Rivalidad Lagartijo-Frascuelo
Rafael Comino Delgado
Rafael Molina, "Lagartijo" y Salvador Sánchez, "Frascuelo"
se encontraron por vez primera en la
feria del Corpus de Granada, el 7 de Junio de 1868 (Maestranza de Caballería de
Granada), y dado el carácter arrebatador y ansioso de
gloria de Salvador y las ambiciones de Rafael, el enfrentamiento duró mientras
estuvieron ambos en los ruedos, que fue hasta 1890 en que Frascuelo se
retiró.
En la corrida del día 7 no ocurrió nada digno de destacar, pero el
siguiente día 11 nació la guerra. En el cuarto toro Frascuelo quedo de
rodillas, tras finalizar un quite, ante el toro, y Lagartijo quedo de
rodillas y de espaldas al toro. En otro quite ambos se tumbaron ante el toro y
el presidente les amonestó por actuación temeraria. Desde entonces no había
Feria importante sin el cartel Lagartijo y Frascuelo. En 1869 son
contratados ambos para Madrid y en la corrida del 7 de Junio es herido el Tato
(que no pude volver a salir), quedando Rafael y Salvador frente a frente. Cada
vez que se enfrentaban hacían
temeridades que emocionaban sin límite
a los públicos.
En el 1871 volvieron a enfrentarse en la corte y tuvo Frascuelo su
mayor fracaso una tarde, corrida de beneficencia (21-V-1871) con miuras, en la
que Lagartijo también anduvo apurado, si bien parece que el presidente
fue más benévolo con Lagartijo.
En 1872 torean juntos en Madrid con triunfo de ambos, y se comprometieron a matar cada uno 6 toros,
permaneciendo el otro en el palco
vestido de torero por si ocurría algo. Lagartijo
mató la suya con toros de Don Antonio Hernández, según lo acordado, pero cuando
llegó la de Frascuelo los toros fueron de Veragua, a lo que Lagartijo
no puso inconveniente. Frascuelo
dijo que era porque los de Antonio Hernández, que había matado Lagartijo,
tuvieron poco trapío.
El 22 de Junio de 1873 es cogido en Madrid Lagartijo, y el 13 de julio, ya recuperado, asiste a la corrida en el tendido y Frascuelo
le brinda un toro; Lagartijo, emocionado,
le tiro un reloj de oro y el público ovacionó el gesto y lanzo, a Frascuelo,
gran cantidad de cigarros y una petaca. Así sellaron una amistad a prueba de rivalidad profesional.
Tras varios años sin torear en Madrid, vuelve Frascuelo en 1885, lo que se festeja toreando
previamente un festival el
30-X-1884, en el que matan Lagartijo y Frascuelo novillos de Miura. Había una pancarta que decía, “ Que no se vayan nunca Lagartijo ni
Frascuelo y sus cuadrillas”.
El 29-IV-1889 mata Frascuelo
en Madrid una corrida de Palha, y después
de la misma dijo a sus amigos: “Me he
convencido de que no puedo ya con una
corrida dura. Me faltan las piernas y a más me ahogo cuando brego mucho.” ¡Mira tú que pasarme a mí esto!
¡Si Juan Molina no hubiese estado allí van, van por lo menos, por
poco, cuatro toros al corral!
El 6-X-1889 lidió su último mano a
mano con Lagartijo y, finalmente, el 12-V-1890 se retira en corrida de Veragua dando la alternativa a
Lagartijillo . Guerrita tuvo el gesto de
actuar como banderillero de Frascuelo esa tarde, en su homenaje. Otro
gesto fue que el banderillero José Mota, que le había apadrinado en sus
comienzos, esa tarde hizo el paseíllo
con las cuadrillas.
A la despedida de Frascuelo, que tuvo gran repercusión social, un crítico, “Varetazos”, decía:
“Madrid se vistió de fiesta porque todo
lo que sucede en el ruedo de una plaza de toros es fiesta.
Fueron dos colosos del Toreo en la plaza, y en la calle dos hombres
cabales, de honor.
Lagartijo era la
armonía, la maestría, la elegancia, el poderío, incluso el arte, y Frascuelo
el arrojo, la voluntad, el amor propio (pensaba que antes la muerte que el fracaso),
el poderío, la honradez profesional y la espada más certera de sus
tiempos, y una de las más certeras de la
historia del toreo.
