El muy esperado adiós del Cid
Ricardo Díaz-Manresa
Avance taurino.com
Un adiós que llega con retraso. Esperado, deseado, inaplazable, el adiós del Cid viene por la necesidad de no demorar más lo que parecía cantado. No hay más que ver cuántas toreaba, dónde y con quién en las últimas temporadas. Cada vez menos. Hace años ya su decadencia era tan clara como evidente.
No hay como hacer las cosas a su tiempo. Era la frase favorita, que repetía mucho, de un marista, profesor mío, tan competente como orgulloso. Hacer las cosas a su tiempo. ¿Cuál fue el tiempo de El Cid?. Su tiempo bueno cuando tenía, año tras año, a Madrid a sus pies y perdía a puñaos puerta grandes por la maldita espada. En él, espantosa, y en don Rodrigo Díaz de Vivar, supongo que buenísima.
Ha tenido una larga carrera, en mi opinión, equivocada, y lo escribe uno que cree firmemente que ha sido la mejor mano izquierda del toreo en los últimos 60 años. Paco Camino y él, pero no le supo sacar partido ni cuando desperdiciaba una tras otra puertas grandes en Madrid después de utilizar sublimemente su izquierda con temple inigualable.
Entonces no salía de los victorinos en las demás ferias. No me lo podía explicar y me restregaba los ojos. Figura entonces sin sitio de figura.
Después de perder temporadas en puestos que no eran el suyo, fue figura entonces con puesto de figura.
En cuanto empezó a aflojar, no supo verlo e irse. Una retirada temporal y después de varias temporadas, venir a recoger lo que se dejó, pero nada. Siguió y siguió cada vez decadente. Y nos hizo sufrir muchos a los que le vimos tanto y tan bien en el pódium.
Tampoco su histórica tarde en Bilbao como único espada le reivindicó del todo aunque estuvo asombroso.
No vió la realidad de su situación en los últimos tiempos, cambió sus apoderados de toda la vida, creyó que era el mismo y, sin embargo y por lógica, cada vez estuvo más apartado del circuito.
No me he podido explicar las razones por las que ignoraba su momento. Del gran monstruo que fue a esto. Y poquito a poquito para abajo. De los grandes peldaños al sótano.
Los que supimos valorarle y disfrutarle en sus grandes años le deseamos un dulce 2019 y un maravilloso adiós a los ruedos.
Quede reivindicada su histórica mano izquierda, la mejor para mí en medio siglo.
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