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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 21 de julio de 2020

Finito, genial / por Pla Ventura


Sin alientos me quedé como vengo explicando porque, en realidad, hacía muchísimos años que un torero no les cantara las cuarenta a sus propios compañeros, al empresariado y, sin duda, al sistema que tienen establecido en el que, como se sabe, el miedo por parte de todos ha sido siempre el gran dictador que les ha mantenido en silencio.

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Finito, genial

Pla Ventura
Toros de Lidia / 21 julio, 2020
Atónito me quedé hace unos días antes las declaraciones que hizo a la prensa el señor Juan Serrano Finito de Córdoba. Y digo señor porque hay que serlo en grado sumo para hablar con la contundencia que el diestro de Córdoba fue capaz de expresarse. Sin alientos me quedé como vengo explicando porque, en realidad, hacía muchísimos años que un torero no les cantara las cuarenta a sus propios compañeros, al empresariado y, sin duda, al sistema que tienen establecido en el que, como se sabe, el miedo por parte de todos ha sido siempre el gran dictador que les ha mantenido en silencio.

Finito explicó con todo lujo de detalles toda la problemática que encierra el mundillo taurino en que, el silencio, como cómplice maldito es el que ha adornado el entramado de los toros que, como muy bien explicaba el diestro de la tierra de los califas, el peor enemigo está dentro de casa porque, como se sabe, en los toros jamás ha habido unión y, ya se sabe, divide y vencerás, que era lo que siempre ansiaban los más altos dirigentes del taurinismo. Divididos no protestarán por nada, era siempre el lema y, sin duda, el axioma les funcionó de maravilla.

Los toros, como es notorio, tienen miles de enemigos externos pero que, como decía Finito, que el peor enemigo viva dentro de casa es como para ponernos a llorar sin poder contener las lágrimas porque, ¿de qué han servido esas reuniones con el ministro? ¿Y los paseos taurinos? Y tantas cosas que no vienen al caso pero que, como hemos podido ver, ha tenido que ser la maldita pandemia la que sacara todos los trapos sucios que no hemos sabido lavar desde dentro de casa.

Claro que, como decía Finito, para combatir a los enemigos externos tenemos que fundirnos todos en uno solo, lo que jamás se ha hecho en la vida de Dios, razón por la que estamos siendo atacados de forma miserable porque, lógicamente, el enemigo sabe que somos muy vulnerables, de ahí los ataques sin piedad a los que nos someten, el ninguneo por parte del gobierno y sus malditas huestes, los de PACMA y demás gentuzas que, sabedores de nuestras carencias no dudan un solo instante en atacarnos.

Justamente, desde la unión entre todos los profesionales taurinos con el apoyo de los medios de comunicación honestos y esos cientos de miles de aficionados incondicionales, todos juntos podríamos defendernos de tantos males como nos azotan; pero no, la división interna, la que al parecer sabe a la perfección ese tipo que tenemos en el gobierno al que Eduardo Inda tacha de delincuente y criminal, llamado Pablo iglesias, el muy estúpido, sigue con su cantaleta de querer eliminar los toros. A todo esto, el admirado Victorino Martín, como presidente de la Fundación de Toro de Lidia, el pobre le sigue mandando cartas respetuosas a dicho personaje que, como el mundo sabe, vive en las cloacas del estado como él mismo califica.

Como dije en el enunciado, Finito de Córdoba estuvo cumbre en sus declaraciones puesto que, las mismas son el argumento estremecedor de todo cuanto nos está ocurriendo. Ahí están las pruebas. ¿Queremos más? Para nada, las tenemos todas para desdicha nuestra. 


¿Quién podría parar a ese tipo apestoso que desde el gobierno y con la complicidad del tipo de la cara de cartón piedra, mentiroso compulsivo y criado del que le apoya? 

La única defensa que podríamos tener es la unidad, manifestarnos todos frente al Congreso para demostrar lo que somos y cuántos somos pero, nuestro gozo en un pozo; todo son individualismos que no conducen a ninguna parte y, como nos descuidemos, un día nos levantaremos con una puta ley en la que se prohibirán los toros, Cataluña es el maldito ejemplo de lo dicho que, para colmo, ya no tiene vuelta atrás. Que en el resto de España nos sucediera lo mismo debería ser motivo para lanzarnos a la calle, pero esta vez, sin pancartas, con otro tipo de artilugios para demostrarles a tantos irresponsables que no se juega con el pan de nadie y, el de los toros, está en juego, Ojo al dato.

Cuidado con Finito que, como viene siendo habitual en él, las genialidades le acompañan allí por donde camina como el otro día en Ávila en que, dada su mala suerte con el estoque, un aficionado le recriminó su actuación mostrándole la entrada que había pagado por verle. Ante la situación descrita, como quiera que el aficionado se encontraba cerca de la barrera, por ende del callejón, Finito le dijo a su mozo de espadas que cogiera 40 euros en dos billetes de veinte y se los entregara al aficionado disgustado. Así sucedió y, allí se formó tal revuelo que, la gente se puso de parte de Finito que, como tantas veces, no había tenido suerte con la espada, nada imputable a su cargo, por supuesto, a su vez que recriminaban al cicatero espectador que demostró tener muy poca clase. Pero sí, es la primera vez en la historia que un torero, ante la disconformidad de un aficionado, éste le devuelve el dinero que había pagado por su entrada. 

Para genios, el de Córdoba La Sultana, es el “viejo profesor” y se llama Juan Serrano Finito de Córdoba.

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