Pero volviendo a la dureza de la reclusión en casa, que como hemos expuesto es muy suave, yo les invito a que echen su memoria hacia atrás, y recuerden que un español de bien, un ciudadano español como nosotros, llamado don José Antonio Ortega Lara, estuvo recluido en un zulo de muy pocos metros durante 532 días.
La dureza de estar recluido en casa
Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Llevamos aproximadamente dos semanas bajo el estado de alarma, y por tanto recluidos en casa, pudiendo salir solo para lo imprescindible, y en determinados casos concretos. Claro que, en esa reclusión, generalmente, no está una persona sola (aunque puede ser), sino varias, al menos dos, se puede ver TV, oír la radio, trabajar, hacer ejercicio, utilizar el ordenador, el móvil, hablar por teléfono con familiares y amigos, leer la prensa, etc.
Bueno, pues a pesar de ello se hace muy dura, hasta el punto de que algunos rompen las normas, salen a la calle y se exponen a ser multados o detenidos.
Esa es la reclusión a la que estamos obligados, pero algunos, bien porque ya estén infectados o porque hayan convivido con una persona infectada, caso de don Pablo Iglesias o don Pedro Sánchez, tienen que guardar una cuarentena, obligatoria absolutamente para todos. Bueno para todos los que sean personas decentes y cumplan con las leyes. Lo digo porque ni el Sr. Iglesias ni el Sr. Sánchez han cumplido esa cuarentena, se la han saltado olímpicamente, sin dar explicación convincente alguna, de donde se deduce que ni cumplen las leyes, por ellos establecidas, ni son decentes. Y claro el que no cumple las leyes es un sinvergüenza, y como decía un científico y escritor alemán del siglo XVIII, Christop Lichtenberg, “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Pregunto: ¿Con que autoridad moral se pude multar a una persona que rompa su cuarentena, si previamente la han roto el presidente y vicepresidente del gobierno? De toda la vida, los sinvergüenzas han sido y son chusma. Por tanto, es evidente que en el gobierno hay chusma. Unos porque lo son, siempre lo han sido, y otros porque si no han dimitido y dejado de pertenecer a ese mentiroso e indigno gobierno, viendo lo que está pasando, asumen ser ellos también chusma.
Pero volviendo a la dureza de la reclusión en casa, que como hemos expuesto es muy suave, yo les invito a que echen su memoria hacia atrás, y recuerden que un español de bien, un ciudadano español como nosotros, llamado don José Antonio Ortega Lara, estuvo recluido en un zulo de muy pocos metros durante 532 días, sin teléfono, sin radio, sin TV, sin poder hablar con nadie, sin contacto alguno con el exterior, pasando frio, hambre, enfermedades y, sobre todo, pensando que ese día podría ser el último de su vida, porque al siguiente le pegarían un tiro en la nuca. ¡Eso si es una reclusión!
No hay punto de comparación entre lo que sufrió el Sr. Ortega Lara y lo que ahora tenemos que soportar nosotros, puede que un par de meses, o quizás algo más. Ya lo sé.
Pero a mí, me ha venido a la memoria varias veces, en estos días, la reclusión del Sr. Ortega Lara, y creo conveniente que de vez en cuando la recordemos; recordemos que los que le tuvieron secuestrado no han pedido perdón, al contrario, este gobierno, de forma más o menos velada, les exculpa cada vez que tiene ocasión, lleva a TV al Sr. Otegi (del que el nefasto Zapatero dijo: ¡es un hombre de paz!), a que insulte a todo español decente, y algunos partidos políticos actuales, como parte del PSOE, Podemos, IU, Bildu, ERC, etc., siempre que pueden humillan a las víctimas del terrorismo de ETA, entre las que está el Sr. Ortega Lara.
Yo tengo ya muchos años, he visto muchas cosas en la vida, pero nada comparable a la crueldad que se cometió con el Sr. Ortega Lara, y lo peor es que hay gente, en nuestro país, que le tacha de extrema derecha, de fascista, en el momento actual. Incluso un tal Iggy Rubín, hizo un monólogo en TV, ridiculizándole y ofendiéndole.
Ese tal Iggy es, genotípica y fenotípicamente, un ser humano, pero para hacer lo que hizo, necesariamente su mente debe ser una letrina y su alma un putrefacto excremento. Mas que ser humano se podría decir, que es un pedazo de carne, no sé si bautizado, inscrito en el registro civil como ser humano. Lo único que se nos ocurre al respecto, en este momento, es decir que la maldad humana de algunos es infinita. ¡Qué desgraciados deben ser!
Aprovecho para proclamar, con toda claridad, que: “Los que dicen que el Sr. Ortega Lara es la extrema derecha, fascista, son unos mal nacidos, hijos de mala madre, miserables, despreciables, escoria, que no merecen ni el aire que respiran”.
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