Este proyecto ataca directamente la más elemental libertad de opinión, expresión, investigación y cátedra, y ataca por ello directamente la Constitución, que en varios artículos empezando por el título preliminar establece “la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Esa ley, de llevarse a la práctica, anularía por completo la Constitución o lo que queda de ella.
Contra la nueva ley de memoria histórica propuesta
por el PSOE y apoyada por Ciudadanos
Más abajo, el manifiesto. Se trata de saber qué hacer en concreto con él. Ante todo debemos entender que, en democracia, la política consiste en gran medida en crear opinión pública, y hay que impedir que sean los demagogos quienes la monopolicen, manipulen y moldeen. Es decir, lo primero que hay que hacer es difundir masivamente, ya, el manifiesto. Cada uno puede hacerlo a sus conocidos, da igual lo que piensen, importa que empiecen a oír algo nuevo aunque no les guste. Cada uno puede difundirlo en Facebook, en tuíter y en otras redes sociales, Esto es fundamental porque las redes son un arma decisiva frente a unos medios de manipulación de masas degradados y envilecidos. Cada difusor del manifiesto cuenta mucho, porque uno solo puede llegar así a miles, y si los miles de oyentes de este programa, o aunque solo fuera la décima parte de ellos, lo hacen, el mensaje llegaría a millones de personas, y eso es ya una forma útil y eficaz de contrarrestar la demagogia de los totalitarios. Dejémonos de lloriqueos y quejas tontas y actuemos cada uno con nuestras posibilidades: tenemos mucha más fuerza de la que imaginamos, pero hay que darle salida práctica y organizada.
Con una versión del manifiesto, algo reducida, recogeremos firmas de historiadores, periodistas y otros para presentarlo a la opinión pública, incluso a los medios de masas, por degenerados que estén, a fin de darle más fuerza. Estamos ante una campaña en defensa de la libertad, de la democracia y de la verdad histórica, y todos debemos sentirnos comprometidos. La amenaza es gravísima y sobre ella no caben frivoleos.
MANIFIESTO
La nueva ley de memoria histórica propuesta por el PSOE, consecuencia y empeoramiento de la anterior, establece la ilegalización de cualquier asociación o fundación que sostenga puntos de vista contrarios a los de ese partido con respecto a la historia reciente de España. Y amenaza con penas de cárcel y elevadas multas a quienes sostengan opiniones o estudios favorables a la figura de Franco y a su régimen. Pretende asimismo expropiar, destruir o transformar el patrimonio histórico y artístico procedente de aquel régimen.
Este proyecto ataca directamente la más elemental libertad de opinión, expresión, investigación y cátedra, y ataca por ello directamente la Constitución, que en varios artículos empezando por el título preliminar establece “la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Esa ley, de llevarse a la práctica, anularía por completo la Constitución o lo que queda de ella.
Es asimismo un proyecto radicalmente antidemocrático, por cuanto en ninguna democracia decide ningún partido desde el poder cuál ha sido la realidad de la historia. Esto solo ocurre en regímenes totalitarios tipo Cuba, Corea del Norte, Venezuela y similares, hacia los que quieren llevarnos los autores de ese texto inicuo.
Y es un proyecto contra la verdad histórica como demuestra el mero hecho de que su versión quieran imponerla por la fuerza y la violencia del estado, siendo incapaces de sostenerse en un debate e investigación libre e independiente. Sus argucias sobre la dignidad de las víctimas o igualando el franquismo al nazismo y similares son solo el envoltorio sentimental y falso de una ofensiva contra la democracia y la libertad de los españoles.
Nos hallamos, por tanto, ante un ataque en toda regla contra las más elementales normas de convivencia social en libertad, mediante una ley de tipo bolivariano o soviético. Y ello nos obliga a plantearnos el origen ideológico de quienes pretenden tales cosas.
Es muy preciso, por tanto, que la opinión pública conozca la ocultada historia de ese partido, hoy bastante bien estudiada, aunque todavía pocos la conozcan. Muy en breve, en los años 30 el PSOE quiso, buscó y organizó la guerra civil, textualmente, para imponer en España un régimen de tipo soviético. La preparación de la guerra incluyó abundante uso del terrorismo. Fracasado el intento en octubre de 1934, volvió a la violencia tras las elecciones de febrero de 1936, demostradamente fraudulentas, para destruir la legalidad republicana, con uso abundante de un terrorismo que culminó en el asesinato del líder de la oposición Calvo Sotelo; y ya durante la guerra fueron actos suyos el terror de las chekas, el envío de las reservas de oro a Moscú — haciendo de Stalin el jefe real del bando llamado republicano– y el robo sistemático de bienes nacionales y particulares, que suscitaría luego peleas sórdidas entre sus líderes en el exilio.
Si hay alguien responsable de la guerra civil, es el partido que ahora intenta arruinar del todo la democracia mediante la violencia del estado combinada con lo que definió Besteiro como un “Himalaya de falsedades”. Besteiro fue el socialista demócrata que denunció los proyectos del PSOE de empujar al país a un baño de sangre, y que por eso fue aislado y calumniado en su partido. Lo dicho aquí sobre el PSOE no es un panfleto del tipo de los de la memoria histórica, subvencionados con dinero que nos obligan a pagar a todos. Es un resumen de hechos abundantemente investigados y documentados.
Luego, durante el franquismo, el PSOE no hizo la menor oposición digna de reseña, al revés que los comunistas. Y es ahora, ochenta años después de la guerra y cuarenta de la transición a la democracia, cuando este partido intenta derrotar a aquel régimen a base de derrotar al mismo tiempo la libertad de los españoles e instalar en la sociedad los mismos odios que llevaron a la destrucción de la república.
El PSOE se ha venido presentando como partido democrático, cuando la verdad es que solo se ha resignado a una democracia llegada históricamente desde el franquismo, “de la ley a la ley”.
La democracia no debe nada al PSOE, sino que, al revés, ese partido debe todo a una democracia a la que en cambio ha aportado grandes dosis de corrupción, “comprensión” hacia los separatismos y los crímenes de la ETA, y leyes siniestras como las de su fantástica memoria histórica. Por falta de fuerza ha tenido que aceptar un régimen de libertades, pero manteniendo su ideología contraria en espera de ocasión, que parece creer llegada ahora.
Estamos, por tanto, ante un proyecto de ley orientado directamente contra los derechos de los españoles, contra las libertades más elementales y contra la verdad mejor documentada sobre nuestro pasado. Un proyecto hecho, como no podía ser menos, por un partido de historial e ideología radicalmente antidemocráticos.
Y contra estas derivas nos toca movilizarnos muy en serio a cuantos amamos la libertad, la verdad y a España. Es preciso demostrar a los totalitarios que no somos un pueblo de borregos que se deje embaucar por su turbia charlatanería ni amedrentar por sus amenazas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario