Pero Rafaelillo nos es un quejica, su carrera está jalonada de tremendos esfuerzos y eso le hace fuerte para poder superar estos duros momentos. Sabía que esa pelea, casi permanente con los pupilos de Miura, podía desembocar en cualquier percance grave y hoy da gracias al cielo por poder contarlo. Con enorme y sentida satisfacción nos cuenta la suerte que tuvo de estar en Pamplona con un equipo médico de primerísimo nivel.
Rafaelillo: Curándose de las heridas
Ha sido un placer haber podido compartir una charla con Rafaelillo, convaleciente del tremendo percance de Pamplona.
Frente a unas cervecitas en Pilar de la Horadada, pueblo alicantino donde nos une tener nuestra casa de verano, he podido comprobar en primera persona su estado físico y anímico.
Pero, ante todo, he podido disfrutar de su compañía, de poder darle un abrazo, aunque haya sido sin apretar demasiado por aquello del estado de sus costillas dañadas todavía.
Es largo el camino que hay que recorrer, apenas dos meses desde el brutal percance con aquel Miura, y queda mucho para poder pensar de nuevo en el toro como elemento a enfrentar. Importaba ver cómo lleva esta situación que le mantiene en el obligado paro profesional. Un parche de morfina en el pecho le hace más llevadero los intensos dolores que sufre de continuo. Un pequeño ‘amuleto’ que le permite moverse sin claudicar, pudiendo olvidar siquiera por instantes el tremendo daño que sufre por dentro.
Pero Rafaelillo nos es un quejica, su carrera está jalonada de tremendos esfuerzos y eso le hace fuerte para poder superar estos duros momentos. Sabía que esa pelea, casi permanente con los pupilos de Miura, podía desembocar en cualquier percance grave y hoy da gracias al cielo por poder contarlo. Con enorme y sentida satisfacción nos cuenta la suerte que tuvo de estar en Pamplona con un equipo médico de primerísimo nivel.
El estado de sus pulmones, cuando entró en la enfermería, era poco más o menos como el del papel de aluminio que envuelve el bocadillo… pero instantes antes de tirarlo apretujado a la papelera. Un globo deshinchado. Un pulmón sin espacio y poco más de un 20% en el otro. La rápida actuación de los médicos, resolución y conocimiento a partes iguales, le salvó la vida. Ni siquiera le dio tiempo, como quería, de hablar telefónicamente con su esposa. El aire que todavía tenía había que conservarlo y reconducirlo cuanto antes. Gracias nuevamente, nos dice, a los médicos. Volví a nacer en Pamplona un 14 de julio.
Tomada la lógica decisión de abandonar cualquier idea de reaparecer este año. Harto imposible dadas las lesiones, su meta ahora es recuperarse bien y afrontar su ‘nueva vida’ desde una perspectiva distinta. No sabe si su carrera se relanzará, empeorará o tomará nuevo rumbo; lo que si sabe es que será diferente gracias a la nueva oportunidad que tiene para seguir siendo torero.
Al tiempo de resurgir físicamente ha de hacerlo también anímicamente. No le han tratado bien en los despachos en los últimos tiempos, donde plazas como Sevilla y Murcia no le han reconocido sus éxitos anteriores en sus ruedos. No hace falta que lo diga él, lo decimos nosotros. Por eso, ha dejado a un lado la administración que ha mantenido, contra viento y marea, en los siete años pasados. El resultado no ha sido el esperado y quizá en un análisis razonado le tengamos que dar la razón. Siete años son muchos para seguir en la misma línea y en retroceso de contratos.
Sea como sea, es el momento de variar el rumbo, el nuevo Rafaelillo nacido en julio de 2019, se merece tener una oportunidad que le haga disfrutar de su profesión y obtener una compensación real a su enorme sacrificio. Un cambio que ya se le nota en la forma de contemplar el futuro.
Le he visto muy sereno y tranquilo. Es feliz por saberse vivo y disponer de esta nueva oportunidad de saberse torero y, por todo ello, quiere darle un cambio radical a todo para poder emprender la nueva aventura ligero de equipaje e ilusionado para superar los malos momentos.
Es nuestro deseo que esos sueños se hagan realidad en la próxima temporada. Rafaelillo merece mejor trato de las empresas y también un apoderamiento a la altura de sus enormes méritos. Mucha suerte y pronta recuperación Rafa.
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