El torero sevillano, mecenas de la Generación del 27, sufrió una cogida mortal en Manzanares el 11 de agosto de 1934
90 años de llanto por Ignacio Sánchez Mejías
A las 5 de la tarde del 11 de agosto de 1934, hace ahora 90 años, Ignacio Sánchez Mejías recibió una cogida mortal en su muslo derecho, por parte del toro Granadino, en la plaza de Manzanares, a 200 kilómetros y 14 años de la sufrida por su cuñado y maestro Joselito el Gallo, en Talavera, de la que fue testigo.
Domingo Ortega había sufrido un grave accidente de coche cerca de Lugo. Por aquella estación pasó Sánchez Mejías de regreso a Madrid tras torear en La Coruña y el apoderado de Ortega, Dominguín, le pidió que lo sustituyera en Manzanares.
La plaza de toros de Manzanares fue el escenario de la cogida mortal de Ignacio. Fue el sábado, 11 de agosto de 1934. Ese día se lidiaron toros de Ayala por el rejoneador Simao da Veiga, Ignacio Sánchez Mejías, Fermín Espinosa Armillita y Alfredo Corrochano.
Ignacio, tras su reaparición en Cádiz, había actuado en San Sebastián, Santander y La Coruña. El viernes 10 de agosto toreó en Huesca y estaba anunciado el domingo día 12 en Pontevedra.
Entre tanto, Domingo Ortega había sufrido un grave accidente de coche cerca de Lugo. Por aquella estación pasó Sánchez Mejías de regreso a Madrid tras torear en La Coruña y el apoderado de Ortega, Dominguín, le pidió que lo sustituyera en Manzanares. A Ignacio aquel contrato le venía muy mal, por el largo desplazamiento que le suponía, pero al final lo aceptó asegurando: “Yo me he echado a torear otra vez y toreo lo que sea. Y más tratándose de hacer un favor a un compañero.”
El primero de lidia ordinaria de aquella corrida fue el toro Granadino, que cogió a Ignacio al dar un pase sentado en el estribo. En la enfermería fue atendido de una: “herida penetrante en la región antero-interna del muslo derecho, de dirección ascendente y de unos doce centímetros de profundidad. El pronóstico es grave”. A pesar de su gravedad y de la gran pérdida de sangre sufrida, Ignacio se logró recuperar. Tanto es así, que lo médicos consideraron que la herida no tendría consecuencias tan graves como en un principio se había pensado y que la recuperación sería satisfactoria.
A medianoche, y a instancias del propio torero, quien prefería ser operado en Madrid, una ambulancia le recogió para llevarlo a la capital, siendo acompañado por el doctor Pacheco, quien le asistió durante el viaje. Llegaron de madrugada al sanatorio del doctor Crespo, donde le atendió e intervino de nuevo el doctor Segovia. A lo largo del día se le practicó una transfusión de sangre del matador de toros Pepe Bienvenida y por la noche el doctor Segovia emitió el siguiente parte: “En la mañana de hoy ha sido intervenido operatoriamente el diestro Ignacio Sánchez Mejías, que sufre una herida por asta de toro en la cara interna, tercio superior, del muslo derecho, pasa por debajo del lecho de los vasos femorales superficiales, comprendiendo las arcadas vasculares de la femoral profunda y alcanza la piel de la región externa y superior del muslo. Debido a la extensa hemorragia y a los grandes destrozos musculares, son de temer complicaciones infectivas graves. Esta tarde le ha sido practicada una transfusión sanguínea. Temperatura, 39. Pulso, 110.” A las diez menos cuarto de la mañana del día siguiente el torero, tras una larga agonía en compañía de los suyos, falleció.
El toro Granadino, causante de la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, pertenecía al hierro de la ganadería de Ayala Hermanos. Era un ejemplar de pelo negro bragado, marcado con el número 16 en los costillares, corniapretado y un poco bizco del pitón derecho.
Todo un personaje
Ignacio cultivó una gran cantidad de facetas, al margen de su profesión en los ruedos. Una de ellas, la de cronista taurino, ya que en el año 1927 se convirtió en crítico de sus propias faenas en el periódico “La Unión”.
Ese mismo año costeó el viaje a Sevilla de un grupo de jóvenes poetas que querían rendir homenaje a Luis de Góngora De aquella iniciativa nació la famosa Generación del 27, de la que formaron parte, entre otros, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Miguel Hernández, Pedro Salinas y Jorge Guillén.
De otro lado, Ignacio escribió varias obras de teatro. Una de ellas, ”Sinrarzón“, un drama de corte psicoanalítico, que estrenó la actriz María Guerrero con gran éxito de crítica y que se tradujo a varios idiomas. Por su parte, “Zaya” fue una comedia de temática taurina y, en muchas de sus escenas autobiográfica. Asimismo cabe reseñar otros títulos como ” Ni más ni menos”, una farsa poética, la obra ” Soledad” y el libreto de “Las calles de Cádiz“, para un musical interpretado por la bailarina Encarnación López La Argentinita, con quien mantuvo una intensa relación.
Mejías fue también presidente del Real Betis Balompié durante una etapa y fue capaz de dar una conferencia sobre tauromaquia en la Universidad de Columbia en Nueva Cork. Jugador de polo, promotor fallido de un aeropuerto en Sevilla y presidente de la Cruz Roja, fueron estas otras de sus múltiples actividades y mecenazgos.
Su muerte dió lugar a que sobre sus figuras escribiesen magníficos versos de muchos de los componentes de aquella generación de poetas que el contribuyó a crear. /Enrique Amat/
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