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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 16 de enero de 2019

EL VAR. No quiero que te asustes, José Luis, pero en realidad nada estaba O.K. / POR Juan Manuel Rodríguez



Si utilizas el VAR para corregir los errores del árbitro de campo, el VAR es bueno; pero si empleas el VAR para cubrir, para tapar, para ofrecer desde arriba una salida digna al compañero de abajo, para tenderle un puente de plata, entonces capamos al VAR, impedimos que el VAR ejerza su función, pervertimos el VAR.

EL VAR. No quiero que te asustes, José Luis, pero en realidad nada estaba O.K.

¿Todo O.K., José Luis? ¿En serio? ¿Todo O.K.? Nada estaba O.K., José Luis, nada. Dicen que el mejor modo de esconder algo es colocarlo a la vista de todo el mundo, y eso es lo que han hecho hoy Velasco Carballo y Clos Gómez, ocultar los errores arbitrales delante de todos los medios de comunicación. El VAR no está en tela de juicio. VAR son unas siglas, las siglas en inglés del término comercial del Video asistant Referee, o sea el Árbitro asistente de vídeo. Bien aplicado, el VAR es bueno, como es buena en general la tecnología bien aplicada. El teléfono móvil, por ejemplo, es bueno porque te sirve para estar conectado, pero, mal empleado, el teléfono móvil es malo; el móvil es malo si no puedes vivir sin él, si te produce una adicción, si cuando lo pierdes de vista te empiezan a recorrer todo el cuerpo unos sudores fríos. Con el VAR sucede lo mismo.

Si utilizas el VAR para corregir los errores del árbitro de campo, el VAR es bueno; pero si empleas el VAR para cubrir, para tapar, para ofrecer desde arriba una salida digna al compañero de abajo, para tenderle un puente de plata, entonces capamos al VAR, impedimos que el VAR ejerza su función, pervertimos el VAR. La tecnología es buena, somos nosotros los que podemos convertirla en mala u olvidarnos de lo que perseguía cuando la pusimos en funcionamiento. Lo que perseguía el VAR era reducir a la mínima expresión los errores arbitrales, lo que hoy se comenta del VAR es que, intervención humana mediante, la tecnología sí se emplea unas en determinados casos y en otros casos no, y ahí interviene el factor humano. Por eso la frase de "todo O.K., José Luis" ha dado la vuelta tres veces a España, por la sencilla razón de que, en esa jugada en concreto, en el manotazo de Rulli que traba claramente el pie de Vinícius, nada estaba bien; es más, todo estaba rematadamente mal, José Luis, para qué te vamos a engañar.

El José Luis del "todo O.K., José Luis" no es otro que José Luis Munuera Montero, que es el árbitro cuyos ojos no ven lo que sucede sobre el terreno de juego, o sea el penalti de Rulli sobre Vinicius. Y quien pronuncia la frase del "todo O.K., José Luis" es Mario Melero López. El auténtico responsable del desaguisado no es Munuera sino Melero porque, a diferencia de su compañero de campo, Melero sí ve repetida varias veces la jugada y desde distintas tomas; y, al final, después de ver la jugada, pronuncia la frase: "Todo O.K., José Luis". Pues no, José Luis, de "todo O.K." nada de nada; la cagaste, José Luis, esa es la cruda realidad. Y, lejos de corregirte, el VAR se solidarizó con tu cagada.

¿Por qué digo que Velasco Carballo y Clos Gómez han ocultado los errores arbitrales a la vista de todo el mundo? Muy sencillo: su transparencia es de cartón piedra, está hueca por dentro, no es real, es una simple artimaña, es como el truco de la paloma que el mago saca de su sombrero; si el nuevo Comité Técnico de Árbitros de la nueva Federación Española de Fútbol no quisiera seguir con las costumbres del Viejo Comité Técnico de Árbitros de la Vieja Federación Española de Fútbol, del mismo modo que sacaron pecho con la jugada entre Varane y Suárez, hoy habrían puesto nombre y apellidos al error de la jugada entre Rulli y Vinícius, y no lo han hecho, lo han ocultado; han dicho el número de errores que han cometido pero no han desvelado cuáles han sido ni en qué consistieron dichos errores. O sea, han escondido el error a la vista de todo el mundo. Y sinceramente no sé que es peor, si ser opaco todo el tiempo o ser transparente sólo cuando conviene.

La gran pregunta es la siguiente: ¿Por qué, después de ver repetida varias veces la jugada y desde varios ángulos, Melero tuvo el atrevimiento de decirle a José Luis que todo estaba OK? ¿Falló el VAR? En absoluto: las imagenes eran claras, nítidas. ¿Acaso tiene Melero un problema de vista? No creo, lo habríamos sabido. Entonces, ¿por qué Melero refuerzó el error de Munuera? Fácil: por solidaridad, por compañerismo, por puro y simple corporativismo y porque Melero sabe que el otro día le tocó estar arriba pero que mañana le tocará estar abajo. ¿Y cómo se soluciona esto? Sencillo: colocando arriba a profesionales del arbitraje que no conozcan absolutamente de nada a los que están abajo, que no se hayan tomado con ellos ni un café, que no sepan cómo se llaman sus hijos, su color favorito, su cantante preferido o si el arroz les gusta meloso o caldoso.

Por supuesto que el doble error, el de Munuera abajo y el de Melero arriba, está entre los fallos que tiene apuntados el Nuevo Comité Técnico de Árbitros con las costumbres del Viejo Comité Técnico de Árbitros. ¿Y por qué no lo han dicho? Pues no lo han dicho porque, según Velasco Carballo, ellos son "una roca". Pero las rocas no se equivocan ni aciertan, ¿no es cierto? Las rocas no adelantan un mes ruedas de prensa que estaban previstas para mediados de febrero, ¿verdad? De las rocas no dependen un negocio de miles de millones de euros y la ilusión de millones de aficionados, ¿a que no? Nada estaba O.K. José Luis, nada. Es más, todo estaba al revés, francamente desordenado. Por buscar, inicialmente el VAR llega a buscar incluso un fuera de juego en la acción de Vinícius. No habría pasado nada, querido Mario Melero, si le hubieras dicho, "te equivocaste, José Luis". Tampoco habría pasado nada si, transcurridos unos días desde el error, hubiérais salido a decir "nos equivocamos". Ni mucho menos habría pasado nada si hoy, casi 10 días después, los jefes arbitrales hubieran reconocido que sí, que se equivocaron. Pero, como con Plaza antes y con Arminio después, el colectivo arbitral es una roca, o sea cuarzo, feldespato, mica, zircón, apatito y granito, material compuesto por cristales o granos de minerales que no son translúcidos, o sea que no dejan pasar la luz. Porque hay cosas que nunca cambian.

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