Refiriéndose al Frascuelo estoqueador, Peña y Goñi diría: "Así como Lagartijo quiere
que los toros vayan sin poder a la muerte, Frascuelo los quiere muy vivos"; Cesar Jalón, en su
libro Grandezas y miserias
del toreo, escribe: "Le basta un estoque-¿el primero del
toreo?- para mantenerse a la par de Lagartijo"; Cossio
opina, "Con el estoque, su personalidad fue cimera
entre cuantos especialistas de cualquier época han alcanzado renombre” y Gregorio Corrochano decía que, “Frascuelo fue el
matador que más emoción dio a la suerte
suprema”.
Antonio Peña
y Goñi escribiría: Lagartijo y Frascuelo han sido dos buques lanzados al oleaje público, en
condiciones completamente distintas.
El primero ha navegado con mar viento
en popa y no ha tenido sino que dejarse deslizar por la corriente, que le ha
sido siempre favorable. El otro ha visto desencadenarse en contra de si a todos
los elementos. Ha navegado contra viento y marea. Y las oleadas insensatas que
producía el choque de esas corrientes no
han logrado jamás separarlos en la plaza. No pudieron nunca quebrantar la
nobilísima fraternidad de la que han hecho alarde ante el público madrileño.
Es verdad que durante algún tiempo estuvieron distanciados, tal vez por
culpa de terceros, pero aquello se
arregló con aclaraciones de ambos
y un apretón de manos en el café Imperial.
La relación personal
de los dos grandes toreros fue de admiración mutua, de respeto y amistad
sincera, como lo demuestran algunas
actuaciones y declaraciones de ambos, recogidas en la bibliografía:
-Hablando de las condiciones de Frascuelo
en la brega, le preguntó Peña y Goñi a Lagartijo: Dígame Vd. Rafael, ¿con quién
torea Vd. con más desahogo? Lagartijo contestó: “Eso
no se pregunta” (daba por hecho que con Frascuelo).
-En cierta ocasión Lagartijo dijo: "Si será güeno Frascuelo
que lo quieren acompará conmigo".
-En comida ofrecida a Lagartijo,
uno de los invitados se levantó, alzó su copa y brindó por el homenajeado, pero
a continuación dijo, “Pido permiso a los presentes para brindar por Frascuelo, y aunque
nadie quiera beber a su salud lo hago
por ser el único frascuelista presente en el convite”. Lagartijo se levantó, alzó su copa y dijo que el sí bebería,
porque era frascuelista”
-Contaba “Sobaquillo”, seudónimo
utilizado por Don Mariano de Cavia (lagartijista acérrimo), que en una tertulia a la que acudíó “Frascuelo”,
uno de los advenedizos, seguramente buscando el favor del churrianero, hizo un
comentario malicioso sobre el de Córdoba, censurándole su forma de torear
diciendo que no era tan bueno como decían sus seguidores. La respuesta de
Salvador no se hizo esperar: “Eso lo dirá usted en la calle porque se va ahora
mismo de aquí con viento fresco. Pa’ mí, “Lagartijo” es el mejor torero
que ha parío madre”.
- El Dr. don Eduardo Gálvez, un granadino frascuelista (del que
creo quedan familiares en Granada), amigo íntimo del torero, refería que en
cierta ocasión presenció, en
Córdoba, como discutían sobre Lagartijo insultándole feamente,
ante lo cual Frascuelo la emprendió a bofetadas con los que ofendían al Califa”.
Dirigiéndose a alguien que, tal vez con buena intención, quiso aconsejarle, le dijo Frascuelo, “Fuera
de la plaza dígame Vd. lo que quiera, que no
me importa; pero en la plaza no se me ponga Vd. nunca delante cuando
digo que quiero estar solo. Eso no se lo consiento más a que a uno, a Rafael
Molina, “Lagartijo”, porque es el único a quien respeto en la plaza, por su
merito y por su antigüedad”.
-En otra ocasión, dirigiéndose a Lagartijo, exclamó: "Rafael,
tú eres el mejor torero que yo he conocido. Por ti me quito yo la montera y no
me quito la cabeza porque la necesito para torear".
Cuando murió Frascuelo de una pulmonía, el 8 de marzo de 1898, Lagartijo, de rodillas, rezó y
lloró en la cabecera del difunto, y exclamó: ¡Pobre Sarvaó! ¡Pobre Sarvaó!
¡Tanto luchar pá esto!
Podemos afirmar con rotundidad que fueron dos caracteres indomables, de competitividad
sin límites, pero solo dentro del ruedo, que llenaron una época del Toreo, posiblemente la de oro.
-¡Los dos fueron necesarios!
¡Los
dos fueron grandiosos toreros!
¡Los dos fueron geniales!
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