No parece lógico, ni conveniente, ni sano esperar tiempos buenos para la recreación, el arte y lo lúdico. Un amigo español que vino a la feria me confesó su admiración porque los venezolanos que en medio de una crisis inédita y atroz, conservan su espíritu alegre y festivo. Le dije del espíritu caribeño que corre por nuestras venas y que nuestra fe católica nos invita a celebrar la Navidad y en tres meses la muerte de Jesús, el jueves y viernes la Pasión pero culmina con la alegría de la Resurrección. Ambas son buenas bases para la esperanza.
LA FIESTA Y LA CRISIS
Fortunato González Cruz*
Las Ferias del Sol y su Carnaval Taurino se realizan, una vez más, en tiempos revueltos. Existen argumentos en favor y en contra de su celebración todos comprensibles. Me inclino, como la mayoría, a favor de los festejos por razones que expongo a continuación:
No parece lógico, ni conveniente, ni sano esperar tiempos buenos para la recreación, el arte y lo lúdico. Un amigo español que vino a la feria me confesó su admiración porque los venezolanos que en medio de una crisis inédita y atroz, conservan su espíritu alegre y festivo. Le dije del espíritu caribeño que corre por nuestras venas y que nuestra fe católica nos invita a celebrar la Navidad y en tres meses la muerte de Jesús, el jueves y viernes la Pasión pero culmina con la alegría de la Resurrección. Ambas son buenas bases para la esperanza.
El sábado fui a conocer una coqueta posada en La Pedregosa Alta denominada “Guarapo”. La familia vino a Mérida y se instaló es ese valle fértil y hermoso para vivir tranquila y de lo que produjera su negocio. Estaban felices porque en medio de la apretada situación, tenían reservadas todas sus habitaciones, lo que les ha permitido contratar personal, arreglar detalles, dotar la cocina y prepararse para atender a sus huéspedes. En semejante situación está la mayoría de quienes han apostado al turismo.
Un puñado de muchachas hermosas participaron en el reinado, cientos de niños en edad escolar se disfrazan y desfilan no ajenos a la perversa dieta de Maduro, las escuelas de flamenco se han preparado con mucho entusiasmo para exhibir su gracia en el albero de la plaza, como los actuales y antiguos miembros de la Banda del Liceo Libertado celebrarán sus cincuenta años ante la afición taurina.
Los empresarios que organizan las corridas le han metido los riñones a esta aventura de hacer seis festejos cuando las demás plazas se han rendido, salvo el esfuerzo casi agónico de San Cristóbal, que bien valió la pena. Los toreros españoles estaban felices de estar aquí en una operación de salvamento de la pasión taurina de Venezuela y de Mérida. Manolo Vanegas y Jesús Enrique Colombo llegaron con la ilusión de dejar ver su valentía y su arte en una plaza que les admira desde niños. Y quienes sentimos la pasión de la fiesta brava nos daremos el banquete de ver toros de nuestras ganaderías que se sostienen por el pulso y la pasión de los ganaderos que los criaron con mimo, para lucir su trapío y su bravura en una plaza de prestigio ante una afición entusiasta.
Estamos atentos a la cuestión política, económica y social; a los diálogos, a las decisiones políticas cada vez más absurdas. Estamos claros de lo que a nuestro leal saber y entender debiera hacerse, conocedor también de las limitaciones personales que limitan la acción de quienes no estamos en los cogollos y somos silenciados por vivir en la provincia. Haremos lo que se pueda, sin renunciar a los espacios de libertad que nos queda bien por la acción del gobierno o por la de los radicales del twiter y del Facebook.
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*Fortunato González, es Académico de Mérida, Catedrático de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A. Presidente Nacional del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida.
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