"...En Blanca también son célebres sus encierros, seculares y muy antiguos, lo mismo que su tradición taurina, la cual supone el fundamento de estos días festivos y taurinos en honor de San Roque. Precisamente son los vallados del encierro los que reciben al visitante mientras que las calles desiertas declaran al racheado Poniente que es la hora de la siesta..."
Susarte en estado puro: Blanca y radiante
Se llega a esta localidad murciana bajando el Valle de Ricote entre curvas y sintiendo como te van rodeando los montes, se llega a Blanca con la bienvenida de sus Fiestas, se llega pensando en que algo tendrá su Feria cuando José Escolar lleva allí su única novillada de este año.
En Blanca también son célebres sus encierros, seculares y muy antiguos, lo mismo que su tradición taurina, la cual supone el fundamento de estos días festivos y taurinos en honor de San Roque. Precisamente son los vallados del encierro los que reciben al visitante mientras que las calles desiertas declaran al racheado Poniente que es la hora de la siesta.
Y para pasar de la siesta a la fiesta sólo hay que cambiar una letra, de lo que se encarga un cohete que rompe la hora secamente. Uno detrás de otro.
¡Un pueblo en fiestas es una hermosura!
Y la corrida de don José Escolar fue una hermosura y media, unos novillos con seriedad y cuajo, con diferentes hechuras y limpieza de pitones, novillos con más plaza que muchos de los indecentes toros que se ven por demasiadas plazas con demasiada frecuencia. Mucho tomate para los novilleros, y lo digo con respeto, porque tuvieron mucho mérito sólo con hacer el paseíllo.
Parrita y Víctor Acebo, mano a mano, interpretaron actuaciones bien dispares. Este último se proclamó triunfador de la corrida porque anduvo animoso e inspirado, logrando unas 3 orejas, aunque toreando muy poco y matando lo justo, mientras que el pobre Parrita pasó un trago muy malo, mostrando su miedo convertido en pánico, a lo que se debe añadir su calvario con la espada. Alguien que lo quiera debería hablarle hoy mismo con claridad, con urgencia.
El ganado que don José Escolar -las tres generaciones estaban presentes en la barrera, Fundi inclusive- embarcó para Blanca es lo que espera ver cualquier aficionado a los toros.
Dos preciosos cárdenos, en tipo -primero y cuarto- y dos negros verdaderamente serios y rematados.
Al primero le dieron fuerte en el caballo, sobre todo al rectificar el picador el buen puyazo inicial, pero que después se fue a los blandos sin piedad, no así el resto de los tercios de varas, puesto que los demás monopuyazos fueron muy bien ejecutados, aunque el público protestase sonoramente cada uno de ellos.
Los tercios de banderillas se vieron condicionados por el hierro, quedando deslucidos salvo una honrosa excepción, sacándose el pañuelo de la manga tras el segundo par y con el colmo de los tres monopares del cuarto, exactamente como si los banderilleros estuvieran rejoneando a pie y con canguelo.
Los dos primeros novillos acusaron cierta querencia a toriles y mayor flojedad que los siguientes, siendo aplaudido el segundo en el arrastre y el que cerró plaza premiado con la vuelta al ruedo.
El ambiente de fiesta y alegría del público que llenó la plaza portátil instalada en la plaza del Ayuntamiento se mantuvo desde el comienzo hasta el final, y una estupenda Banda de Música tocó el pasodoble Operador -una maravilla que apenas se oye- para la vueltecita que se dieron por el ruedo la Reina y el Rey de las Fiestas acompañados por su séquito, el Gato Montés para el paseíllo que inició una alguacililla, y Amparito Roca en los mejores momentos de Víctor Acebo.
Una interesante y curiosa tarde de toros en un bonito pueblo, con su placita entre casas y montes, debajo de un castillo que está en lo alto y que también se llenó de aficionados, un pueblo en fiestas, un pueblo que lleva el precioso nombre de Blanca, cuya visita se recomienda y al que volveré.
Blanca, en la provincia de Murcia, donde mi abuela dio a luz a la madre que me parió.
José Luis Barrachina Susarte
Toros de Lidia/14 agosto, 2023
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