpetuación
de mi... ¡ CASTA BRAVA!   
                                 

Aquilino Sánchez Nodal
     Invierno, el frío, la lluvia y la ausencia de hierba agudizan los problemas en
muchas ganaderías de reses bravas. De esta temporada volverán a quedar demasiados toros en el campo. La cantidad y la naturaleza no deberían influir en la bravura cuando se mantiene la casta pero si, pueden hacer desaparecer encastes inciertos por la razón de una ruina anunciada. Lo más lamentable es que se podrían haber salvado con un poco de esfuerzo por las gentes implicadas y asociaciones  del sector.
     … Hace mucho tiempo había un encinar cruzado por un camino de yuntas a las afueras de Perales del Río, la finca del señor Marqués de Tolosa. Desde un cerro contemplo el magnífico prado que va más allá de lo que alcanza mi vista. A lo lejos se escucha el campaneo de los cencerros, las voces de los vaqueros y se ven unos puntos negros en cansino movimiento. Mis pies pisan la tierra quemada por heladas y soles del prado sin fin. Vuelvo la cabeza y me encuentro frente a frente con el Marqués de Tolosa, señorial, alto, enjuto y perfectamente trajeado de corto, sonríe y me dice:
Magnífico …., ¿no es verdad que esto es una maravilla?. Demos un paseo y
veremos los toros de cerca …, podremos hablar de ellos -. No me dio tiempo para pensarlo mejor, cuando me di cuenta habíamos dejado, las encinas añosas que tenían alfiles por ramas que bajaban del Cielo, atrás y aquellos puntos negros que viera desde lo alto del cerro, antes lejanos, se iban acercando según nos aproximábamos a ellos …, ¡los toros!. El anfitrión debió adivinar mis pensamientos.
Los toros son animales dóciles, sino se les molesta no tiene peligro acercarse a ellos -. Y para demostración, cruzó entre aquella torada con toda la tranquilidad del mundo. Desaté el talego del valor y caminé detrás del Marqués. Una vez  a distancia prudente, con mi espíritu sosegado, escuchaba con atención las explicaciones del ilustre hacendado. 

Yo no soy ganadero de bravo en su amplio significado. Crío becerros, erales, algún utrero y vacas de las llamadas de deshecho de tienta. Es lo que pasta en mi finca y que se lidia en becerradas, novilladas sin caballos, festivales. Alguna vez se llevan para una picada. Las reses que ve usted, han sido compradas a otras ganaderías en lotes de cincuenta o más cabezas y llegan a estos prados, las mantengo un año o poco más hasta que se encuentran en condiciones para ser lidiadas. La última adquisición fueron 350 novillos de media casta. Procuro tener siempre suficientes añojos y erales que son los que más se llevan para surtir festejos taurinos de menor importancia.
- Pero …, - le digo – antes, hemos cruzado entre toros.
 No; está usted en lo cierto, esos toros no son de mi propiedad, pertenecen a la
ganadería  de don Manuel González, procedencia Contreras. La mitad los tiene en “El Campillo”, del Escorial; la otra mitad se queda pastando en mis prados. No se, si usted lo sabe, pero a 50 km. de Madrid, en línea, divididos en cuatro cuarteles existen otras tantas ganaderías: don Antonio Pérez Tabernero, Pinohermoso, don Remigio Tibor y esta de la que me considero más apoderado que ganadero. No se puede ocultar lo mal que esta este asunto, la decadencia del toro de lidia se agudiza cada año, la sequía, los fríos, el precio del pienso y sobre todos, la disminución de festejos obliga a la merma de camadas y mandar, forzosamente, los sobrantes al matadero.

     El negocio del bravo está mal en la provincia de Madrid, aún peor en Salamanca en donde los problemas se acentúan más por la cantidad de ganaderías registradas. Este año se volverán a ver corridas de cinco y hasta de seis años. La edad del toro, en el segmento de cuatro a seis años, no tiene mayor importancia cuando tienen casta aunque su lidia es diferente al haberse desarrollado más su memoria.

     Los aficionados deben tomar en cuenta las condiciones y sin sabores de muchos ganaderos para mantener sus ganaderías y exigir su inclusión en ferias. Sería una forma de salvar encastes de prestigio y en lamentable situación por el destrozo de la Nación que estamos padeciendo todos los ciudadanos de España.

     Hemos llegado a la maciza puerta del cortijo del señor Marqués. Allá lejos quedan los toros y en nuestro semblante el cambio imposible del estado de las cosas en las ganaderías de reses bravas que no preocupa a políticos trincones ni a gobernantes traidores de nuestro País.


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