Según el sitio web de la oficina vaticana, la moneda creada por Luigi Oldani “representa a una madre cargando la Tierra, a la que debemos cuidar y amar como si fuera una hija, con largas espigas de trigo en el pelo, en una referencia cruzada entre pasado y futuro que se vuelve atemporal, por lo tanto eterna”.
No acordarse del espectáculo producido en el Vaticano hace un año es muy difícil. Durante el sínodo de la Amazonía la protagonista fue sin duda la ‘Pachamama’, una deidad andina, la Madre Tierra, identificada con la fertilidad. A pesar de que el sínodo estaba centrado en la Amazonía, en el inicio del mismo y durante una ceremonia en los jardines vaticanos se adoró -o por lo menos lo pareció- a unas figuras que más tarde el propio Papa llamó ‘pachamamas’, causando un escándalo tremendo.
Más tarde unos jóvenes lanzaron esos objetos al Tíber, algo que lamentaron varios prelados, entre ellos el Santo Padre, que celebró que la policía las encontrara, unos días después.
Pues que quieren que les diga, que el Vaticano saque esta moneda ahora suena, como poco, a cachondeo. El mismo que tuvo lugar hace tres años cuando el Vaticano, para conmemorar la reforma Luterana, le dedicó al monje agustino un sello. Que el Vaticano homenajeara así a uno de los hombres que posiblemente más daño ha hecho a la humanidad dejó perplejos a no pocos católicos.
En esta ocasión se conmemora el 50 aniversario del Día de la Tierra (¿?). Y no se les ocurre otra cosa que poner a una indígena embarazada con la Tierra como hijo gestante. Qué cosas.
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