Señora Ministra: Haga el favor de pagar los subsidios que les corresponden.
La ministra de trabajo, que no es la que tiene que dar trabajo, se empeña en rechazar las peticiones del subsidio al que tienen derecho los artistas, el toreo así está considerado desde hace 35 años, haciendo caso omiso de ese derecho que les asiste como a tantos otros trabajadores a los que ha habido que auxiliar en estos momentos tan duros.
La ministra y el empresario
Madrid, 26 Julio 2020
No es esta una historia de amor, ni siquiera de un cotilleo de verano. Ojalá. No, es la triste historia que hemos vivido en la pasada semana.
En la misma semana hemos tenido conocimiento de cómo una y otro se empeñan en dejar sin poder comer a un grupo de personas, que para más señas son toreros. Los más perjudicados del escalafón, banderilleros, picadores, mozos de espadas, ellos que las están pasando putas para sacar adelante a sus familias, se ven discriminados por una y otro de una forma ostensible y, desgraciadamente, reiterada.
La ministra de trabajo, que no es la que tiene que dar trabajo, se empeña en rechazar las peticiones del subsidio al que tienen derecho los artistas, el toreo así está considerado desde hace 35 años, haciendo caso omiso de ese derecho que les asiste como a tantos otros trabajadores a los que ha habido que auxiliar en estos momentos tan duros.
De nada ha servido que el Ministro de Cultura manifieste que ese colectivo tiene derecho a esa protección, su compañera de gabinete ni le escucha y quien preside ese Gobierno tampoco se involucra en hacer respetar la Ley, que debería ser bandera por mucho que un miembro del Consejo de Ministros se empeñe en lo contrario. Finalmente, son muchos los que se hacen los sordos.
El colectivo ha dicho basta ya de discriminación y abandono y se ha echado a la calle a reclamar lo que es suyo, del mismo modo que lo es del resto de colectivos. No va a ser fácil que le escuchen, por mucho que se manifiesten, pues en los genes de ese Gabinete no está ninguno de los ‘Caligari’, con lo que la protección a los toros y sus profesionales raya en el más absoluto de los olvidos. De estar Jaime Urrutia en ese Gabinete, seguro que lo defendía y, además, con todo entusiasmo.
Para muchos no está bien visto ese escrache que le han hecho a la ministra en Toledo, -yo no soy amigo de proferir insultos aunque a mi por ser simplemente aficionado me hayan llamado asesino varias veces- pero es justo y oportuno decir que el partido que representa la señora ministra tiene muchos antecedentes, incluso editados manuales, de cómo ha de hacerse presión a los políticos. Claro que al final a este colectivo menor, tras tantos años de manifestaciones, agresiones e insultos por parte de otros colectivos a diversos políticos, se les verá como unos intolerantes. Y todo después de llevar esperando la ayuda más tiempo que ningún otro colectivo, ahora serán tachados de impresentables por la actuación de poco más de una docena de cabreados en Toledo. Recordemos que hasta un Presidente del Gobierno fue agredido en la calle. Lo tienen crudo y ahora mucho más. No suelen aceptar bien estas gentes los escraches ajenos.
Pero no es solo este Gobierno quien les niega el pan, un empresario taurino de campanillas, el de Madrid, les niega también la sal. Se pueden dar toros en Madrid, lo que significa que es una vía lógica y lícita de dar trabajo a tantos parados taurinos. Ese colectivo del que hablamos podía, al menos en un buen número, ver llegar salarios a esos profesionales y ya ha dicho la empresa que no lo va ni a intentar.
Señor Empresario: Haga el favor de dar toros cuanto antes en Madrid
Junto a esa empresa hay otras que tampoco se apiadan de ellos, los más desfavorecidos de la profesión taurina. El daño de la subvención reclamada es muy grande, pero el daño de no ofrecerles trabajo puede considerarse aún mayor. El proverbio chino dice aquello de ‘no le des un pez, enséñale a pescar’ y estoy seguro que todos prefieren el trabajo, aunque ahora necesitan las dos cosas. Sin perjuicio de reclamar el mismo trato que se les ha dado a otros artistas, que normalmente suelen ser ‘más artistas’ que ellos a la hora de pronunciarse a favor de quienes se encargan de dar las subvenciones, los empresarios tienen también que arrimar el hombro y demostrar sus grandes capacidades de imaginación.
Cúmplase con justicia el ‘Que nadie se quede atrás’… pero exigiendo, al tiempo, que se mire para delante.
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