La temporada americana ha sido escenario
de muchos mano a mano de mermelada.
Y es que los mano a mano de ahora sólo sirven a:
1/ Intereses comerciales pensando en hacer más taquilla.
2/ A repartir mejor y más el dinero. Mayor reparto entre dos que entre tres.
3/ A hilvanar carteles con menos toreros y a veces –ha ocurrido en America- con menos toros quedándose en cuatro.
Muchos hubo y ninguno con justificación torera. En México y en Colombia especialmente y hasta en Ecuador. Vean nombres y carteles y siempre desnivelados:
El Juli y Sergio Flores, torero español consolidado contra uno que está intentando sacar la cabeza.
O Enrique Ponce con Roca Rey, buen cartel pero díganme qué buscaban y para qué.
Y el Juli en varios carteles, especializado en América en esta clase de carteles a su medida.
Y apareció en alguno Joselito Adame que en México le ven más cosas que aquí, donde destaca poco.
Y hasta hubo un Castella-Sergio Flores nada menos y un Castella-Luis David Adame, el veterano contra el recién llegado.
Sólo uno de gallitos entre Ponce y el Juli, cartel de categoría y muy comercial, pero ¿qué se disputaban? ¿Lo sabe alguien?
Y hasta un Juli-Luis Bolívar.
Los acapararon turnándose Ponce y el Julio y Roca Rey. Y “llevándoselo”.
Y es que los mano a mano de ahora sólo sirven a:
1/ Intereses comerciales pensando en hacer más taquilla.
2/ A repartir mejor y más el dinero. Mayor reparto entre dos que entre tres.
3/ A hilvanar carteles con menos toreros y a veces –ha ocurrido en América- con menos toros quedándose en cuatro.
4/ O a improvisar combinaciones por caída del cartel original de uno de los espadas.
En resumen, montados porque sí para que dos espadas toreen juntos, sin más. Y para repartirse, repito, más dinero.
En la temporada española de 2017 pasó lo mismo : o eran absurdos o comerciales o de circunstancias. El primero de Madrid, Urdiales-Ureña, fue la consecuencia de la negativa de la Comunidad a que Ureña se enfrentara a seis y había que colocar a otro. (Como es sabido la competencia entre los dos era tan apasionante como durísima y conocidísima…)
Un mano a mano debe ser, o lo era hasta ahora:
1/ Una competencia entre dos gallitos que quieren demostrar quién manda o es el mejor.
2/ Un cartel que piden los aficionados partidarios de uno o de otro.
3/Una manera de solventar diferencias profesionales importantes, casi personales, entre dos toreros
4/ Un enfrentamiento de dos espadas con parecido nivel
Sólo hay dos posibles en el toreo actual que serían de verdad. Uno a pie y otro a caballo. O sea, Enrique Ponce-José Tomás y Hermoso de Mendoza-Diego Ventura.
José Tomás no quiere o no se atreve por la experiencia, la técnica y el fondo de Enrique o porque nunca ha defendido el toreo sino sus propios intereses. Si defendiera el toreo –está en su derecho o no- torearía unas cuantas corridas cada año en plaza de primera en España y Francia y movería el cotarro. Tampoco defendió el toreo en su día en Barcelona ni tampoco ahora porque no tengo noticia de que haya pedido torear en la Monumental y reabrir el toreo en Cataluña. Y le sobra potencia mediática para hacerlo.
Y Hermoso de Mendoza porque elude a su compañero portugués o porque le tiene miedo o porque ya no es el que era.
Se pasa el tiempo y no creo que veamos estos dos enfrentamientos que serían dos mano a mano justificados, necesarios e interesantísimos.
En cambio, los falsos proliferan. Tantos mano a mano se les han ido de las manos o son mano a mano para darse la mano.
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