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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 23 de octubre de 2017

Errores comunes sobre la historia de Cataluña / por GUILLERMO FATÁS



Son numerosos estos errores y, a menudo, se trata de tergiversaciones. Fuera de los ambientes nacionalistas, es más frecuente que se deban a mero desconocimiento. He aquí algunos:

Errores comunes sobre la historia de Cataluña 


Son numerosos y, a menudo, se trata de tergiversaciones. Fuera de los ambientes nacionalistas, es más frecuente que se deban a mero desconocimiento. He aquí algunos.

1. No hubo "unión" de Aragón y Cataluña en el siglo XII. En esa fecha no existía el término Cataluña ni los territorios del rey de Aragón (Ramiro II el Monje) y del conde de Barcelona (Ramón Berenguer IV) tenían fronteras en común. Varios condados que luego se considerarían parte de Cataluña no estaban aún bajo el dominio del conde barcelonés (así, Ampurias, Pallars o Urgel). Ramón Berenguer IV y su joven esposa, la reina aragonesa Petronila, casaron a condición de que el conde no sería rey si tenía descendencia. Su hijo Alfonso II fue el primer soberano común al conjunto. La unión nunca se deshizo y el de conde de Barcelona fue un preciado título entre los muchos que llegó a tener el rey de Aragón, monarca conjunto que fue también, entre otras cosas, rey de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Nápoles y de Cerdeña.

2. No existió una "confederación catalano-aragonesa". El término es anacrónico, nace en 1869 y da una idea equivocada del fenómeno histórico. Una confederación es un pacto político entre estados que democráticamente acuerdan cierto grado de unión entre iguales. El pacto del rey de Aragón y el conde barcelonés va de arriba abajo, no a la inversa. La boda de Petronila y Ramón Berenguer IV en 1150 no tiene nada de confederal: es un pacto entre príncipes que unen dos familias para que resulte una sola que ejercerá la soberanía. En este caso, el conde acepta literalmente al rey como “rey, señor y padre”. Se convierte, pues, en súbdito, vasallo e hijo del rey de Aragón y por eso murió sin titularse rey. 'Corona del Reino de Aragón' es término usado por Jaime I (siglo XIII). La voz "Corona de Aragón", finalmente, será usada por los reyes para denominar el conjunto de sus soberanías, que forman una composite monarchy; en expresión del siglo XVI, una respública regnorum et terrarum. Cataluña siempre fue parte de la Corona de Aragón, pero no del reino aragonés. Los catalanes no forman un reino, pero tienen un rey, al que llaman así y no conde: el rey de Aragón

3. La "Generalitat", como se llama en Cataluña y en Valencia, existe igualmente en Aragón con el nombre de Diputación General. Los respectivos gobiernos autonómicos han recuperado este nombre histórico. Se origina en los tres territorios al mismo tiempo, en 1362, en una de las reuniones de Cortes Generales de la Corona (aragoneses, valencianos y catalanes más baleares), que se celebraban siempre en suelo aragonés. El rey Pedro IV consigue la aprobación de un impuesto general aduanero, sin exenciones, que originariamente fue del 5% del valor del producto. Y las respectivas cortes designan "diputaciones del general" para que se encarguen de la correcta recaudación. Estos órganos se consolidan, en diversos grados y momentos, como autoridades permanentes y van ganando competencias funcionales: en Cataluña sucede en 1413, cinco años después en Valencia, y en Aragón, en 1436.

4. Los catalanes no forman un reino, pero tienen un rey, al que llaman así ('Senyor rei'), y no conde: el rey de Aragón. La Casa de Aragón es soberana en Cataluña y los súbditos catalanes, como los valencianos, baleares y aragoneses, la aclaman gritando su apellido, “Aragó, Aragó!” o “¡Aragón, Aragón!”, el nombre dinástico, al modo en que en otros lugares se grita “York!”, “Bourbon!” o “Stuart!” (Estuardo). Cataluña perteneció a los Aragón y a su Corona, no al reino de Aragón, aunque este tenía primacía jurídica en razón del origen y del rango: así, el soberano común se coronaba únicamente en Zaragoza y, como dejó escrito Pedro IV, Aragón era al mismo tiempo su 'nombre y título principal'. La comunidad autónoma de Cataluña carece de escudo propio y usa hoy como bandera el 'señal real' de la Casa de Aragón (de donde el nombre de senyera), las ‘barras’, que no se documentan antes de 1150.

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