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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 17 de octubre de 2020

Morante, cuestionado / por Pla Ventura


José Antonio Morante de la Puebla no esconde su afiliación o preferencias políticas, algo que nadie debe de encubrir puesto que es un gesto de cobardía y, si la maldita izquierda que destruye España en todos los órdenes y en todos los sentidos, como le sucede a Morante que, en calidad de torero ve peligrar en grado sumo su profesión porque unos criminales la quieren destruir, ¿cómo no ser partidario de un hombre como Santiago Abascal que, además de aficionado, es un hombre de estado?

 Morante, cuestionado

Pla Ventura
Toros de Lidia / 17 octubre, 2020
Me produce una pena inmensa cada vez que leo en algún que otro medio, de extrema izquierda, claro, cuando cuestionan a Morante de la Puebla por aquello de su amistad con Santiago Abascal puesto que, en los tiempos que vivimos, horribles por cierto, solo es admisible para muchos medios que todos seamos amigos y adeptos de Pablo Iglesias o el tipo de la cara de cartón que preside el gobierno de España; no hay otra opción, o estás conmigo o contra mí.

La lógica, vista desde la perspectiva de Morante como la de cualquier ciudadano de orden, nos dicta que debemos de estar junto a las personas o instituciones que tienen orgullo del deber en su más pura acepción; sentido de la coherencia en todos los órdenes; ambición por la pluralidad de un mundo mejor; responsabilidad por parte de aquellos que nos deben de gobernar y si eso no sucede, es cuando debemos tomar otros derroteros.

José Antonio Morante de la Puebla no esconde su afiliación o preferencias políticas, algo que nadie debe de encubrir puesto que es un gesto de cobardía y, si la maldita izquierda que destruye España en todos los órdenes y en todos los sentidos, como le sucede a Morante que, en calidad de torero ve peligrar en grado sumo su profesión porque unos criminales la quieren destruir, ¿cómo no ser partidario de un hombre como Santiago Abascal que, además de aficionado, es un hombre de estado?

Durante casi veinte años, el mandato que tuvo Felipe González como dirigente de izquierdas, jamás torero alguno cuestionó el líder andaluz que, lleno de carisma y sentido de estado, nunca albergó la más mínima duda por aquello de las prohibiciones en todos los órdenes como nos sucede con esta izquierda radical actual que, ni respetan a los demás y, a su vez, quieren que todos seamos vasallos de su dictadura. Es decir, en aquellos años –y no me remonto hacia atrás porque a más de un retrasado mental le daría un síncope- nadie cuestionó a la fiesta de los toros y, toreros y aficionados todos éramos felices en aquellos maravillosos encuentros que teníamos en nuestras plazas de toros, pasando, como se sabe, tardes inolvidables junto a nuestros diestros preferidos.

Como es lógico y normal, no ya Morante, dudo que exista un solo torero en el mundo que sea adepto de un partido que quiere acabar con la fiesta de los toros, es decir, dejarles sin el sagrado pan que se ganan jugándose la vida. 

Es mi caso, sin ir más lejos, si viera que alguien me quiere arrebatar mi pan –mi trabajo- no dudaría un segundo en cagarme en todos sus muertos, pensamiento que, imagino que tendrán todos los toreros preocupados al comprobar que, una maldita decisión política les pueda dejar sin su sustento, cosa que ya sucedió con Serafín Marín en Cataluña cuando un grupo de criminales erradicó para siempre la fiesta de los toros en aquella hermosa región de España.

Sin embargo, esa apestosa izquierda con una España destrozada por la pandemia, con cientos de miles de puestos de trabajo perdidos, con miles de empresas cerradas, con millones de personas viviendo en el umbral de la pobreza y, como dato más relevante, a Podemos y los sociatas, les preocupa la fiesta de los toros y, en su “bondad”, ahora intentan prohibir que los jóvenes acudan a los toros para preservarles del “salvajismo” que contiene la fiesta de los toros.

Definitivamente, hemos perdido el cerebro. Queda más que demostrado que, para estar en política, en este caso en el gobierno, hay que ser ruin, criminal, apestoso y, ante todo, que nunca les importe el ser humano como tal. A las pruebas me remito. Insisto, con todo lo que tenemos encima, algunos cafres que viven de los impuestos que paga Morante por sus actuaciones en los ruedos, al igual que hacemos todos los españoles de bien, siguen cuestionando al artista de La Puebla porque se dedica a esa profesión tan “criminal” llamada la fiesta de los toros.

Sin duda alguna, la cruel izquierda, para echar cortinas de humo ante la realidad en que vivimos, son auténticos especialistas. Los grandes problemas no hay que abordarlos, la situación caótica que reina en nuestro país a estas gentuzas no les importa para nada porque ellos no van a los mercados para hacer la compra, ni hacen cola en la centros médicos, ni en las oficinas del paro, ni sufren ertes, ni acuden a Cáritas para que les den una bolsa de comida; como digo, la gran hecatombe que reina en España, eso es pura broma, lo que de verdad importa es acabar con la fiesta de los toros y promocionar todo lo que huela a mariconeo y demás asuntos estrafalarios. Ser okupa quedándote con la vivienda de otra persona, eso es lo que aplaude esa bestia llamada Iglesias y sus socios de gobierno pero, que esa vivienda haya sido comprada con el sudor de muchos años de una persona, eso les suda los cojones; lo que priva es la delincuencia de todos los órdenes. ¿Queréis más pruebas? Eso sí, Morante sigue cuestionado.

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