Abc
En su mejor partido del año (la temporada es otra medida), el Madrid nos dio mucha conversación (hablar por hablar) por sólo dos noticias, que en el fútbol son los goles. Goles de Modric, por fin un destello de Balón de Oro, y de Casemiro, en cuyo carné de identidad pone “Casimiro” igual que en el de Ceballos, que debieron rellenárselo de oídas, pone “Ceballo”, que también podría haber sido “Cebayo”. Ceballos chutó a lo Rexach, desde fuera del área al larguero, mostrando el camino a Casemiro, que vive (que juega) de fijarse mucho, como las lechuzas.
“Dígame otro feo”, preguntó Hughes a Bárbara Rey en ABC. “Rexach era muy feo”, contestó ella. “Se movería poco, decía que correr era de cobardes”, insistió él. Y Bárbara lo explicó:
—Conmigo no. Era como una gacela moviéndose por la raya. De cuerpo bien, de cara feíco, pero me encantaba. No quería que nos viesen, decía que por el míster, pero era por la novia.
El caso es que Ceballos, igualmente feíco, pegó un balonazo como de mortero en el larguero a lo Rexach, que nos marcó la niñez futbolera con su volea en el estadio Lenin de Moscú “que hizo inútil la estirada de Rudakov”.
Experto en palos sería Cruyff, compañero de Rexach como futbolista y como entrenador. A Stoichkov, para rebajarle la chulería zarzuelera, lo retó en un entrenamiento a pegar balonazos en el larguero desde el punto de penalti. El mismo Cruyff que unas dos décadas antes había lanzado al poste un penalti pitado por el andaluz Fernández Quirós, corrido por el presidente Laredo, que perdió el gorro después de la vergüenza. El Barcelona no se jugaba nada, pero el Burgos se iba a Segunda:
–Lo tiré al poste ara que pudiéramos salir vivos los dos de aquel campo –confesaría el holandés al árbitro, al cabo del tiempo, en un aeropuerto.
El tiro de Ceballos mostró a Casemiro el camino para hacer gol al Sevilla después de una hora de cháchara futbolística sin sustancia, todos en manos de un Benzemá sin meñique, el dedo emblemático del centro político, pues todas las derechas que no quieren parecerlo levantan el meñique para hacer ver que son de centro, y esto viene siendo así desde los tiempos de Alain, que fue el primero en advertir que todo aquél que dice que no es derechas ni de izquierdas… ¡es de derechas!, sólo que no tiene el valor de admitir que está contra el reparto, según la jerigonza de los tiempos de Alain, pues una cosa era admitir los domingos en misa que los pobres heredarán la tierra, y otra, repartirla los lunes en el despacho del notario.
Con su meñique centrista envuelto en escayola, Benzemá se movía por el área sevillista como un liberalio por la barra de “Embassy", elegante pero sin chicha, con Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, aleteando irrelevancia a su derecha, y a su izquierda, “lengua con punta de hueso / tambor de cuero y madera”, un Vinicius como escapado de Nicolás Guillén, “congo solongo del Songo / baila yambó sobre un pie”. Vinicius tiene 18 años y dos pegas: no es zurdo, con lo cual nos perdemos la sensibilidad carísima de la zurdera, y no se le da el gol, o sea, un boxeador de filigrana, pero sin pegada. La pegada la puso Casemiro con un gol a lo Éder Aleixo de Assis, alias “O Canhão”. Ahora que Casemiro nos ha enseñado su “canhão”, ¿qué podrá ofrecer Marcos Llorente para recuperar la titularidad? Del puñetazo en la mesa que de Isco esperaban sus amigos hemos pasado al cañonazo en el campo que ha pegado Casemiro, y sólo con eso ya tenemos para cambiar el pico de la ciclotimia durante una semana y decir a quien quiera oírlo que Solari va sobrado por el Triplete. ¡Y con Isco y Marcelo en el banquillo!
–¡Qué huevos tiene Solari! –es la jaculatoria pipera.
¿Ico y Marcelo en el banquillo? Mourinho se nos queda pequeño. Si algo le pasara a Solari, al puesto sólo podría aspirar la alemana Imke Wübbenhorst, famosa por su grosera respuesta en una entrevista con el diario “Welt” durante una entrevista. Wübbenhorst es entrenadora, la primera en dirigir un equipo masculino en Alemania, y cuando el periodista quiso saber si sus jugadores debían ponerse pantalones antes de que ella entrara al vestuario, contestó:
–Por supuesto que no. Soy una profesional. Elijo mi equipo por el tamaño de su pene.
Algo a lo que todavía no ha respondido Solari.
Imke Wübbenhorst
EL CONSENTIDO CULÉ
El Barça, recordaba un tuitero (que es decir cualquiera), puede llegar una hora tarde al partido, jugar con alineación indebida, tirar cochinillos y botellas de JB al campo, no presentarse a un partido, desplazar el clásico un lunes, fingir lesiones para no ir a una convocatoria de la Selección, y todo ello sin ser sancionado. Más el agravio tecnológico del VAR. Verdaderamente, ese club es el consentido del poder político, cuya derecha, que va de madridista, le regaló cardenales para lo que pudiera necesitar. En sus pleitos siempre hay una firma, una fecha, un plazo, una pelusilla burocrática, una letrilla reglamentaria, un defecto formal… que invalida cualquier procedimiento. Y para el caso de una republiqueta catalana, el centrista “prêt-à-porter” Manolo Valls le ofreció un hueco en la Liga francesa donde descansar.
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