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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 14 de julio de 2020

Con la cabeza gacha y sin rechistar / por Carlos Bueno


Se puede dormir con la esposa y convivir con los hijos, pero en los toros hay que separarse un metro y medio. Se puede cenar en el restaurante con los amigos, en la misma mesa, silla junto a silla, pero en los toros hay que separarse un metro y medio. Es un sinsentido que sólo favorece la paralización de la actividad taurina, pero está por verse que el sector profesional alce la voz.

Carlos Bueno
Avance Taurino - 13 Julio 2020
Con la cabeza gacha y sin rechistar. Algún murmullo entre colegas del gremio y poco más. Las autoridades usan y abusan de la tauromaquia. La usan políticamente, con fines partidistas, como arma arrojadiza, unos contra otros como si el toreo le perteneciese a alguien que no sea el pueblo. Y abusan de ella porque no la atienden como obliga la Constitución, la lógica y la ética. Porque no la tratan como al resto de actividades. La menosprecian una y otra vez después de asegurar que no lo volverán a hacer y de repetirlo mil veces. Y los profesionales agachan la cabeza y murmullan; poco más.

Se conceden ayudas a los ganaderos, pero no a los de bravo. Se pagan prestaciones a los parados, pero no a los toreros. Se permite una ocupación del 75% del aforo en espectáculos en recintos cerrados, pero se obliga a que los espectadores de los festejos taurinos mantengan un metro y medio de distancia. Y nadie rechista salvo entre colegas.

Uno puede dormir en la cama con su mujer y convivir bajo el mismo techo con sus hijos, pero en los toros deben separarse un metro y medio. Uno puede cenar en el restaurante con su pandilla de 15 amigos, en la misma mesa, silla junto a silla, pero en los toros deben separarse un metro y medio. No pretendo que nos obliguen a distanciarnos en casa ni que nos prohíban ir al bar, aunque esta normativa es un sinsentido y sólo favorece la paralización de la actividad taurina. Y está por verse que el sector alce la voz.

Falta valentía o consciencia del problema, y de nuevo son los aficionados los que reclaman que se organicen festejos ante la pasividad de la mayoría de grandes empresarios. La Asociación El Toro de Madrid ha pedido a la Comunidad madrileña que exija a la empresa concesionaria la vuelta de las corridas a Las Ventas. A los miembros de la asociación les parece preocupante que, a pesar de que en Madrid ya se permite la celebración de espectáculos con un 75% del aforo, la empresa gestora no muestre interés por programar toros hasta septiembre, siendo que, además, tiene el apoyo de la Comunidad de Madrid y recalcando que, debido a la excepcional situación, cabría revisar a la baja la condiciones económicas del pliego.

Lo dicho, a los profesionales les falta valentía para unirse y echar hacia delante de verdad, o son unos inconscientes y no ven que el problema es tan gordo que acabará engullendo a la propia tauromaquia. 

Con todos los respetos, que se den toros en Osuna, Navas de San Juan, Santisteban del Puerto, Estepona, Astorga o Ávila está muy bien, pero el toreo no se salvará en esas plazas. O se mueven los cosos importantes o se acabará lamentando que cuando había que reaccionar se agachó la cabeza y no se rechistó salvo entre colegas del gremio.

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