Gijón. Manuel Román espera el 5º. Fotograma: OneToro TV
"...El desmayo, el abandono, la lentitud, el temple, la quietud, la serenidad, la delicada exquisitez de las suertes fue tan arrobadora que hicieron crujir la plaza y de una vez tronar la banda. Brillaron como joyas en la vulgaridad de la corrida. La pura sublimidad del toreo arte. Con unas embestidas nobles y dulces, cierto..."
Libertad. Volvieron los toros a Gijón, y con una mala corrida de Zacarías Moreno. Sí, pero en este regreso, los dos momentos más estético de la tarde, y seguro, unos de los de toda la temporada, sucedieron, así:
El primero, en el tendido, antes de la salida del quinto, cuando Carmen Moriyón, la nueva alcaldesa recibió la meliflua entrevista iniciada con un: usted que es la protagonista de la tarde… Contestando templadamente, casi a media voz –No soy protagonista de nada, solo he cumplido con mi deber encontramos una tradición y un derecho interrumpidos y los hemos reestablecido, solo eso.
El otro, casi a continuación, en el ruedo. Manuel Román, el enjuto y jovencísimo novillero cordobés, tras brindar a su apoderado, se plantó erguido ante la cara del utrero “Belloto”, con la muleta en la derecha e instrumentó dos derechazos, uno de pecho, luego tres más y otro remate igual. El desmayo, el abandono, la lentitud, el temple, la quietud, la serenidad, la delicada exquisitez de las suertes fue tan arrobadora que hicieron crujir la plaza y de una vez tronar la banda. Brillaron como joyas en la vulgaridad de la corrida. La pura sublimidad del toreo arte. Con unas embestidas nobles y dulces, cierto. Pero, bueno, a ver quién toca el alma de igual forma con las mismas. Quien hace pensar a uno como hace tantos años, también por allá por el norte español a otro que exclamó –Lo que hace Curro con el toro, no lo hace nadie sin el toro.
Eso me hizo sentir Manuel. Luego el novillo vino a menos la faena se hizo común y corriente, como las otras, y la suerte suprema fue un desastre. Dos estocadas en guardia, otra pasada inane, un aviso y dos golpes de cruceta. No puedo decir que no importa, es grave. Pero lo conmovedor de aquellas cortas tandas no se me puede borrar.
Si este muchacho fue capaz de hacer eso, el toreo eterno anuncia una nueva generación. Claro, tendrá que repetirlo y aprender a matar, que se aprende. Y que lo veamos. Apuesto por él, por la alcaldesa y por el futuro.
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