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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 20 de junio de 2018

Solo un gobierno socialista puede mentir hasta la náusea sin temor a ser linchado por “La Secta” / Por José L. Román



La ilegítima llegada de Pedro Sánchez al gobierno tras abrazarse a lo más repugnante y antiespañol que se sienta en el Parlamento, deja claro que en España solo la izquierda puede insultar, robar, corromperse, manipular, ciscarse en la Constitución y mentir al mismo tiempo, sin que los medios de contaminación al servicio del comunismo dediquen un minuto a condenar maniobras tan siniestras, ni ejerzan su poder de convocatoria para rodear las sedes del PSOE como hicieron con las del PP tras el 11-M.


Solo un gobierno socialista puede mentir hasta la náusea
 sin temor a ser linchado por “La Secta”

Desde que “Campechano I”, Suárez, Fraga y compañía, se disfrazaron de demócratas y recibieron con todos los honores a la izquierda española cuando hizo su entrada en la vida política bajo palio, los del puño cargado de odio no han desaprovechado la oportunidad que se les brindaba para dejar muy clara una máxima inapelable: “En España, o gobernamos nosotros o no gobierna nadie”.

Sé que algunos habrán pensado inmediatamente en las etapas de gobierno de Aznar y de Rajoy para invalidar mi exposición. Por eso es importante recordar a los que saquen esa conclusión que, ni Aznar e 1996 ni Rajoy en 2011, gobernaron con el atrevimiento y la osadía que lo hicieron los gobiernos de Felipe González y Zapatero en sus respectivas etapas. Los gobiernos del PP han sido siempre esclavos de los separatistas cuando no rehenes de los medios, o ambas cosas a la vez. Y, por supuesto, azuzados y criminalizados continuamente por activistas de izquierdas perfectamente organizados para el escrache, el insulto, la amenaza, y la agresión en las calles. El hostigamiento a los gobiernos del PP por parte de socialistas, comunistas, separatistas y medios de contaminación, ha provocado que, a pesar de tener en sus manos el poder legítimo y la fuerza del Estado de Derecho, se hayan mostrado cada día más acomplejados, melindrosos y cobardes.

El amilanamiento y la timidez con que ha gobernado el PP cada vez que ha obtenido el respaldo mayoritario en las urnas, ha dado lugar a que la izquierda socialista y los activistas de la extrema izquierda, se haya subido a chepa del Ejecutivo con desafiante chulería, sin esperar ninguna reacción de gallardía, de valor o de atrevimiento, por parte de los que democráticamente han sido designados por los electores.

Les pondré un ejemplo: Lo que hizo el exministro socialista José Blanco con los controladores aéreos militarizando el servicio, no lo hubiera hecho un gobierno del PP ni en cincuenta legislaturas por miedo al linchamiento de los medios de contaminación y a los disturbios que pudiera provocar la izquierda tomando las calles.

La ilegítima llegada de Pedro Sánchez al gobierno tras abrazarse a lo más repugnante y antiespañol que se sienta en el Parlamento, deja claro que en España solo la izquierda puede insultar, robar, corromperse, manipular, ciscarse en la Constitución y mentir al mismo tiempo, sin que los medios de contaminación al servicio del comunismo dediquen un minuto a condenar maniobras tan siniestras, ni ejerzan su poder de convocatoria para rodear las sedes del PSOE como hicieron con las del PP tras el 11-M.

La izquierda no necesita padrino para decir hoy una cosa y mañana la contraria. Por ejemplo: Después de linchar a la impresentable Cristina Cifuentes por exhibir un historial académico falso, Pedro Sánchez miente en el suyo y se niega a hacer público su doctorado.

De criminalizar al ex ministro Soria hasta provocar su dimisión acusándole de “mentiroso”, a nombrar un ministro con antecedentes por fraude fiscal que ha tenido que dimir al sexto día de prometer el cargo y serle entregada la cartera.

De denunciar duramente al gobierno del PP en el Parlamento por solicitar préstamos al Tesoro Nacional para pagar las pensiones, a solicitar un préstamo de 7.500 millones de euros al Tesoro Nacional para pagar las pensiones de junio, porque la Tesorería de la Seguridad Social no dispone de suficiente liquidez para hacer frente al pago de la extra a aquellos pensionistas que han cotizado durante cuarenta años de su vida a la Seguridad Social.

De convocar a los pensionistas para reclamar pensiones dignas y la dimisión del gobierno de Rajoy, a que esos pensionistas se queden mudos mientras son acogidos miles de ilegales dándoles el trato de refugiados, asignándoles prestaciones y subsidios de cuantía superior a las pensiones de muchos de nuestros jubilados.

De decir que no se informara del color de la piel ni origen dominicano de la mujer que asesinó a un niño español de apenas 8 años en Almería, a autorizar y exigir que se divulgase a través de los medios el origen y color de piel de un “mantero” que falleció como consecuencia de un infarto, y de cuya muerte acusaron a la Policía Municipal de Madrid.

De “insultar” a los familiares de Marta del Castillo, Mari Luz Cortés, Diana Quer o Sandra Palo, oponiéndose a la “cadena perpetua” pidiéndoles a su vez que no utilizaran la muerte de sus seres queridos, a rentabilizar el fallecimiento de un senegalés en el barrio de Lavapiés de Madrid.

Solo los socialistas, comunistas y separatistas tienen patente de corso y el respaldo de “La Secta”, para esgrimir la corrupción política y provocar la caída de un gobierno. Por el contrario, la escandalosa corrupción en Andalucía, en Cataluña y en Vascongadas, y las subvenciones de Podemos con dinero manchado de sangre proveniente de Irán y Venezuela, han tenido, por parte de esos medios sectarios al servicio del comunismo, un trato tan exquisito como condescendiente.

La cuestión es que la democracia española solo permite que gobierne la izquierda y nadie más. Los socialistas de Pedro Sánchez, los comunistas, los terroristas etarras, y los separatistas catalanes y vascos, todos lo tienen muy claro. Los que no lo tienen tan claro son esa caterva de acobardados vestidos de centro-derecha con cierto tufo liberal, carentes de ideología, de doctrina y de bemoles.

Con urnas o sin ellas, los resultados solo serán legítimos cuando gane la izquierda, de lo contrario, nunca serán respetados ni aceptados. El consenso que dicen que hubo y del que siempre hablan para referirse a una Constitución que nadie respeta ni obedece, solo fue la excusa y el pretexto de la izquierda para poder llegar al poder y poner en marcha la piqueta demoledora que acabaría destruyéndonos como nación.

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