Foto: Muriel Feiner
¡Sí señor! Juan Ortega ha traspasado la frontera de Madrid y se le ha podido ver durante mes y medio en tres corridas diferentes. ¿Y qué se ha visto? Se ha visto algo claro y transparente, Juan Ortega es un torero de los pies a la cabeza. De los que se cuentan con los dedos de una mano y te sobran dedos.
Juan Ortega no es torero desde ayer…
....ni en Jaén ni desde hace mes y medio en Linares. Y aquí es cuando surge la pregunta ¿Los taurinos que presumen de saber de esto, no lo sabían, no lo habían descubierto?
Antolín Castro
Madrid, 18 Octubre 2020
Lo sucedido ayer en la plaza de toros de Jaén seguramente habrá abierto los ojos a muchos, a casi todos.
Para muchos puede que sea así, para otros ese abrir de ojos se produjo en la corrida de Linares del mes de agosto y para algunos lo haya sido el pasado día 12 en Córdoba. En todos los casos, quienes hayan abierto los ojos lo han hecho acertadamente.
Quitando esas reseñas en plazas andaluzas, los aficionados de Madrid, en 2018, ya abrieron sus ojos de par en par cuando vieron torear al sevillano el día de la Virgen de Agosto. Esto no es nada nuevo, en Madrid suelen suceder estas cosas, pues es allí, en Las Ventas, donde actúan esos toreros que no gozan de los beneficios del sistema y, por tanto, no son paseados por todas las ferias. La afición de Madrid por eso es tan crítica, porque conocen a infinidad de toreros que otras aficiones no conocen ni por televisión y que, cuando los comparan con las figuras que allí actúan, saben de otros que pueden y saben hacerlo mejor. Una evidencia que no se puede pasar por alto.
En este año extraño, curiosamente, cuanto ha sucedido, casi todo, se ha podido ver por televisión y de ese modo todos hemos podido ver a todos los toreros actuantes y es ahí, en esos festejos enumerados, en los que ha actuado Juan Ortega, cuando todos han podido apreciar la clase de torero que lleva dentro el sevillano. Es decir, los aficionados han tenido la oportunidad de ver toreros que no son del circuito y comprobar que los hay mejores que los que ‘circulan’.
¡Sí señor! Juan Ortega ha traspasado la frontera de Madrid y se le ha podido ver durante mes y medio en tres corridas diferentes. ¿Y qué se ha visto? Se ha visto algo claro y transparente, Juan Ortega es un torero de los pies a la cabeza. De los que se cuentan con los dedos de una mano y te sobran dedos.
De sus formas toreras emana la más sencilla naturalidad, algo nada sencillo si no es de verdad; esa naturalidad real se transmuta en elegancia, todo ajeno a esa afectación antinatural que todo lo hace superficial, cuando no artificial. La belleza lo abarca e inunda todo sin que nadie pueda sentirse extraño. La magia del toreo te alcanza y te envuelve.
En sus manos solo hay torería y verdad, dos de los elementos que hacen viable el arte de torear. La seda del capote lo es ciertamente y deja de ser percal, mientras la franela de la muleta se hace de seda también. Y todo cuanto dejo escrito lo ejecuta con seriedad y medida y con el ajuste cabal que ha de tener el toreo, sin atajo alguno. Nada hace de cara a la galería y eso lo notan esos públicos acostumbrados a la superficialidad o al artificio, al plástico. Su toreo no es de plástico en absoluto, pero es pura plástica por la pureza y naturalidad con que lo hace.
Pero Juan Ortega no es torero desde ayer en Jaén ni desde hace mes y medio en Linares. Y aquí es cuando surge la pregunta ¿Los taurinos que presumen de saber de esto, no lo sabían, no lo habían descubierto? Eso no se aprende ni se compra en Amazon de un día para otro. Una vez más se demuestra que lo mejor no lo encuentran nunca o, en su caso, les molesta que lo podamos ver los demás y por eso nos lo ocultan durante años y años.
Es por todo ello que doy un suspenso absoluto a los que de esto vienen haciendo solo un juego trucado. Otro torero oculto por mor de intereses ajenos a la verdad. Juan Ortega ya está en esa pequeña nómina de los toreros a los que gusta ir a ver.
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