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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 1 de octubre de 2021

Director general de derechos de los animales, o como vivir del cuento / por Rafael Comino Delgado


 ..el puesto de Director general de derechos de los animales es un puesto vacío de contenido, creado para colocar a un amigo con un sueldazo. Es decir, ser director general de derechos de los animales, cobrando lo que cobra, es vivir muy bien del cuento. Solo tiene que de vez en cuando decir una estupidez y que los medios la aireen.

Director general de derechos de los animales,
 o como vivir del cuento.

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
30 Sptbre. 2021
El gobierno que padecemos en España creó, dentro del ministerio de Derechos Sociales, una Dirección general de derechos de los animales, remunerada con 80.000 euros al año.
Este es un tema que creemos vale la pena analizar con alguna profundidad.

Empecemos por decir que existe una Declaración Universal de los Derechos de los Animales, por cierto llena de contradicciones, que fue adoptada por la Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977, proclamada en 1978, y más tarde aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (organismo corrupto hasta de decir basta) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (organismo más corrupto que la ONU).

En España estos temas están recogidos en el Real Decreto 53/2013, de 1 de febrero, que establece unas normas básicas para la protección de los animales utilizados en experimentación, fines científicos y docentes. Así mismo, el artículo 33 del Código penal de 1995, modificado por la LO 1/2015, introduce nuevas penas de inhabilitación para la tenencia de animales y el ejercicio de profesiones relacionadas con animales.

Sin embargo, los animales irracionales no pueden tener derechos por la sencilla razón de que no pueden tener deberes. Para tener un derecho primero hay que asumir un deber, y los irracionales no comprenden el concepto de derecho ni de deber; al no comprenderlos no pueden tener derechos por mucho que lo diga la ONU la UNESCO, Pedro Sánchez, el gobierno en pleno y, sobre todo, el que ha sido nombrado Director general, un podemita, llamado Sergio García Torres, que ha sido activista de muchas cosas menos de trabajar. Ya sabemos que los podemitas se apuntan a todo lo que sea llevarse el dinero fácilmente, pero huyen de donde haya que trabajar. Le tienen alergia al trabajo, y son fanáticos de vivir del cuento.

Nosotros tenemos la obligación, el deber, de respetar a los animales irracionales como son cada uno, y de tratarles bien, especialmente a aquellos que son de utilidad a los humanos, pero de ahí a concederles derechos media un abismo, entre otras razones porque ellos no se enterarían de que tienen esos derechos, no pueden comprender si tienen o no tienen derechos. Solo una mente perturbada puede concederles derechos, y menos humanos, a los animales, como piden los animalistas.

Por tanto, está bien que haya una ley de Bienestar de los animales, pero no una “Dirección general de derechos de los animales”. Bueno, puede haberla, pero los animales no pueden tener derechos. Sería como crear una Dirección general del derecho de los burros a volar.

En este sentido el filósofo, jurista y jesuita de la Universidad de Múnich Norbert Brieskorn dice lo siguiente: a) ¿Se debe conceder derechos a seres que no pueden hacer uso de ellos? b) ¿Qué ganamos con conceder unos derechos que ya están implícitos en la Ética humana? c) De concederles derechos, ¿deberían ser iguales a los humanos o no? d) En caso de conflicto, ¿qué derecho prevalecería, el del humano o el del animal? e) ¿En qué consistirá la legitimidad de aquéllos que implementarán derechos de los animales en su nombre? Sinceramente creo que estas cuestiones están repletas de sentido común

Pero es que este director general, activista de todo menos de trabajar, gana al año 80.000 euros, que no está nada mal. Y esos 80.000 euros se pagan con nuestros impuestos, que el gobierno legal, pero ilegitimo, que tenemos los gasta en estas cosas, mientras la Sanidad Pública es desastrosa (en otros tiempos era modélica pero los políticos la han destruido), y una enseñanza pública (primaria, secundaria y universitaria) lamentable. Claro que peor sería gastárselos, como hicieron los socialistas de Andalucía, en puticlubs y en drogas.

Ahora, después de mucho pensar, el director General, Sergio García Torres, ha dado a luz una idea, que considera brillante y que se resume así: dice que “no se puede hablar de animales de trabajo porque no se pueden afiliar a sindicatos, y no tienen el conocimiento de que están trabajando. Son, por tanto, animales asociados a tareas” (por ejemplo perros que trabajan con un ciego o con la policía). Se cree que cambiando las palabras se cambia el contenido, algo muy típico del socialcomunismo; puede cambiar las palabras que desee, pero lo que acaba de decir es una estupidez, claro que por esas estupideces le pagamos 80.000 euros al año. El pasado año dijo que, “el hombre es el único mamífero que roba leche a otros”, y se quedó tan satisfecho. ¡Que se siente a descansar, o se tome vacaciones indefinidas; ya ha aportado a la sociedad suficientes ideas brillantes!

Cuando algún día cambie el gobierno y el entrante, si es sensato y honrado, suprima esa Dirección general, el tal Sergio García Torres, dirá, “bueno que me quiten lo bailado y la pasta que me he llevado”. Sus correligionarios le buscarán otro enchufe para que siga viviendo del cuento, sin dar un palo al agua y llevándose un buen sueldo. Al final, su aportación a la sociedad será el haber vivido del cuento enriqueciéndose con nuestros impuestos durante toda su vida, lo cual también tiene su mérito, mientras haya quien les siga votando.

Por tanto, el puesto de Director general de derechos de los animales es un puesto vacío de contenido, creado para colocar a un amigo con un sueldazo. Es decir, ser director general de derechos de los animales, cobrando lo que cobra, es vivir muy bien del cuento. Solo tiene que de vez en cuando decir una estupidez y que los medios la aireen.

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